3.
Verdad Histórica
3.1.
Breve caracterización geográfica de la Comuna
Ollagüe
El
espacio en el cual se asienta la mayor cantidad de personas autoreconocidos como
quechuas y con el cual éstas poseen un vínculo ancestral, es el
territorio comprendido por la Comuna de Ollagüe, perteneciente a la
Provincia de El Loa y ubicada en el extremo noreste de la II Región de
Chile. Esta comuna limita al norte y noroeste con la Región de
Tarapacá, desde la cumbre del Volcán Olca hasta el cerro
Alconcha; al oeste con la comuna de Calama, desde el cerro antes mencionado
hasta el volcán San Pablo. Al sur nuevamente con la misma comuna, en una
línea que va desde el volcán San Pablo, pasando por el cerro Lay
Lay, hasta el Inacaliri. Al este limita con Bolivia. Sin embargo, cabe mencionar
que debido a diferentes procesos migratorios, un importante número de
quechuas se encuentra asentado en la ciudad de Calama y reconocen a
Ollagüe como su lugar de origen, razón por la cual a
continuación presentaremos brevemente algunas de las
características más importantes de su geografía.
Este
territorio en su totalidad está ubicado en altura, presenta grandes
amplitudes térmicas diarias debido a su alto índice de
continentalidad y se caracteriza por tener importantes precipitaciones en verano
(desde Diciembre a Febrero) y no así durante el invierno. En esta zona se
aprecia un alto índice de endorreismo, posible de explicar por las
extraordinarias condiciones de aridez, debido a la incidencia que ejerce la
distribución longitudinal del relieve en la obstrucción de la
humedad atmosférica costera y por el alcance de las lluvias
altiplánicas, que son la única fuente de escurrimiento
superficial, junto con las acumulaciones de nieve ubicadas a lo alto de la
precordillera y cordillera. Los sistemas de drenaje presentan como nivel de base
local los salares, a consecuencia de la obstrucción que ejercen las
precordilleras para el escurrimiento al océano.
Los
límites de la comuna están bordeados por cerros y volcanes
desarrollados en dirección Norte-Sur, cuyas alturas fluctúan entre
los 4.831 m.s.n.m., en el cerro Alconcha, y los 6.176 m.s.n.m. en el
volcán Aucanquilcha, destacando siempre los conos volcánicos por
su mayor altura. El área central presenta una zona baja, extendida en
sentido sur a noreste, que se ve rodeada por dos cadenas volcánicas,
donde se ubican los salares de Ascotán, San Martín o Carcote y
Ollagüe. Están serparados por una línea de cumbre que arranca
desde el Cerro Chela por el este hasta el cerro Canchajapichina por el oeste.
Así, el cordón planiforme del este actúa como biombo
orográfico entre los planos inclinados del oeste y los salares
prealtiplánicos (Gundermann y González 1993; Romo 1998). Desde los
puntos más altos de los faldeos volcánicos surgen numerosas
quebradas como las de Amincha, Cuevitas, El Aguilucho, El Quince, El Inca, etc.,
algunas de las cuales drenan temporalmente la cuenca Ascotán-Carcote.
Existen además un importante número de lagunas superficiales como
Cuchicha, Aguas Calientes y Luna, producto de la dinámica propia de los
salares.
Se
identifican varios subsectores en esta comuna, siendo los más evidentes
aquellos conformados por el sistema de salares escalonados en un sentido de sur
a noreste, Ascotán, San Martín o Carcote y Ollagüe, los
mismos que fueron ocupados desde momentos prehispánicos con fines de caza
y que en algunos sectores siguen siendo usados en sus orillas con fines
ganaderos. Destacan estos sectores por la presencia de bórax en sus
superficies, material que continúa siendo explotado hoy en día.
Los otros subsectores rodean o prolongan a los anteriores, uno de ellos se ubica
al norte de la comuna y contiene las localidades de Cosca y Puquios,
caracterizada por su uso ganadero, la presencia de llareta y de azufre en una de
sus cumbres. El segundo, localizado hacia el sur, comprende desde la Pampa de la
Perdiz hasta Inacaliri, destacando la actual ausencia de llareta por la sobre
explotación, así como algunos sectores ricos en azufre; en este
sector hasta hace unos años se criaban animales menores. El tercero es un
sector periférico constituídos por los cerros y volcanes que
cierran la comuna por el este y oeste, donde se encuentran importantes
yacimientos de azufre (volcanes de Aucanquilcha y Santa Rosa) además de
llaretales ahora agotados; es posible identificar sectores de uso ganadero que
aún siguen siendo aprovechados por algunas familias (Gundermann y
González 1993).
Cabe
destacar que actualmente se siguen aprovechando desde el punto de vista
agrícola las quebradas de Puquios, Cohasa, el Inca, Caichape y Amincha,
correspondiendo dicha producción a un autoabastecimiento de tipo
familiar. Siendo, sin duda, la ganadería la actividad económica
tradicional más importante de la zona, caracterizándose por una
movilidad estacional que involucra a los subsectores antes descritos,
además del sector de Chela, correspondiente a la comuna de Calama pero
que desde tiempos antiguos integra el espacio de ocupación de esta
población.
3.2.
Historia del poblamiento humano en la zona
Entregar
una breve reseña de la ocupación humana asentada en Ollagüe
desde sus inicios, es ciertamente una tarea compleja, sobre todo si consideramos
la desinformación existente acerca de los procesos prehispánicos
que se dieron en este territorio, siendo posible su reconstrucción
sólo a partir de los trabajos pioneros realizados por Leandro Bravo en la
localidad y por la utilización de la información aportada por las
investigaciones efectuadas en zonas aledañas, además de datos
aislados entregados por algunos arqueólogos. En cuanto al período
colonial también se cuenta con escasa información al respecto,
habiéndose articulado dicha información gracias a los trabajos
efectuados en zonas cercanas. El período histórico se
articuló en base a la información entregada por Bravo (s/f. Ms),
Gundermann y González (1993) y Romo (1998). Lo anterior demuestra la poca
preocupación que se ha tenido por conocer la historia de este territorio,
situación que se quiere revertir en un futuro próximo por la
importancia que tiene para la actual Etnia Quechua contar con dicho
conocimiento.
3.2.1
Período Prehispánico
Considerando
los escasos antecedentes que se tienen sobre la ocupación
prehispánica del altiplano de Ollagüe, es posible plantear que hacia
los 5.000 a 4.000 a. C. pequeñas bandas de cazadores recolectores
usufructuaban de los recursos ofrecidos por los sistemas de salares y quebradas
de la zona. Vestigios culturales de esta etapa de desarrollo han sido
encontrados en las antiguas playas de los salares de San Martín y
Ascotán, así como en las vegas y lagunas de Cuchicha, Aguas
Calientes, Sapunta y Luna asociadas a los salares antes mencionados (Le Paige
1958; Bravo s/f Ms; Núñez 1965; Cárdenas 2000Ms),
además de quebrada del Inca (Núñez 2002 Com. Pers). Al
parecer, fueron estos espacios los que articularon la movilidad de estas bandas
de cazadores recolectores, ya que sería en estos lugares donde
podían cazar camélidos silvestres y aves acuáticas,
además de obtener diferentes recursos vegetales para recolectar. Es
posible que la movilidad estacional de dichas poblaciones haya alcanzado
sectores como la cuenca del Loa, el altiplano de Lípez y/o las
inmediaciones del salar de Uyuni, ocupándose desde ese entonces este
espacio como un sector de conexión de diferentes pisos ecológicos.
Posteriormente,
en momentos en los cuales la subsistencia de estas poblaciones deja de depender
de lo que el medio ambiente le ofrece, gracias al largo proceso de
domesticación de plantas y animales, es posible que la zona de
Ollagüe haya sido ocupada, de manera dispersa, por grupos de pastores
vinculados culturalmente con aquellos asentados en el altiplano boliviano
colindante. Así mismo, este territorio pudo ser transitado por las
primeras caravanas de llamas que transportaban productos hacia la cuenca del Loa
y San Pedro de Atacama o por aquellas que venían desde dichos lugares
hacia la meseta altoandina (Núñez y Dillehay 1978).
Una
vez consolidado el sistema de vida agropastoril en este territorio, entre el 900
al 1.380 d. C. se continuó ocupando el sector oeste del salar de San
Martín, específicamente las vegas y lagunas de Cuchicha, Caichape,
Sapunta, Carcote, Laguna Verde y Luna, aunque esta vez dichos espacios
--además de la caza de guanacos y avifauna-- aseguraron la supervivencia
y reproducción de los rebaños de llamas y alpacas (Bravo s/f Ms;
Cárdenas 2000Ms). También se ocupó la quebrada de Cohasa,
donde se construyeron depósitos de almacenamiento, y presumiblemente la
quebrada del Inca donde pudo realizarse una explotación agrícola
menor, al igual que en la de Puquios. De acuerdo al tamaño y cantidad de
los sitios arqueológicos encontrados para este período, la
población asentada en este sector parece no haber sido
numéricamente importante, seguramente debido a que se trataba de espacios
pastoriles periféricos con relación a aquellos territorios
ubicados en el norte de Lípez, con cuya población se encontraban
culturalmente emparentados los pastores de Ollagüe. De este modo, a
diferencia del sistema estanciero ollagüino, en Lípez se habitaron
aldeas de mayor y menor envergadura y estancias dispersas a lo largo de la
meseta altoandina, a las que se suman algunos
pukaras
o sitios defensivos ocupados en momentos de tensión y conflicto social
(Arellano y Berberián 1981; Nielsen 1999). Respecto a todo lo anterior,
es importante mencionar que la información etnohistórica plantea
que en este período de tiempo, el altiplano de Lípez --integrado
también por la puna ollagüina-- se encontraba habitado por
poblaciones de habla aymara y al parecer en menor medida por otras lenguas:
puquina y/o uruquilla, las que sólo posteriormente conocerán el
quechua con la llegada del Inca (entre otros Martínez 1992; Castro 1998).
