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Conclusiones

Aunque en los últimos trece años se han realizado importantes esfuerzos por promover cambios en la situación social y económica de las etnias originarias del país, estos no han tenido resultados significativos ni han sido suficientes para enfrentar los problemas que la temática indígena plantea.
Las posibles explicaciones de los bajos logros en el ámbito del desarrollo económico y social de los pueblos indígenas provienen de dos esferas: por un lado, de las instituciones gubernamentales vinculadas al mundo indígena y las relaciones que establecen éstas con los pueblos originarios; por otro lado, la esfera de las relaciones económicas entre las comunidades indígenas y el entorno que las rodea, incluyendo prominentemente a las grandes empresas.

Instituciones gubernamentales y su relación con el mundo indígena
Los principales problemas en esta esfera derivan de las insuficiencias en la institucionalidad vigente para generar estrategias de desarrollo sociales y económicas en las etnias originarias. Los problemas institucionales afectan tanto a los mecanismos como a las organizaciones creadas por la Ley 19.253 para enfrentar la temática indígena.
En lo referente a los mecanismos utilizados para promover estrategias de desarrollo indígena, los principales problemas están en la rigidez que caracteriza a los fondos que administra la CONADI y en la falta de pertinencia de las políticas sociales dirigidas al mundo indígena.
El Fondo de Tierras y Aguas Indígena (FTAI) ha demostrado ineficacia para incrementar los ingresos y la productividad de las actividades agrícolas de las personas, familias y comunidades beneficiadas.
A su vez, el FTAI genera conflicto al carecer de una delimitación temporal de su ámbito de acción. La política de tierras que este fondo sustenta ha causado un aumento de las demandas por reivindicaciones territoriales, transformándolo en un mecanismo insostenible a largo plazo.
El Fondo de Desarrollo Indígena (FDI) ha actuado predominantemente como una herramienta de promoción y fortalecimiento productivo, dejando de lado la dimensión social necesaria para obtener una mejora efectiva y sostenible en la calidad de vida. Para mejores resultados, es necesario entregar a las comunidades las herramientas para que incrementen su capital social.
El Fondo de Educación y Cultura (FEC) a diferencia de los dos fondos anteriores, no se encuentra establecido en la Ley 19.253, aunque las acciones que promueve se encuentran delimitadas en ésta.
Cabe señalar la desigual distribución de la inversión pública en estas materias. De los 24.762 millones de pesos que el Estado invierte en políticas públicas orientadas al mundo indígena (suma del presupuesto de la CONADI y el de los programas ministeriales que trabajan en el tema[13]), gran parte de los recursos son destinados al FTAI, mientras que un porcentaje menor es dirigido a invertir en educación y salud.

Cuadro 6.1: Partidas de Inversión Pública Indígena*(2003)

Partida
$ (Millones)
%
Fondo de Tierras y Aguas Indígena (CONADI)
14.530
58,7%
Becas Indígena (MINEDUC)
4.155
16,8%
Gastos Administración y Operación CONADI
2.613
10,6%
Fondo de Desarrollo Indígena y Otros (CONADI)
2.163
8,7%
Salud Indígena (MINSAL)
720
2,9%
Educación Intercultural Bilingüe (MINEDUC)
441
1,8%
Programa Traspasos de Tierras Indígenas (BB.NN)
140
0,6%
Total
24.762
100%

Fuente: Informe de Ejecución Presupuestaria 2º Semestre 2003 (DIPRES)
Los fondos que la CONADI destina a educación y cultura se encuentran bajo el Ítem “Transferencias a Privados” (Fondo Desarrollo Indígena y Otros), diferenciándose de la inversión que realiza el MINEDUC en becas. El año 2002 CONADI invirtió sólo 50 millones de este Fondo en Educación y Cultura, demostrando que en la actualidad existen escasos recursos para la preservación de las culturas originarias y el traspaso de éstas a las nuevas generaciones indígenas.
Sin embargo, los fondos y los recursos involucrados en ellos no son el único problema. La descoordinación institucional y la falta de pertinencia de las políticas sociales indígenas producto de la escasa participación de éstos en la toma de decisiones, también es una realidad. El Sistema de Educación Intercultural Bilingüe y la integración de los conocimientos indígenas en la prestación de servicios de salud han implicado avances en estas materias, aunque la inversión realizada en ellos es relativamente baja.
Respecto a las organizaciones que crea la Ley 19.253, el conflicto radica principalmente en el rol dual que tiene la CONADI. Esta corporación es el organismo central creado por la ley indígena; sin embargo ella representa simultáneamente los intereses del gobierno y de las etnias originarias. Tal conflicto plantea la necesidad de una diferenciación funcional y la consiguiente conformación de organismos gubernamentales independientes de los organismos indígenas.

La relación entre las comunidades indígenas y su entorno económico, especialmente las grandes empresas
La relación entre ambos actores sociales ha estado marcada por continuas tensiones, prevaleciendo la idea en amplios sectores de la sociedad de que los intereses de ambos grupos son contrapuestos e irreconciliables. Sin embargo, hay destacadas experiencias que han demostrado lo contrario. Una relación armónica entre empresas y comunidad es posible y puede traer beneficios mutuos. Ejemplo de ello son Minera Escondida y CODELCO, que han demostrado que acciones que consideren a la comunidad y al medio ambiente pueden ser compatibles con buenos resultados económicos y competitividad internacional.
Para mejorar la relación entre las empresas y las comunidades indígenas aún existe un largo camino por recorrer. Las tensiones se producen principalmente por el uso de los recursos naturales y el significado distinto que le atribuyen a ellos cada una de las partes. Mientras las empresas ven los recursos naturales como insumos en su proceso de producción, los pueblos indígenas los consideran como elementos centrales de su cosmovisión.
Las lógicas diferentes entre empresas y comunidad también se manifiestan al momento de interactuar. La empresa responde ante las contingencias que enfrenta en su entorno con acciones concretas de corto plazo, normalmente infraestructura. Sin embargo, la comunidad –desde la lógica tradicional- agradece las acciones concretas de corto plazo, pero también espera una interacción con la empresa a largo plazo.
Es necesario que las empresas que enfrentan tales conflictos reconozcan estos fenómenos, tomen una postura de respeto hacia las culturas preexistentes y realicen acciones destinadas a mejorar sus vínculos con la comunidad desde una visión de más largo plazo.
Muchas veces acciones que son marginales para las empresas, como la compra de algunos insumos, tareas de mantención, el arriendo de maquinaria agrícola para las comunidades rurales donde se insertan, son consideradas por las comunidades elementos claves en su relación y percepción de la empresa, así como pueden contribuir a fortalecer la interdependencia entre la comunidad y la empresa, donde ambos se defiendan mutuamente porque tienen intereses comunes.

[13]El presupuesto correspondiente al Programa Orígenes (BID-MIDEPLAN) no fue incorporado dada su naturaleza temporal.