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Propuestas

A partir del diagnóstico realizado se plantean propuestas para mejorar el desarrollo social y económico de las comunidades indígenas, respetando la identidad y cultura de las etnias. Estas propuestas deben ser comprendidas como una unidad aunque serán expuestas en tres ejes relacionados con los nudos de conflicto existente entre los actores sociales involucrados.

Eje 1: Renovación de la institucionalidad indígena vigente
Las instituciones relacionadas con el mundo indígena deben ser pertinentes con las necesidades que los pueblos originarios poseen y manifiestan. Para ello es necesario:
  1. Crear un Fondo General Indígena (FGI)
El Fondo General Indígena (FGI) integraría en un solo organismo todos los fondos de financiamiento asociados con el mundo indígena (Fondo de Tierras y Aguas Indígenas, Fondo de Desarrollo Indígena, Becas Indígenas), así como los recursos involucrados en programas gubernamentales para pueblos indígenas pero ajenos a la CONADI (Becas, Educación Intercultural Bilingüe, Salud Indígena, etc.).
Este fondo tendría la ventaja de permitir una asignación flexible de los recursos de los fondos según las áreas que los mismos pueblos prioricen a través del Consejo de los Pueblos Indígenas que se describirá en el punto siguiente, o a través de sus capítulos regionales o locales según el consejo establezca.
Debería por sobre todo privilegiarse la propia opción de las comunidades, grupos y familias indígenas, respetando sus preferencias a la hora de asignar los recursos. Por ejemplo, son las propias familias indígenas las que deberían poder decidir si los recursos que se les entregarán los quieren invertir en tierras, cultura, vivienda, o en educación y capacitación para sus miembros. Sin perjuicio de esta autodeterminación, se sugiere aumentar la inversión en el área educación debido a la necesidad de inversión en capital humano y a la baja productividad de las tierras traspasadas a través del FTAI.
El FGI debería contemplar un significativo aumento de los recursos invertidos en los pueblos indígenas. Sin considerar los montos destinados a la Jornada Escolar Completa (que no discriminan por etnia), los distintos fondos indígenas suman recursos por unos $25.000 millones. Proponemos inicialmente un aumento de 40% en estos recursos, del orden de $10.000 millones por año, destinando al menos el 50% de estos recursos adicionales a programas de educación y capacitación. Esto permitiría más que doblar los recursos que hoy se destinan a estos fines. El monto exacto del aumento de recursos, en todo caso, debe ser determinado de acuerdo a las disponibilidades de fondos públicos y la prioridad que se le dé a este mecanismo, probablemente en una forma gradual.
Para incentivar la participación del sector privado en el apoyo a la educación y capacitación de los pueblos indígenas, se propone extender los beneficios de la Ley Valdés[14] a toda donación que tenga como fin apoyar la educación y capacitación de los pueblos originarios.
En el plano de entrega de tierras se recomienda:
La puesta en marcha del FGI requiere de fusionar todos los fondos que hoy existen en legislación vigente. La definición de cantidad de recursos que se asignarán a cada fin dependerá del Consejo de Pueblos Indígena (que se describe posteriormente). El uso y ejecución de estos fondos debe garantizar una coordinación adecuada con los programas indígenas que ejecuten ministerios y servicios distintos a CONADI. En principio, los fondos que lo integrarán deben incluir al menos:

  1. Crear el Consejo de los Pueblos Indígenas (CPI)
El CPI debe ser un organismo indígena representativo e independiente de las instancias gubernamentales, cuyo objetivo será aumentar la participación indígena en la toma de decisiones sobre las políticas públicas que les competen. El CPI debería ser un organismo de consulta obligatoria para la toma de decisiones en políticas públicas y uso de recursos vinculados a la realidad indígena. Este consejo tendría las siguientes funciones:
La creación de este organismo no es tarea fácil, porque requiere de reformas constitucionales y de voluntad política para la creación de un Registro Electoral Indígena que asegure la elección democrática de sus representantes y fortalezca los sistemas de representación tradicional vinculados a conceptos territoriales propios o tradicionales.
En términos operativos se recomienda descentralizar la operación para garantizar la representación y priorización que tienen las diversas comunidades indígenas del país.