Es
plausible postular que es en esta etapa cuando más claramente se
visualiza a Ollagüe como un territorio de frontera cultural entre los
atacameños y las poblaciones altiplánicas, así como un
espacio de comunicación entre estos grupos y de articulación de
áreas económicamente complementarias. En este sentido, las
evidencias arqueológicas confirman la presencia de gente originaria del
altiplano de Lípez en el Loa Superior y en las quebradas adyacentes al
Salar de Atacama, asentadas de manera temporal o más establemente para
acceder a los recursos de estas zonas ecológicas. También se
encuentran algunas evidencias de la presencia atacameña en la meseta
alltoandina, por lo que es posible plantear que la movilidad de estas
poblaciones fue en ambas direcciones (Fernández 1977; Aldunate y Castro
1981; Schiappacasse et. Al. 1989; Ayala 2000). En este contexto, Ollagüe
pudo operar como uno de los sectores de tránsito de las caravanas de
llamas que llevaban y traían productos de estas zonas, conectando
así a las poblaciones costeras, vallunas, de oasis y altiplánicas
que ocupaban la actual Región de Antofagasta en Chile y el Departamento
de Potosí en Bolivia (Núñez y Dillehay 1978).
En
distintas momentos del siglo XIV, estas poblaciones del altiplano de
Lípez y de la Región Atacameña se ven envueltas en el
proceso de expansión del Tawantinsuyu, el cual se observa claramente en
los tramos del camino del inca y en la presencia de su patrón
arquitectónico en asentamientos locales y/o en otros construidos a su
llegada a estos territorios; las evidencias de dicho proceso también son
vistas en los patrones funerarios, la cerámica utilizada y los tejidos
que forman parte del vestuario de estos grupos humanos, además de otros
indicadores materiales (entre otros Aldunate 1993; Castro 1992; Castro et. al.
1993; Adán y Uribe 1995 y 1999; Nielsen 1999). En Ollagüe se
encuentran vestigios de la presencia incaica en las quebradas de Cohasa y El
Inca, destacando la primera por haberse identificado allí el entierro de
un individuo con ofrendas de tejidos, cántaros, un arco y un
quipu
de indudable filiación incaica (Jorge Condori 2002 Com. Pers.). Hasta el
momento no se sabe si la quebrada El Inca fue aprovechada agrícolamente
desde momentos previos o recién con la llegada de influencias incaicas a
la región, pero sí se sabe que con estos fines se construyeron
terrazas de cultivo en sus laderas, así como se utilizaron
depósitos de almacenamiento construidos en los farellones de las
quebradas.
De
acuerdo a la tradición oral de los actuales habitantes de Ollagüe,
en este territorio es posible identificar diferentes tramos del camino incaico o
inkañan,
el cual entra desde el altiplano de Lípez y cruza por Ollagüe y/o
Portezuelo del Inka, para seguir por Cebollar y Ascotán, bajando a las
cuencas del Loa y el Salado por el sector de Colana. Desde allí sigue
hacia Paniri y/o Cupo, llega a las vegas de Turi y continua hacia Caspana, desde
donde sigue hacia el sur hasta llegar a San Pedro de Atacama (Aldunate et. al.
2002Ms). En Lípez este camino pasa cerca de la actual localidad de Alota,
desde donde se conectaría con los núcleos poblacionales más
importantes de la región, entre los cuales sobresale Lakaya por presentar
estructuras de patrón incaico (Nielsen 1999). A su vez, un ramal de este
camino conecta a Ollagüe por el norte con el asentamiento minero de
Collahuasi, el cual ocupó una posición importante en la red vial
incaica gracias a que sus recursos mineros (cobre y oro) marcaron la
orientación productiva de la zona. Al respecto, cabe mencionar que los
sitios incaicos de la localidad de Caspana también dan cuenta del
interés del Tawantinsuyu por acceder a sectores ricos en mineral de
cobre, destacando Cerro Verde por haber sido un centro minero de importancia
regional (Adán y Uribe 1999).
3.2.2.
Período Colonial
Posteriormente,
con el arribo de los españoles durante la época colonial (ca.
XVI-XVIII) se produjeron profundos cambios en la vida de las poblaciones
indígenas, desde la llegada de enfermedades desconocidas hasta la
imposición de una nueva religión. Junto con esto, se los redujo en
pueblos de indios, su trabajo era entregado a nuevos señores, debieron
participar de una labor minera en creciente desarrollo, insertarse en una
economía mercantil y convivir con un idioma diferente en desmedro del
propio. Era de esperar que todo esto contribuyera a un choque cultural violento,
ya que las estrategias de conquista española no sólo
pretendían cuestionar el bagaje cultural de estas poblaciones, sino
modificarlo por completo dentro de un proceso de dominación absoluto e
impuesto por la fuerza.
La
evangelización colonial consideró medidas tan extremas como el
proceso de extirpación de idolatrías, a través del cual se
prohibía a los indígenas practicar cualquier tipo de ritos en
honor a sus dioses. De este modo, se quiso erradicar todas aquellas costumbres y
fiestas relacionadas con el culto a los cerros, a la tierra y al sol, entre
otros, para obligarlos a aceptar las creencias católicas con el culto a
su dios y sus santos (Castro 1997). Sin embargo, a pesar del fuerte proceso al
cual fueron sometidos, los indígenas pusieron en marcha diferentes
mecanismos para mantener de algún modo sus prácticas religiosas,
ya sea realizando sus ceremonias a escondidas o combinando sus antiguas
creencias con las recién impuestas, generando así el catolicismo
andino indígena.
Por
otro lado, sin duda el fenómeno colonial que produjo una drástica
transformación de la organización territorial preexistente, fue la
reducción de los indígenas en "pueblos de indios", promulgada a
finales del siglo XVI por el Virrey Toledo. De acuerdo a Gundermann (Ms), con
este proceso se objetiva el proyecto de una sociedad colonial dualizada con un
segmento social espacialmente situado –“la república de
indios”-- y, por ésta y otras razones, sujeto a formas eficientes
de control. Con las reducciones se instituyen las condiciones para la
transformación de las sociedades indígenas andinas precolombinas
en la etnia "india" colonial. En este contexto, Ollagüe debió ser
importante como territorio articulador de diferentes pisos altitudinales, aunque
sin duda, siguió siendo una zona periférica en relación a
los pueblos de indios del altiplano inmediato, la cuenca del Loa y San Pedro de
Atacama. Como vimos en páginas precedentes, desde tiempos
prehispánicos la ocupación humana de Ollagüe se caracteriza
por no ser numéricamente considerable, razón por la cual es
lógico que en este territorio no se haya establecido ninguna
reducción, a diferencia de lo que ocurrió en aquellos sectores
adyacentes de mayor densidad poblacional como Nor Lípez y Atacama.
Por
otro lado, el establecimiento del sistema de repartimiento de tierras y
encomiendas de indios permitió explotar la fuerza laboral de los
indígenas, quienes además debían pagar tributo,
convirtiéndose así en una verdadera esclavitud disfrazada por
parte de la Corona Española. En estas circunstancias, ante la
imposibilidad de pagar, algunos indígenas huían de los
encomenderos y corregidores pero eran perseguidos, capturados y obligados a
trabajar, siendo retenidos "legalmente" y forzados a trabajar gratis (Rivera
1995). Al respecto, cabe mencionar que una de las características
más sobresalientes de los territorios comprendidos por los Corregimientos
de Lípez, Atacama, Chichas y Tucumán --cuyos orígenes
pueden remontarse a tiempos precolombinos--, fue el desarrollo de actividades
económicas regidas por un sistema de complementariedad ecológica
que obligaba a una alta movilidad dentro de un espacio macroregional; movilidad
que al parecer también estuvo relacionada --en parte-- con la necesidad
que tenían los indígenas de liberarse de los tributos
(Martínez 1992; Castro 1998). Al parecer, en momentos más
tardíos de la colonia era cada vez más común no encontrar a
los tributarios en su núcleo de origen: "en Atacama la
característica heterogénea del terreno, los diferentes sistemas de
trashumancia del ganado y la inserción de los tributarios en haciendas
del Tucumán, Chichas y minas de Lípez sin perder los derechos en
las unidades de origen, favorecieron un movimiento constante de la
población y un patrón disperso de asentamiento. Aún cuando
quienes emigraron a otras circunscripciones seguían pagando sus tributos
a caciques, su cobranza se hizo cada vez más difícil a medida que
avanzaba el siglo XVIII" (Hidalgo 1987).
De
este modo, el territorio de Ollagüe pudo desempeñarse como uno de
los corredores de conexión entre diferentes pisos ecológicos que
posibilitó dicha movilidad interregional. Al respecto cabe mencionar que
para el siglo XVI se describen relaciones comerciales entre Lípez y
Atacama y, aunque no se cuenta con referencias concretas sobre la presencia de
originarios de Lípez en Atacama, existe información sobre indios
de Atacama en el altiplano de Lípez, frente a los cuales el Inca
habría puesto orejones para vigilarlos. Durante el siglo XVII gente de
Lípez se congregaba en el Loa Medio y Superior, estando Calama y Chiu
Chiu vinculados a las rutas de tráfico de pescado desde la costa hacia
Potosí. Para el siglo XVIII sólo se tiene información que
vincula a Lípez con Ayquina durante las sublevaciones kataristas,
además de la referencia de un mestizo de Lípez en dicha localidad.
Posteriormente, durante el siglo XIX se registran pobladores de Lípez en
Calama, Chiu Chiu y Ayquina, convirtiéndose este último poblado en
el centro de las actividades de gente de Lípez en Atacama. A mediados del
siglo XIX e inicios del XX nuevamente se encuentran datos sobre su
estadía en Toconce, Paniri, Incaliri, Linzor y Tatio (entre otros
Martínez 1992; Castro 1998).
3.2.3.
Período Republicano
En
tiempos
republicanos,
la población pastoril de Ollagüe comienza a articularse al
desarrollo de la minería con diferentes modalidades, ya sea vendiendo sus
productos pecuarios a los centros mineros, o posteriormente cuando las azufreras
están en funcionamiento y comienza la explotación a gran escala de
cobre, con la venta de combustible vegetal (llareta) a estos centros mineros. En
este contexto, una de las características principales de la
ocupación de la zona de Ollagüe es su vinculación con la
actividad minera, en circunstancias en que el trabajo agrícola se vio
siempre limitado por las restricciones que impone el medio ambiente en este
sentido, las cuales incluso afectaron en alguna medida a la ganadería.
Como vimos en páginas precedentes, se trata de una puna árida y
salada, con escasas precipitaciones y con un régimen térmico
extremo, en la cual sólo las llamas y los burros han podido mantenerse en
ciertas cantidades al haberse integrado a diversas actividades extractivas.
Durante
momentos coloniales tardíos y republicanos previos a la anexión de
este territorio al Estado chileno, esta zona fue una de las rutas utilizadas
para conectar los centros mineros y de población del altiplano sur y la
cordillera oriental con la costa, pasando por los oasis de Atacama la Baja
ubicados en la cuenca del Loa. Esta misma ruta sería aprovechada
más tarde para la salida de minerales mediante la utilización de
carretas, como ocurría con el bórax antes de la
construcción del ferrocarril Antofagasta-Bolivia.
Durante
la ocupación chilena, incluso algunos momentos después, los
centros de mayor actividad económica de la Región de Antofagasta
estaban situados en la pampa salitrera. En estas circunstancias, Ollagüe
era un distrito minero bastante marginal, existían yacimientos que
tenían poca actividad y escaso nivel de desarrollo tecnológico y
de infraestructura debido a la ausencia de capitales, la imagen de fuerte
actividad que evocan los restos de minas, plantas e instalaciones mineras, no es
posible entenderla sin la existencia del ferrocarril Antofagasta - Bolivia. Casi
todo fue posible gracias al ferrocarril, ya que se trataba de explotaciones a
gran escala para la época, cuya producción estaba destinada al
mercado interno (azufre), pero la mayoría a la exportación
(bórax y cobre). Esto suponía medios de transporte capaces de
trasladar grandes cantidades a costos convenientes. Antes existían
explotaciones como en Ascotán, pero es con la construcción del
ferrocarril que se incentiva la apertura y ampliación de las
explotaciones mineras.
Respecto
a la explotación de bórax en particular, fueron
compañías mineras extranjeras las que se instalan en la zona para
explotar el mineral no metálico, una de las más importantes La
Bórax Consolidated Ltda., que inició sus actividades a fines del
siglo pasado (hacia 1885). Esta empresa dejó de funcionar alrededor de
1966, al parecer a raíz de una caída de la ley del mineral
disponible en Ascotán y por tanto a un aumento de los costos de
producción, así como a una eventual baja de los precios
internacionales del bórax. Como la habilitación definitiva del
ferrocarril se efectuó durante los últimos años del siglo
XIX, habría unas décadas en que el transporte del mineral refinado
se hizo en carreta por la vieja ruta que unía Calama, Chiu-Chiu,
Ascotán y Ollagüe, esta ruta tenía además
prolongaciones hacia Potosí en Bolivia.
En
sus faenas la empresa empleaba unas 35 personas de manera permanente. Los
operarios y trabajadores de pampa eran casi exclusivamente bolivianos,
provenientes de poblados cercanos a la frontera como Calcha, Copacabana, San
Agustín y Alota. Los empleados y personal de mayor rango y
responsabilidad eran chilenos y por lo general provenían de la zona
(Ollagüe, Amincha u otras faenas mineras). Estos últimos trabajaban
por sueldos fijos, en tanto que los operarios lo hacían a trato, sistema
imperante hasta hoy.
Para
las labores en los yacimientos y el transporte de borato a canchas de secado,
procesado y almacenaje se contaba con un ferrocarril de trocha angosta, tirado
por locomotoras a vapor, que posteriormente se reemplazaron por motores a
diesel, el cambio de sector dentro de los yacimientos en explotación
determinaba también traslados de los tendidos de los rieles. Se
producían diariamente unas 80 toneladas de mineral de alta ley. El
mineral era transportado a Brasil y Uruguay, una parte era también
vendida a Soquimich y a la Química Sudamericana de Santiago. Esta era la
única empresa presente en el salar de Ascotán.
Otra
empresa inglesa operaba también en el yacimiento de Collahuasi, al norte
de Ollagüe, el cobre era transportado desde la mina hasta
Ollagüe, para llegar finalmente a Antofagasta. En la última etapa
de su explotación (fines de los años 20 y comienzos años
30) se empleaban camiones para hacer los empalmes entre la mina y la
estación receptora. Sus faenas paralizaron en el año 1932-33,
posiblemente como una secuela de la gran crisis del 30. En ella llegaron a
laborar 1500 personas de muy diversas procedencias. Posiblemente, se
trató en su mayoría de quechuas bolivianos, tal como
ocurrió en los yacimientos de bórax y azufre, (Gundermann y
González 1993).
En
cuanto a la
explotación
de azufre en este territorio, la
evidencia más clara de sus inicios se relaciona con la elaboración
de minerales de cobre a gran escala, su activación estaría
vinculada con la demanda generada por Chuquicamata desde los años 20 y
por Mantos Blancos después, siendo las más antiguas e importantes
explotaciones de la zona las de Aucanquilcha y el volcán Santa Rosa u
Ollagüe. Además, aprovechando el sistema ferroviario que empalmaba
hacia Collahuasi también se desarrollaron otras explotaciones de este
tipo en Puquios de Borlando, Oacaña de Petrinovic, las minas bolivianas
de San Pablo de Napa, Beatriz y Caite, en el cerro Polán.
Sin
duda, la azufrera más importante fue la de Aucanquilcha que en ciertos
períodos de auge habría llegado a ocupar 700 hombres, aunque las
dotaciones normales habrían sido de 200 personas más o menos. El
mineral era transportado en andarivel desde la cumbre hasta Amincha, desde donde
se llevaba en camiones hasta la planta instalada en las afueras del pueblo de
Ollagüe. Posteriormente, hacia 1950, la planta fue comprada por Carrasco a
la Caja de Crédito Minero. La planta y campamento se trasladó a
Amincha, donde sigue actualmente aunque paralizada. Esta azufrera es la
última gran explotación minera de la zona y al paralizar sus
faenas el año 1992 se desencadenó la crisis de población
que vive actualmente la Comuna de Ollagüe.
Gran
parte de la fuerza de trabajo que ocupaba esta mina era boliviana, de sitios
cercanos como Uyuni, San Agustín, Copacabana, San Juan de Colcha y
Santiago. El resto eran atacameños de lugares como San Pedro de Atacama,
Caspana o Calama. Los salarios que recibían los mineros bolivianos eran
inferiores, pero, a pesar de dicha situación, para ellos era conveniente
trabajar en Chile porque los ingresos eran más altos de los que
podían percibir desarrollando las mismas actividades en su país.
Un cierto número de ellos llegaba con toda o parte de su familia. Otros,
que llegaban solos, por lo común permanecían temporadas cortas de
3 a 4 meses, lo que ocasionaba una rotación permanente de
personal.