  1. Definir CONADI como instancia gubernamental
La CONADI debe ser un organismo exclusivamente gubernamental y como tal debe ejecutar y gestionar las políticas dirigidas hacia el mundo indígena. Además de actuar como organismo técnico-ejecutor de un cierto número de iniciativas, esta entidad tendrá como función la coordinación de todas las iniciativas que actualmente desarrolla el gobierno hacia los pueblos originarios.
Redefinir esta institución implica el desarrollo de acciones gubernamentales más eficientes y eficaces para enfrentar el tema indígena.
Como organismo dependiente del poder central, la CONADI trabajaría en colaboración con el Consejo de los Pueblos Indígenas de Chile.
Eje 2: Adecuación de las políticas públicas a la realidad indígena
Las políticas sociales dirigidas a los pueblos indígenas deben considerar las características culturales y tradiciones de estos pueblos de modo de ser herramientas pertinentes a la realidad social que enfrentan.
a- Incorporar a individuos o grupos indígenas en la ejecución de los programas sociales orientados a los indígenas
Para dar mayor pertinencia a las políticas de gobierno, un primer camino es fomentar la participación directa de individuos o grupos indígenas en la ejecución de los planes, proyectos y programas del gobierno dirigidos al mundo indígena. Se plantea así generar una base más amplia de prestadores de servicios sociales y profesionales de origen indígena. Este mecanismo puede ser implementado en algunas áreas principales:
Área educacional
Se propone promover el desarrollo de Sostenedores de Escuelas que tengan origen indígena, de tal manera que aseguren la preservación de las culturas originarias y la formación de las nuevas generaciones en el marco de sus tradiciones.
Estos sostenedores funcionarían en aquellos sectores con un alto porcentaje de población indígena y deberían pertenecer a la comunidad en la que están ubicadas las escuelas.

Área salud
Se plantea integrar machis, chamanes o curanderos indígenas en los consultorios insertos en comunidades con un alto porcentaje de población perteneciente a etnias originarias. Ellos deberán trabajar en conjunto con el personal de salud de cada consultorio y pertenecer a la comunidad donde éste se ubica.

Área vivienda
Se propone abrir espacios para que pequeñas empresas constructoras indígenas postulen a la construcción de viviendas sociales destinadas a pueblos originarios. Se propone otorgar algún tipo de estímulo a aquellas empresas insertas en la comunidad donde las viviendas serán edificadas.

Área de desarrollo territorial

Se propone formular instrumentos de ordenamiento y desarrollo territorial basados en conceptos territoriales indígenas, con el objeto de articular procesos de desarrollo culturalmente pertinentes, además de generar entre otros, planes reguladores regionales, que articulen el ordenamiento territorial existente con territorios de desarrollo indígena tradicionales e identidades territoriales. Estos planes deberían tener presente el valor de la ruralidad y considerar la preservación de la misma, mediante la implementación de equipamiento y estrategias adecuadas.