La
segunda compañía importante de la zona era la azufrera de
Buenaventura de Borlando, donde laboraban unas 80 personas, la mayoría de
ellas quechuas bolivianos. Paralizó sus actividades hacia el año
1976, al parecer por agotamiento del yacimiento. En una primera etapa el mineral
se bajaba en andarivel hasta la planta de refinación y almacenaje,
ubicada en Buenaventura. Luego en el año 1948 el andarivel fue vendido y
reemplazado por camiones. Tanto en esta azufrera como en Amincha los principales
clientes eran Chuquicamata y Mantos Blancos.
Por
otro lado, otra importante actividad económica del siglo XX fue lo que en
Ollagüe y sus inmediaciones se llamó
"el ciclo de la
llareta". Entre 1930 y 1955 esta
actividad involucró a un contingente de campesinos locales,
atacameños del sector del río Salado y quechuas de Bolivia.
Además de la enorme demanda de Chuquicamata, las empresas mineras de la
zona también ocupaban grandes cantidades de este combustible vegetal en
los procesos de secado, calcinación, fundición, generadores
eléctricos y en general maquinaria a vapor.
En
el caso de Chuquicamata actuaban empresarios intermediarios (en el sector de
Ollagüe los hermanos Undargarín). Las empresas de la zona
tenían llaretales propios que explotaban a través de sistemas de
trabajo a destajo. La azufrera Aucanquilcha explotaba la llareta del mismo cerro
y Buenaventura se abastecía en Puquios, pero también aprovechaban
los llaretales de los cerros Cebollar, Polapi y Palpana. Compraban quintales de
50 kgs. a campesinos y peones, los que después de cortarla la dejaban
secar unos 6 meses antes de trasladarla a los sitios de acopio y compra.
Además de explotar llaretales propios, estas empresas también
adquirían este combustible a arrieros bolivianos (que lo traían
desde los cerros Araral, Cañapa y Jardín) y chilenos (que llegaban
desde el río Loa, Ojos de San Pedro y Cupo). Posteriormente estos
últimos concentraron sus entregas en la estación San Pedro.
Según un testimonio rescatado por Gundermann y González (1993)
“En todos los cerros había gente que tenía ganado, en
Caichape, Cosca, Cuchicha, Cebollar y Chela... en Caichape se encontraban los
Aymani y aquí en Cebollar los Bautista. En Polani estaban los Barrientos
y Ballesteros. En Puquios estaban los Urrelos, que se trasladaban de un lugar a
otro en busca de pasto...en ojos de San Pedro también había como
diez habitantes, ahí se encontraban los Llipes y Cruz”. En total no
alcanzaban a ser más de 30 familias.
Se
trataba de familias o pequeños grupos de familias aisladas, que se
asentaban con su ganado en sectores provistos de agua, pastos permanentes y
praderas estacionales, entre los cuales se rotaba el pastoreo. Eran tiempos en
que llovía más y la cubierta vegetacional era más
abundante. La composición de sus rebaños era mixta: llamas,
burros, ovejas y cabras. Al parecer, el promedio de tenencia no pasaría
de 100 cabezas por hogar. Además de productos de autoconsumo (carne,
leche, lana para tejidos, cueros), estas familias abastecían de carne a
las empresas mineras. En algunos sitios también eran posibles cultivos a
pequeña escala, como en Quebrada del Inca, Chela, Cosca, Puquios y
Caichape. Se trataba de siembra de hortalizas (como zanahorias y habas), quinoa
y papas, con un carácter marcadamente estacional. (Gundermann y
González 1993)
Al
parecer, en la mayoría de los casos las entradas generadas por la venta
de productos pecuarios no eran suficientes para asegurar la reproducción
de las familias campesinas. Por esta razón también laboraron por
mucho tiempo en las llareteras de los cerros en que vivían o trabajando
directamente, de manera estable o esporádica, en las mismas faenas
mineras. Se trataba de economías familiares mixtas, que se mantuvieron y
prosperaron por haber sido capaces de conjugar una estrategia de
diversificación de ingresos. Esto señala que, en condiciones
ambientales mejores, la ganadería no fue un rubro a partir del cual
pudiera sostenerse un número muy alto de población. De esta
manera, Con el término del ciclo de la llareta después de 1955 y
con el cierre de faenas y el progresivo decaimiento de la actividad
económica local, muchos de estos pastores migraron junto a los
demás mineros, preferentemente hacia Calama. En este sentido, debemos
destacar que el fenómeno de la migración hacia los centros
poblados cercanos es un proceso que se viene dando desde hace bastante tiempo,
de acuerdo con las características estacionales de este tipo de actividad
extractiva.
Respecto
al actual poblado
de Ollagüe, éste se
constituyó alrededor de la última estación del mismo nombre
del ferrocarril Antofagasta-Bolivia, la que junto a San Pedro, es la más
importante de las estaciones del tramo comprendido entre Calama y la frontera.
Otras estaciones intermedias fueron San Salvador, Conchi, Polapi,
Ascotán, Cebollar y San Martín. Por ser la estación
terminal en la frontera chilena, desde temprano Ollagüe fue dotada de
servicios de agua potable y luz eléctrica a motor para la
administración, bodegas, almacenes, casas del personal e instalaciones
anexas. Por su ubicación fronteriza supuso también la
instalación de diversos servicios estatales. Para dimensionar su
importancia, se puede decir que contó con un Juez de Distrito y un
Cónsul boliviano asignado permanentemente al lugar. Así mismo, fue
un centro neurálgico del movimiento ferrocarrilero, no sólo de las
explotaciones mineras aledañas, sino también de las azufreras
bolivianas de más al norte, así como en su momento lo fue en
relación a Collahuasi. En este sentido y según informan los mismos
habitantes de Ollagüe en la actualidad, en algunos momentos el poblado
llegó a tener 1.500 habitantes.
Tal
como se puede observar a lo largo de esta presentación,
históricamente la zona de Ollagüe ha sido un área
periférica, aunque durante el siglo XX tuvo ciertos períodos de
esplendor con bastante actividad económica y población numerosa.
Sin embargo, la actividad minera ha sido el factor clave de activación en
complementación con su característica como zona de rutas y
transporte, en los primeros tiempos con las caravanas de llamas, posteriormente
con la arriería, después con las carretas, con el ferrocarril y
finalmente por el transporte terrestre.
3.3.
Aproximación a las Manifestaciones Culturales de la Comunidad Quechua de
Ollagüe
A
través de lo anterior hemos podido dar cuenta de la historia ocupacional
de la comuna de Ollagüe, donde se asientan la mayoría de los
quechuas de la Segunda Región de Chile. Actualmente, la Comunidad Quechua
de Ollagüe, se caracteriza por poseer manifestaciones culturales propias
que le otorgan especificidad como grupo, éstas son parte de una cultura
campesina de comunidades pastoriles de altas montañas, originada en la
síntesis cultural colonial que desde el siglo XVII tomó forma por
la región andina. La expresión más conocida de estos
sistemas culturales es el catolicismo andino indígena, resultante de la
imbricación de aportes culturales propiamente amerindios y elementos
peninsulares (Gundermann y González, 1993).
Entre
éstas, una de las más importantes es la Fiesta del Santo Patrono
del Pueblo San Antonio de Padua que se realiza durante cuatro días y
congrega tanto a los habitantes de la comuna como a los migrantes urbanos. Las
actividades se inician el día 12 de Junio con el sacrificio ritual de dos
llamos, uno correspondiente al
Alferado
y otro al
Mayordomo,
quienes son los pasantes de la fiesta. Ese mismo día en la tarde se
efectúa la
Entrada de
Ceras, que es el traslado del santo a
la iglesia. El 13 de junio, día del Alferado, las actividades comienzan
con una
Chocolatada
a los niños y después la
“mesa de
11” donde a los asistentes se les
entrega golosinas; luego hay una misa y posteriormente una procesión por
las calles del pueblo. El ciclo de actividades del día 13 se repite el
día 14 que es el del Mayordomo cuando también hay misa y
procesión. El último día termina con la entrega oficial de
los santos a los nuevos pasantes y con el recuento y
Contabilidad
de los que ya pasaron. Cada pasante debe velar semanalmente el santo y ofrecerle
una misa a mitad del período anual. Durante todos los días que
dura la fiesta y luego de las actividades
sagradas
se realizan bailes con música de bandas bolivianas, o a veces, de
Caspana.
Otra
manifestación cultural de importancia es la Virgen de Andacollo de Coska,
también conocida como Virgen del Rosario de Coska, que se celebra en el
poblado ritual del mismo nombre, en las cercanías de Ollagüe, el
día 25 de diciembre. En esta se conjugan tanto los aportes del
catolicismo andino con ciertas prácticas con correlato
prehispánico. Esta festividad, que crece año tras año,
también es un espacio de encuentro de las familias que han migrado. Esta
celebración se organiza alrededor de cuatro pasantías: la de un
alférez
de la Virgen de Andacollo, un
mayordomo
de una segunda Virgen de Andacollo, un
pasante de la
Otava y un
pasante
llamero,
cada uno con su sala. La jerarquía o importancia de las pasantías
estaría dado en el orden descrito. El día 24 se efectúan
costumbres que corresponden a
pagos
a la tierra y a las divinidades, estos son oficiados por un
Auki
(viejo, anciano o sabio en lengua quechua). El día 25, de la
víspera
se sacrifican cuatro llamas blancas, machos, uno por cada patrocinante. El
día 26 es el del
alferado
mayor, en ese día se hace una
misa de campaña, luego un almuerzo, y posteriormente una procesión
alrededor del pueblo. Las atenciones de comida a los asistentes corre por cuenta
de cada patrocinador, al igual que el baile nocturno y la animación. El
día 27 es el día del mayordomo, en general es un día que
reproduce las actividades del día anterior. El 28 finalmente, es el
día del pasante de la
otava
y del baile
llamero, donde se presentan los
bailes religiosos
promesantes
(Llameritos,
Gitanos, Negros Tundiques, Caporales, Tobas,
Morenada), este día
también se hace la
contabilidad
y la entrega de los patrocinantes que acaban de cumplir a los que han asumido la
responsabilidad para el año que se inicia.
Una
tercera tradición local es el
“enfloramiento
de animales” que se realiza entre
los meses de enero y febrero (en la zona es llamado el
día de
Comadre), en esa oportunidad se adorna
a todo el ganado con “flores” de lana de diferentes colores, se
sacrifica a un animal en el corral, de esa carne se prepara la comida para toda
la gente que está acompañando y su sangre es desparramada
alrededor de éste mientras se efectúa una oración pidiendo
por la prosperidad de la tropa a los cerros, aguadas, vegas y bofedales
nombrándolos.
Por
último, podemos nombrar el
Día de los
Difuntos (1° de noviembre) que
también es objeto de un ritual de mucha riqueza y complejidad. Para este
día se preparan
mesas
con comida y pan, éste los lugareños lo nombran como
Turco.
Cuando muere una persona esta preparación se hace durante tres
años consecutivos, al tercer año hay que preparar la misma mesa
que se hizo para el primer año. Cuando muere alguien, a los ocho
días se junta su ropa y se quema, para que descanse el alma de
la persona que ha muerto se le hace una misa en la iglesia. También hay
gente que sacrifica un llamo o un cordero al cumplirse un
año.
3.4.
Caracterización social y poblacional de los quechuas de Ollagüe en
la actualidad
La
Comuna de Ollagüe se define como rural debido a la carencia de centros
urbanos, siendo el poblado del mismo nombre el centro político y
administrativo. Su ubicación en la frontera con Bolivia, lo ha
constituido en un lugar estratégico geopolíticamente hablando, ya
que desde tiempos remotos existe un constante tráfico de personas entre
ambos países (Romo 1998).
En
términos generales, cabe mencionar que en 1996 la población total
de la comuna era de 219 habitantes distribuidos en el poblado de Ollagüe
(centro de la comuna, 139 habitantes), Amincha (5 habitantes), Puquios (2
habitantes), Ascotán (25 habitantes), Coska (5 habitantes) y Cebollar (32
habitantes) y el caserío de Chela, que aunque administrativamente depende
de Calama, posee vínculos históricos con Ollagüe, donde se
concentra la mayor parte de la población. En segundo lugar, en cuanto a
cantidad de población, se sitúan los centros mineros de Cebollar y
Ascotán; el resto de los poblados se encuentran escasamente habitados y
básicamente por pastores.
Tabla
1.- Población por sector años 1992, 1993 y 1996 y tipo de
asentamiento
Localidad |
Año |
Características |
|
1992 |
1993 |
1996 |
|
Amincha |
150 |
9 |
5 |
Campamento
minero |
Ascotán |
|
|
25 |
Campamento
minero y estación de ferrocarril |
Cebollar |
28 |
96 |
32 |
Campamento
minero y estancia ganadera |
Chela |
|
9 |
11 |
Estancia
ganadera |
Coska |
8 |
2 |
5 |
Estancia
ganadera y poblado ceremonial |
Ollagüe |
189 |
118 |
139 |
Centro
político administrativo, estación de ferrocarril (aqui
habitan algunos pastores en forma temporal o permanente |
Puquios |
|
1 |
2 |
Estación
de ferrocarril abandonada, estancia ganadera |
Quebrada
del Inca |
|
2 |
2 |
Estancia
ganadera |
Buenaventura |
17 |
|
|
Centro
minero |
Total |
375 |
237 |
221 |
|
Fuente:
Censo Municipalidad de Ollagüe, Agosto 1996. En Romo, 1998
El
tipo de asentamiento predominante en esta zona es el campamento minero de tipo
temporal, algunos lograron mantenerse en el tiempo (Ascotán, Cebollar) y
otros se encuentran hoy abandonados (Amicha y Buenaventura). Los campamentos se
ubican en lugares cercanos a sitios de acopio o elaboración del mineral,
su construcción es rústica y muchas veces de carácter
temporal. Varios de los asentamientos han desarrollado más de una
actividad, como es el caso de las estaciones de ferrocarril, relacionadas con el
transporte de mineral, las que se convirtieron en poblados mineros, tal como se
aprecia en la Tabla 1. Una tercera forma de asentamiento, menos numerosa que la
anterior en cuanto a cantidad de población, es la de los caseríos
ganaderos, los que pueden ser ocupados permanente o temporalmente en las
localidades de Chela, El Chaco, Quebrada del Inca y Puquios. El poblado de Coska
posee características particulares, ya que se encuentra habitado por
pocos pastores, pero debe su importancia a que es un centro ceremonial cuyas
casas son ocupadas con ocasión de la fiesta religiosa de la Virgen de
Andacollo de Coska, permaneciendo abandonadas durante el resto del
año.
Debido
a la relación existente entre el poblamiento de esta zona y la actividad
minera, siempre se han presentado repentinas fluctuaciones en cuanto a la
cantidad de población, las que van a la par con la apertura o cierre de
las fuentes laborales existentes en el lugar. Esto se observa claramente en las
bruscas variaciones de la población en los diferentes asentamientos
mineros, en contraste a la estabilidad que presentan los pastores, como nos
muestra la Tabla 2. Cabe destacar que debido a la alta movilidad de los pastores
algunos sectores se muestran deshabitados en el censo ya que sus habitantes no
se encontraban en el lugar en ese momento.
Hacia
1970 la Comuna de Ollagüe contaba con 911 habitantes, ya desde esa fecha se
notaba un decrecimiento poblacional progresivo, acentuándose esta
situación de manera dramática a fines de 1992, con el cierre
definitivo de la última mina de azufre en explotación, tal como se
señaló en los antecedentes históricos (ver Tabla 2). En la
actualidad los saldos migratorios resultan negativos, proporcionando una tasa de
crecimiento de la población que para 1993 era de – 47%. (Romo
1998)
Tabla
2.- Variación de la población según Censos
Datos
Municipalidad: 1983, 1984, 1985, 1986, 1987, 1988, 1989, 1990, 1991 y
1996.
Fuentes:
Censos 1979, 1982, 1992. Encuestas TEA: 1993 y 1994. En M. Romo
1998.
De
acuerdo a información de 1993, la distribución por sexo, como
consecuencia de la actividad minera, muestra que un 68% de la población
sería masculina, con el resultado de un índice de masculinidad de
0,46 mujeres por cada hombre. La estructura de población por edad muestra
el predominio de personas adultas jóvenes, correspondiendo al 60% de la
población en dicho año. De esto se deduce que se trata de
trabajadores, en algunos casos con sus familias, mientras que las personas
mayores migran hacia los centros urbanos.
Tabla
3.- Distribución de la población por edad
Edad |
Población |
Porcentaje |
0-19 |
138 |
31,20% |
20-39 |
207 |
46,70% |
40-59 |
79 |
17,80% |
60-79 |
17 |
3,80% |
80
y más |
2 |
0,50% |
Total |
443 |
100% |
Fuente:
Registro Electoral Ollagüe, 1993. En Romo 1998
Hoy
día, la falta de empleos en la comuna es un hecho notorio, la principal
fuente laboral son los servicios públicos (municipalidad, escuela,
carabineros, posta, etc.) y en este último período la
municipalidad cumple un rol fundamental subsidiando a la decaída
actividad económica en la zona. Otras fuentes de ingresos son la
actividad minera reducida a la explotación del bórax en
Ascotán y Cebollar, las que actualmente cuentan con una mano de obra
mayoritariamente de Bolivia, y el ferrocarril.
Otro
problema que presenta la zona es su aislamiento geográfico, lo que
redunda en problemas de abastecimiento y comunicaciones. En cuanto al transporte
público, el principal lo constituye en tren Antofagasta – Bolivia,
en el que se trasladan personas y bienes desde y hacia Calama. Otra vía
de comunicación es el camino internacional que va desde Calama hacia
Bolivia, pasando por Ollagüe, a través de esta vía existe un
medio de transporte público (bus) que sube a Ollagüe dos veces por
semana. También existen una serie de caminos secundarios que unen los
distintos poblados, los cuales no tienen mantenimiento constante, por lo que
continuamente quedan inutilizados por el mal tiempo. Respecto al abastecimiento,
este es un tema de crucial importancia en toda la comuna ya que presenta graves
deficiencias. Existe particular carencia de frutas y verduras, la carne por lo
general es menos escasa ya que eventualmente puede obtenerse de los ganaderos de
la zona. Los almacenes se ven desabastecidos muchas veces por la dificultad de
conseguir transporte para las mercaderías, por lo que muchas personas se
abastecen directamente en Calama y algunos productos se adquieren de
comerciantes bolivianos.