La incorporación de indígenas en la ejecución de las políticas sociales requiere de esfuerzos institucionales orientados a:
-Capacitar: Los individuos o grupos indígenas que se incorporarán a la oferta pública deben ser capacitados en la entrega de los servicios que proporcionarán, para que las prestaciones que otorguen sean de calidad. Las capacitaciones permiten entregar a las comunidades indígenas las herramientas necesarias para que enfrenten sus problemáticas desde la tradición en forma adecuada.
- Flexibilizar la regulación vigente: Las regulaciones institucionales deben flexibilizarse para permitir el ingreso de indígenas a los sistemas institucionales. Ejemplos de ellos son:
- Discriminar positivamente el contrato de prestadores de servicios de origen indígena: Es necesario favorecer en concursos y fondos públicos a los grupos indígenas que deseen participar de la ejecución de políticas sociales en su comunidad. Esto se puede lograr mediante la entrega de un puntaje adicional a estos grupos en los procesos de postulación. Programas manejados por FOSIS e INDAP, y el SERVICIO PAIS son candidatos naturales a fortalecer la presencia de profesionales indígenas en la implementación de sus proyectos.
Las empresas que operan en comunidades indígenas también deberían operar con mecanismos de discriminación positiva contratando a empresas indígenas de la comunidad. Esto es especialmente relevante en el sector forestal, que subcontrata buena parte de sus necesidades de servicios con empresas externas. En una primera etapa, podría pensarse que la discriminación positiva equivalga a preferir, en igualdad de condiciones, a empresas locales, y en especial a aquéllas de pueblos originarios.
b- Capacitar y sensibilizar a funcionarios públicos y privados en la realidad y cultura indígena
Para favorecer y facilitar la relación del mundo indígena con los servicios públicos y empresas privadas, se propone ampliar los programas de capacitación para funcionarios no-indígenas en cuestiones del mundo indígena. Esto ayuda a disminuir la brecha cultural y dar mayor pertinencia a la ejecución de programas y comprensión del quehacer indígena.
No cabe duda que los pueblos indígenas saben más del mundo no-indígena, que vice versa. Es momento que los empleados públicos y privados comprendan mejor a sus “clientes” para entregar un servicio mas apropiado.
Al igual que el punto anterior, se sugiere que sean preferentemente individuos y grupos de origen indígena quienes se hagan cargo de esta capacitación.
c- Considerar el financiamiento de la “pertinencia” de las políticas públicas dirigidas al mundo indígena
Acá nos referimos a los programas públicos de acceso universal, más allá de los programas dirigidos concretamente a los pueblos indígenas. A veces puede resultar más eficiente darle pertinencia a un programa público existente que inventar uno nuevo. Ello puede requerir de una inversión adicional en tiempo de los profesionales, en plazos de ejecución, o en recursos financieros.
Se sugiere reservar dineros del FGI para que se establezcan convenios con organismos públicos en que -aprovechando los programas básicos de acceso general a toda la población- ellos se modifiquen y mejoren para atender la población indígena. De esta manera, la capacidad de inversión del FGI se multiplica, ya que solo aporta el margen faltante, mientras el grueso de la inversión proviene de fondos sectoriales.
El Consejo de Pueblos Indígenas ayudará a decidir cuánto y cómo invertir en estas materias, al mismo tiempo que fiscaliza su ejecución y se preocupa que la intervención sea coordinada adecuadamente.
Eje 3: Certificación técnica, social y ambiental en actividades de uso intensivo de recursos naturales
Se propone aprovechar y potenciar los beneficios de la relación entre las empresas de este rubro y las comunidades en las que están insertas. Para el logro de este objetivo la principal herramienta es el fomento de la Certificación Técnica, Social y Ambiental. Este mecanismo genera beneficios a la comunidad al asegurar que la actividad productiva sea respetuosa de la realidad económica, cultural, social y ambiental de las comunidades. Al mismo tiempo beneficia a la empresa otorgándole ventajas para enfrentarse al mercado internacional y dando mayor sustentabilidad a sus operaciones locales. Esta triple certificación es un instrumento muy poderoso que permitirá disminuir tensiones y aprovechar ventajas entre empresas y comunidades, al poner bajo un lenguaje común las visiones de ambas realidades.
Algunas de las iniciativas a seguir para el logro de esta certificación son:
Para que esto funcione, se necesita una institución idónea, como la Fundación Chile, que establezca los estándares de certificación con la participación de entidades publicas y las empresas privadas. En el caso forestal, se esta desarrollando en forma muy auspiciosa la certificación CertforChile, la que establece nueve áreas de acción:
(1) Planificación y Objetivos de Largo Plazo,
(2) Biodiversidad y Ecosistemas Naturales,
(3) Productividad y Mantención,
(4) Protección del Suelo y el Agua,
(3) Comunidades Locales,
(4) Pueblos Indígenas Cultura Tradicional,
(5) Trabajadores Forestales y Relaciones Laborales,
(6) Aspectos Legales y Acuerdos Internacionales y
(9) Monitoreo y Control de Recursos.

Para cada una de las áreas de acción, se establecen criterios, metas e indicadores de logro. La generalización de esta iniciativa implica un cambio en muchas de las prácticas que caracterizan a la operación forestal. Si bien algunas empresas ya están implementando cambios, la certificación independiente impone reglas iguales para todos y mejora la actividad forestal en su conjunto. La transición implica la colaboración de todos los actores, jugando un rol clave la capacidad y responsabilidad que demuestren los prestadores de servicios locales y la comunidad.

A continuación se presentan algunas iniciativas complementarias, que ayudarían a mejorar la relación de las empresas con las comunidades locales y que –en algunos casos- son requisitos para la certificación ambiental, social y productiva a que nos referimos:
Para lograr que las empresas dedicadas a estos rubros adopten voluntariamente este tipo de prácticas se propone generar incentivos que promuevan la obtención de estos por parte de las empresas. Un camino posible es que fondos estatales de fomento productivo (FONTEC, FONDEF, CORFO, FIA y otros) o de promoción de exportaciones (PROCHILE) favorezcan a las empresas que cuenten con la certificación pertinente.

[14] La Ley Valdés establece que el 50% de ciertas donaciones se puede rebajar directamente de impuestos, y el otro 50% se puede deducir de gastos.