Como
vimos, el poblado de Ollagüe es el más importante de la zona y sigue
siendo un polo de atracción para los pastores de la comuna que migran de
forma temporal o definitiva. Allí se encuentra la Escuela San Antonio de
Padua que cuenta con enseñanza básica completa y un internado,
ambos gratuitos, donde en 1996 asistían 43 alumnos (7 de ellos internos).
Además existe un centro de acogida para niños menores de 6
años que depende de Integra donde son cuidados durante el día y
reciben alimento. Otro servicio importante es la posta, que es atendida por un
auxiliar paramédico y se encuentra debidamente equipada, sin embargo, la
mayoría de la población atiende sus problemas con la ronda
médica, recurre al autotratamiento mediante la medicina tradicional (Romo
1998) o en Calama. Otra atracción que ejerce este poblado es la presencia
de ciertas comodidades que no existen en los caseríos rurales, entre
estos se cuenta el agua potable y alcantarillado, la energía
eléctrica, el teléfono público, la televisión y la
radio.
Entre
las instituciones que se encuentran presentes en este poblado están la
Municipalidad, la Aduana, Policía Internacional, Servicio
Agrícola y Ganadero, y una Tenencia de Carabineros de Chile. La presencia
de estos organismos se debe a la ubicación fronteriza con Bolivia, siendo
este poblado la última estación chilena del ferrocarril, por lo
que allí se realiza el control de movimiento de personas y bienes entre
ambos países. Un hecho importante de destacar es que la presencia de
estos organismos ha afectado el tráfico de productos y personas
históricamente realizado por esta zona, limitándose de manera
significativa y contribuyendo al desabastecimiento del lugar.
Las
dificultades para determinar la cantidad actual de población
autodenominada quechua se relaciona principalmente con la ausencia de esta
categoría de adscripción étnica en los censos de
población anteriores, esto conlleva a que la acción estatal en pro
de los indígenas no sea eficientemente canalizada, sobre todo para la
cantidad de indígenas quechuas presentes en los centros urbanos. Sin duda
el censo de población aplicado durante el presente año sí
considera esta categoría de adscripción étnica, sin
embargo, sus datos aún no son emitidos, por lo que tendremos que esperar
para ver cuáles son sus resultados y las proyecciones de éstos. No
obstante, a partir de datos entregados por la Corporación Nacional de
Desarrollo Indígena (PET-CONADI 1998), es que podemos ver que del total
de indígenas a nivel nacional, 998.335 indígenas el año
1992, sólo un 0,54% pertenecen a la etnia quechua, cifra que
incluiría a los residentes en Ollagüe como a los migrantes de Calama
(ver Tablas 4 y 5).
Tabla
4.- Distribución nacional de pueblos indígenas
Población
Chilena |
Nº
Habitantes |
% |
No
Indígena |
12.350.016 |
92,52 |
Indígena |
998.385 |
7,48 |
Total |
13.348.401 |
100
% |
Fuente:
PET-CONADI 1998
Tabla
5.- Distribución porcentual de acuerdo
a
distribución
nacional de pueblos indígenas
Etnia |
Porcentaje |
Mapuche
|
81,39% |
Aymara
|
14,25% |
Atacameños
|
1,57% |
Rapa
Nui |
1,22% |
Colla
|
0,86% |
Quechua
|
0,54% |
Yagán
|
0,15% |
Kawashkar
|
0,02% |
Fuente:
PET-CONADI 1998
Aunque
escuetos, estos datos sirven para contextualizar de manera muy somera la
situación de los quechuas en el contexto nacional y regional en
relación a los otros grupos indígenas que se encuentran en nuestro
país. Los estudios realizados sobre los quechuas propiamente tal dentro
de Chile, son mínimos y no permiten establecer de manera más
precisa cuales son las necesidades, realidad y contexto en el cual se desarrolla
este grupo. A pesar de ello, y dentro de lo que fue el trabajo de Subgrupo
Quechua, es que hemos establecido las necesidades, demandas y propuestas del
pueblo quechua a través de sus organizaciones, en primer lugar a
través de la Comunidad Indígena, organización territorial
que involucra a los habitantes autorreconocidos indígenas de la comuna de
Ollagüe y luego a través de las asociaciones indígenas
quechuas residentes en Calama. Para esta tarea es que hemos decidido plasmar en
este informe brevemente cual es la historia, objetivos y alcances de cada
organización para posteriormente expresar cuáles son las
propuestas de un Nuevo Trato emanadas desde las mismas bases indígenas
quechuas.
3.5.
Procesos sociales actuales. Caracterización de las organizaciones
indígenas Quechuas
Como
se ha visto a lo largo de este texto, la etnia quechua se encuentra presente en
la Segunda Región de Chile, siendo la mayoría de sus integrantes
personas venidas desde hace muchos años de localidades fronterizas
bolivianas y de la Comuna Ollagüe, lugar que tiene actualmente alrededor de
211 habitantes, donde la mayoría se autorreconoce como quechua.
También producto de la fuerte migración existe una gran cantidad
de descendientes quechuas en la ciudad de Calama, los cuales han tenido que
salir de su asentamiento de origen por diferentes razones.
Sin
duda, uno de los aspectos más difíciles de abordar en este trabajo
ha sido la caracterización cultural de la etnia quechua, ya que hasta el
momento son escasas las investigaciones antropológicas al respecto,
siendo importantes los aportes realizados por Bravo (s/f Ms), Gundermann y
González (1993) y Romo (1998). Pese a esto, consideramos que para hablar
de los quechuas de Chile se requiere, además de un trabajo
etnográfico especialmente dirigido a ello, tener presente tanto el
lugar donde se ubican actualmente, como también ver cuáles son
las organizaciones que los aglutinan, como una forma de identificar sus
vinculaciones e intereses. A continuación presentaremos
información acerca de este último punto.
Podemos
ver que existen dos tipos de organizaciones dentro de los quechuas, las
territoriales, correspondientes a la Comunidad Indígena Quechua de
Ollagüe y Junta de Vecinos N°1, ambas operativas dentro de la comuna
de Ollagüe. Existe otra organización de carácter territorial,
la Asociación Indígena de Progreso, Desarrollo y Cultura del
Pueblo de Coska ya que Coska se encuentra dentro de la Comuna de Ollagüe,
pero sus integrantes son migrantes que viven en Calama. Las organizaciones
funcionales están presentes en la ciudad de Calama y aglutinan, como
decíamos anteriormente, a los migrantes de la comuna y sus descendientes
(Unifam, Círculo Juvenil, Consejo Comunal de la Cultura,
Agrupación Deportiva, Social, Cultural y Recreativa San Antonio de Padua,
Asociación quechua Juvenil de Ollagüe). Cada una de estas
organizaciones será caracterizada desde sus objetivos y trayectoria, para
posteriormente identificar sus demandas y propuestas para un nuevo
trato.
3.6.
Organizaciones presentes en la comuna de Ollagüe
- Comunidad
Indígena Quechua de Ollagüe
La
Comunidad Indígena Quechua de Ollagüe fue creada el año 1995
bajo el amparo de la Ley Indígena 19.253, posee estatutos y se rige por
un reglamento, es dirigida y administrada por un directorio de cinco miembros y
sus directivas duran un año pudiendo ser reelegidas. Sus principales
objetivos son:
- Promover
el progreso material y social de los integrantes de la Comunidad y del medio en
que está inserta, procurando beneficios sociales y económicos para
sus participantes.
- En
este sentido y en función del objetivo general la comunidad quechua,
según sus estatutos deberá:
- Administrar
los bienes comunitarios, especialmente los derechos de tierras y de aguas que
les pertenezcan.
- Elaborar,
presentar e impulsar todo tipo de proyectos, convenios contratos, actividades y
planes de desarrollo sea de forma autónoma o vinculándose con
organismos y organizaciones nacionales o internacionales de todo
tipo.
- Preservar
y promover el desarrollo de la cultura y los valores propios del pueblo quechua,
velando por el fortalecimiento del espíritu de comunidad y de solidaridad
entre sus miembros y con otras comunidades indígenas, particularmente en
lo relacionado con la tierra y el agua, fundamentos principales de su existencia
y cultura.
- Fomentar
la participación de los socios en las actividades de capacitación
y especialización que promueva la comunidad.
La
Comunidad Quechua es la organización más representativa de la
comuna de Ollagüe, tanto en gestión como en convocatoria. A
través de ella se han ganado proyectos de diversa índole (como la
habilitación de la Casa de Huéspedes Rural), que aportan al
desarrollo de los comuneros y sus familias.
- Junta
de Vecinos N°1
La
junta de vecinos N°1 de la Comuna de Ollagüe, posee personalidad
jurídica y existe desde antes de la creación de la comuna (1980)
bajo la jurisdicción de Calama. Tenía una función
informativa y se encargaba de obtener recursos para el poblado, además de
establecer los canales de comunicación entre la comunidad de
Ollagüe y la municipalidad de Calama. Si bien entró en receso
durante un tiempo, fue reestructurada el año 1998 por iniciativa del
municipio bajo los siguientes objetivos:
- Obtener
representatividad.
- Mejorar
la calidad de vida de los vecinos.
- Promover
la participación de la comuna.
- Lograr
una gestión comunitaria.
En
términos formales, sin embargo, podemos sostener que la Comunidad
Indígena se superpone a la Junta de Vecinos en muchos aspectos. La
primera tiene mejor llegada a la gente, se sienten más identificados con
esta organización ya que ésta involucra un reconocerse con una
identidad étnica, referida al origen y la identificación entre
pares.
- Agrupación
de Artesanas de la comuna de Ollagüe
Esta agrupación se constituye desde el
año 2001 como un grupo emergente de tejedoras en fibras naturales de
llama, alpaca y oveja. Cuenta con aproximadamente diez (10) integrantes, que
aunque funcionan como organización de hecho, es decir, sin personalidad
jurídica, basan su potencial en la calidad de sus confecciones. Esta
agrupación se visualiza como de gran importancia para el desarrollo de
las actividades productivas en la comuna, ya que dinamizaría tanto el
sector de los tejidos, así como también el de los microganaderos
de la comuna al poder convertirse en proveedores de lana. Es importante destacar
que esta organización se encuentra en un proceso de incipiente
formación, por lo que necesita de mucho apoyo, tanto de las autoridades
locales como externas. Esta y otras iniciativas presentes en Ollagüe forman
parte de la revalorización de los saberes tradicionales que se visualiza
en el poblado, sobre todo dentro del contexto de los alcances del proyecto de
educación intercultural bilingüe de la escuela local.
3.5.
Organizaciones presentes en la ciudad de Calama
A
pesar del intenso proceso migratorio ocurrido en Ollagüe, los migrantes
aún poseen una fuerte identificación con su lugar de origen. A
partir de esto se han organizado en torno a actividades que preservan sus
tradiciones así como otras cuyo fin es recreativo.
- Asociación
Indígena de Progreso, Desarrollo y Cultura del Pueblo de
Coska
Esta
Asociación que posee personalidad jurídica fue fundada el 24 de
Agosto de 1995, tiene como principal propósito el velar por el desarrollo
integral del Santuario de Coska, proponiendo y gestionando acciones pertinentes,
sobre todo en términos de infraestructura. La asociación congrega
a devotos, bailarines, promesantes y simpatizantes de la Virgen del Rosario de
Andacollo de Coska. En palabras de unos de sus representantes, los principales
objetivos son:
- Fortalecer
la identidad a través de programas que subirán el número de
personas interesadas en conocer la historia de la comuna y de la cultura
quechua.
- Fortalecer
a las organizaciones de Calama y Ollague para ganar más espacio y
así fortalecer la cultura en general.
1.
Agrupación Deportiva, Social, Cultural y Recreativa San Antonio de
Padua
Esta
asociación indígena fue formada el año 1998, es de
carácter funcional y posee personalidad jurídica. Su directorio
está conformado por cinco miembros y su duración es de dos
años. En lo concreto, la Agrupación Deportiva, Social, Cultural y
Recreativa San Antonio de Padua basa su accionar en la participación en
eventos culturales y competencias deportivas. En este sentido la
agrupación se encuentra afiliada a la ADREPCEL (Asociación de
Deportes y Recreación de la Precordillera Central El Loa) y participa
activamente en las actividades que esta entidad convoca. En sus estatutos
contempla, entre otros, los siguientes objetivos y funciones:
- Promover
la integración, la participación y el desarrollo de sus
integrantes.
- Representar
a sus integrantes ante cualquier autoridad, institución o persona, para
realizar actos convenios o gestiones conducentes al desarrollo integral de la
agrupación.
- Gestionar
la solución de los asuntos o problemas que afecten a la
agrupación.
- Colaborar
con las autoridades comunales.
- Informar
a la comunidad con respecto a programas y actividades municipales.
- Proponer
programas de protección del medioambiente de la comuna.
- Participar
en los distintos programas y proyectos realizados por la Municipalidad de
Ollagüe.
- Promover
la integración de los ollagüinos emigrantes radicados en la comuna
de Calama.
- Participar
en las actividades deportivas, recreativas, sociales y culturales impulsadas por
la Ilustre Municipalidad de Ollagüe.
- Promover,
difundir, resguardar las actividades culturales y costumbres que los identifican
como ollagüinos.
1.
Circulo Juvenil de Ollagüe
Esta
organización fue creada el 27 de Noviembre de 1997, su directiva cuenta
con cinco miembros y forma parte de ADREPCEL (Asociación de Deportes y
Recreación de la Precordillera Central El Loa). Sus objetivos son los
siguientes:
- Reunir
a niños, jóvenes y adultos de ambos sexos, provenientes del
poblado de Ollagüe, que por razones de trabajo, estudio o buscando una
mejor calidad de vida han debido emigrar a los centros urbanos, pero que
jamás han querido desconocer u olvidar sus raíces y tradiciones.
- Representar
a la Comuna de Ollagüe en las actividades sociales, recreativas, deportivas
y culturales, tanto en la cuidad de Calama como en pueblos cercanos.
1.
Club Social Cultural y Deportivo UNIFAM
Esta es una organización de carácter
funcional que posee personalidad jurídica, fue fundada el 12 de Febrero
de 1992 en una junta de familiares. Posee un directorio de cinco miembros y su
objetivo principal es representar a la comunidad de Ollagüe, al ser la
mayoría de sus socios descendientes de esta comuna. En palabras de uno de
sus representantes, “el objetivo era unir a la familia en torno al
deporte. Fue así como en 1993 nos insertamos en la asociación de
deportes y recreación rural (ADREPCEL), donde en varias oportunidades
obtuvimos el título de campeón. Asociamos e incorporamos a la
población rural. Nuestros jugadores son descendientes de distintos
pueblos del interior de Calama (Ollague, Estación San Pedro, Conchi
Viejo, Toconce, Cupo, Caspana)”. También en el año 1999
conforman un grupo de danza “Proyección Cultural Unifam” con
el objetivo de juntar a la juventud, proyectar la cultura, la danza, el dominio
escénico a través de coreografías, investigar tradiciones y
costumbres y llevarlas al escenario.
En la directiva de Unifam participan sobre todo
jóvenes hijos de migrantes, pero también personas mayores como la
señora Dorotea Calcina, quine en palabras de un miembro es “pilar
fundamental de la institución, la cual abrió una puerta importante
a “Unifam”, al poder conocer nuestra ascendencia, al haber nacido en
el poblado de Amincha, ella emigró a sus 15 años de Amincha por
motivos de trabajo... fue así como hoy representamos al poblado de
Ollague como migrantes. Nuestra intención es honesta, poder difundir a la
cultura quechua en distintos escenarios de Chile.”
1.
Consejo Comunal de la Cultura
Esta
entidad fue creada para resguardar y promover las costumbres y la cultura de la
comuna de Ollagüe. Tiene asiento en Calama, posee personalidad
jurídica desde el año 2000. Aglutina en su directiva a
personalidades de todas las agrupaciones funcionales relacionadas con el
poblado. De su reactivación a partir de mayo de 2002, el Consejo se
visualiza como un ente que puede canalizar las inquietudes de toda la comunidad
ollagüina, pudiéndose convertir en una coordinadora de agrupaciones
en lo que a materia de cultura se refiere.
Durante
las reuniones con las asociaciones indígenas presentes en Calama, Marta
Domínguez, quien representa a tres organizaciones indígenas
urbanas (Círculo Juvenil, Asociación Quechua Juvenil de
Ollagüe y Asociación Indígena del Pueblo de Coska), dio a
conocer algunos objetivos que cruzan a estas organizaciones en su quehacer y que
reflejan el espíritu que las anima a trabajar por el desarrollo de la
etnia, su cultura y proyección. Los objetivos son:
- Proteger
y revalorizar nuestro patrimonio ancestral, histórico, cultural y natural
(medio ambiente), arquitectónico y territorial.
- Rescatar,
proteger, dignificar, valorizar y promover nuestras tradiciones y costumbres
ancestrales y velar por el bienestar de nuestros pueblos
originarios.
- Revalorizar
y recuperar la historia de nuestras culturas.
Como
hemos visto a través de este capítulo, existen una serie de
organizaciones con diversos objetivos y propósitos, los cuales obedecen a
las realidades en que cada una de ellas se inserta. También podemos
constatar que todas a partir de sus definiciones apuestan por la
valorización y revitalización de las manifestaciones culturales en
sus distintas esferas (rescate y valoración de danzas, rescate de la
lengua, resguardo de las costumbres asociadas a una fiesta, etc). Por lo tanto,
a través de este recuento sobre las organizaciones indígenas
quechuas territoriales y funcionales, urbanas y rurales, inserto en los
objetivos del Subgrupo Quechua y de las reuniones desarrolladas con
representantes de cada una de ellas, podemos establecer cuáles son las
demandas y propuestas de los quechuas que se presentarán más
adelante en del Nuevo Trato.
3.6.
Balance de las políticas y legislaciones aplicadas al contexto de la
etnia Quechua
En
este apartado nos referiremos a cuáles han sido las políticas
emanadas desde el Estado de Chile y que han influido en el devenir de la etnia
Quechua a través de la historia. Es importante destacar que este grupo
posee una historia particular de relación con el Estado, la cual se
vincula con la consideración de ésta como un área
marginal, tanto en términos de población como en las actividades
económicas desarrolladas, entre otras, hecho que sin duda ha influido
sobre la conformación de las relaciones sociales, económicas y
políticas de los quechuas en la actualidad.
Para
lograr comprender cuáles han sido las políticas estatales que han
afectado a los quechuas de la zona de Ollagüe a través del tiempo,
debemos remontarnos nuevamente a los antecedentes históricos que
expusimos anteriormente. En efecto, a partir de la anexión de este
territorio al Estado chileno en 1879, se produce un cambio en la relación
que habían tenido tanto el Estado Boliviano y Peruano con las poblaciones
originarias que formaban parte de sus territorios antes de dicha anexión
(en este caso nos referimos a los grupos pastoriles presentes en la zona y
periféricos en relación a los núcleos poblacionales de
Lipez, Bolivia). Desde una impronta neocolonial, en el sistema de
dominación sostenido por el Estado Boliviano, por ejemplo en el impuesto
a la tierra de los grupos indígenas, se pasa a una economía
capitalista de enclave centrada en la minería y en la explotación
a ultramar en que las poblaciones indígenas regionales se vieron
involucradas activamente. (Gundermann 1998). Posteriormente, podemos ver que las
poblaciones pastoriles de Ollagüe que quedan bajo la jurisdicción
chilena, comienzan a articularse al desarrollo de la minería a
través de diferentes maneras, ya sea vendiendo sus productos pecuarios a
los centros mineros, o más tarde, vendiendo llareta como combustible
vegetal a las azufreras y minas de cobre.
La
política del Estado chileno de fines de siglo XIX y de la primera mitad
del siglo XX desconoce en mayor medida a los grupos indígenas del norte,
rotulándolos bajo la categoría de campesinos sin promover y
reconocer la especificidad de los grupos andinos presentes en la
zona.
De
este modo, la zona de Ollagüe, históricamente usada como lugar de
paso y tráfico de rutas, se sitúa de forma periférica
dentro del marco socio-histórico de relaciones entre pueblos
indígenas y Estado chileno, no sólo porque sus población
presenta una alta movilidad, sino también porque la economía
minera extractiva de azufre produce un constante flujo y reflujo de
población --principalmente quechua boliviana-- que trabaja bajo
condiciones muy precarias. Es a partir de la construcción del ferrocarril
Antofagasta – Bolivia, que llega hasta Ollagüe como última
estación chilena, que se crea una serie de servicios en torno a la
estación ferrocarrilera. En esta época existió
efectivamente una cantidad de población mayor que la actual, así
como una frontera flexible que se mantenía permeable a las poblaciones
que transitaban entre diferentes pisos ecológicamente
complementarios.
Sin
duda, la marca del Estado se incrementa en Ollagüe con las instituciones
creadas durante el gobierno militar en lo que se ha denominado “proceso de
chilenización”, que impone la doctrina de la seguridad nacional a
los territorios nacionales fronterizos. Para los indígenas del norte en
general y para los habitantes quechua parlantes de Ollagüe en particular,
la implantación de las escuelas de Concentración Rural
Fronterizas, como parte de este mismo proceso, tuvieron un enorme impacto, el
cual será detallado con mayor profundidad en un acápite dentro de
este capítulo.
Así
mismo, durante los años 80 con la reestructuración político
– administrativa de Chile, se crean una serie de municipalidades, como las
de San Pedro de Atacama y Ollagüe. Esta última se define como
geopolítica en su constitución, papel que cumple hasta el
día de hoy y que genera un rol subsidiario con la población
presente en la comuna. Este aspecto, sumado a la crisis cada vez más
profunda de la minería azufrera en la zona de Ollagüe –-cuyo
corolario se da en el año 1992 con el cierre de la última azufrera
en Amincha-- evidencia aún más el claro papel de sostenedor
económico asistencialista de la municipalidad en relación con el
bajo número de personas que se mantiene en la localidad. En este sentido,
no existen definiciones de una política de desarrollo económico
dirigido hacia la comuna de Ollagüe de parte del Gobierno Regional, ya que
el interés por la zona sólo se estructura a partir de la
conservación de la frontera, la cual se rigidiza también en este
período --por razones fitosanitarias, entre otras--, obstaculizando una
circulación mayor de personas y bienes que podría contribuir a
revitalizar la economía del sector.
Hoy
en día, a raíz de la promulgación de la Ley Indígena
19.253 del año 1993, es que vemos el surgimiento de la Comunidad Quechua
de Ollagüe, creada el año 1995, y que desde ese entonces ha
comenzado una progresiva revitalización de lo quechua propiamente tal.
Como vimos anteriormente, también se han creado una serie de asociaciones
indígenas quechuas en la ciudad de Calama, que buscan promover y
resguardar las tradiciones y costumbres que les son propias. En este sentido,
cabe mencionar que la promulgación de esta nueva legalidad para los
indígenas de Chile, abre una nueva etapa en la relación entre
pueblos indígenas y Estado, existiendo un reconocimiento legal e
institucional de los quechuas junto a las otras etnias del territorio nacional.
También, para los grupos étnicos del norte de Chile, la
Corporación Nacional de Desarrollo Indígena ha permitido canalizar
las demandas por tierras y la defensa de las aguas, tema fundamental hoy en
día en Ollagüe, y que trataremos en mayor profundidad más
adelante en este capítulo.
A
partir del análisis de las demandas de las propias organizaciones y de la
revisión sobre el accionar del Estado en la zona de Ollagüe, es que
podemos decir que las principales políticas y cuerpos legales que han
afectado a los indígenas quechuas, ayer y hoy, corresponden a las que
conlleva el Código de Aguas, ya que a través de este cuerpo legal
las empresas mineras han aprovechado el escaso recurso presente en el territorio
de Ollagüe y que es de vital importancia para el mantenimiento y desarrollo
de las actividades agropastoriles que aún practican las familias
quechuas. También la relación de la educación formal como
función del Estado, a través de las reformas educativas
implementadas por el país, ha implantado una visión
estigmatizadora y vertical, sin considerar las especificidades indígenas
presentes en la localidad. Estos dos temas serán abordados con mayor
profundidad a continuación.
3.7
Leyes y políticas del Estado en la zona de Ollagüe. El papel de la
Educación como reafirmación de la nación chilena y la
implementación de la Educación Intercultural
Bilingüe
En
el contexto de Ollagüe, la educación debe ser vista y entendida
dentro del proceso histórico nacional y a partir de los datos de
registro escolar que como documentos datan desde 1952. Sin embargo, se debe
precisar, que la existencia del poblado es anterior a este documento, donde es
evidente concluir que existía una población escolar que
probablemente fue atendida en términos formales o informales y por
información primaria recogida de personas adultas mayores donde
señalan que efectivamente ya desde la década del 30 funcionaba un
establecimiento educacional, de los cuales no se tiene documentación en
el poblado.
No
obstante, la información que se entregará a continuación se
ceñirá en los datos recopilados en los registros escolares antes
señalados. Si la educación se circunscribe al proceso
histórico nacional, los lineamientos de la escuela de 1952 se rigen por
la normativa oficial en la cual se enfatiza una preocupación del Estado
por reducir los niveles de analfabetismo, otorgando vital importancia a la
enseñanza primaria cuyo objetivo se explicita en la Ley de
Instrucción Primaria que fue promulgada el 26/08/20. A pesar de que esta
ley constituyó una modificación importante en la
concepción de la educación y su función social, continuaron
persistiendo problemas, tales como la desarticulación de los programas
escolares con la realidad nacional. Y la deserción escolar,
drásticamente elevada en los niveles educativos más altos
(situación que se agrava por cuanto el nivel educativo de la
población rural era de sólo 2,4 años, según un
estudio realizado en 1962/1964 por la Comisión de Planeamiento Integral
de la Educación, según texto de Reforma Educacional NB1,
TELEDUC).
Esto
no escapa a la realidad de Ollagüe, por cuanto el aislamiento de la
localidad y su condición de frontera la caracteriza principalmente por
situarse en condiciones de marginalidad y pobreza, ello se evidencia en el
escrito que menciona lo siguiente:
“con
orgullo y con tristeza he visitado la obra de chilenidad y cultura que
allí se realiza, tristeza por la falta de medios y pobreza franciscana en
que funciona, ante la indiferencia de los que con poco podrían hacer
mucho. Las condiciones higiénicas son deplorables. Espero, con mucha
credulidad y buena voluntad de mi parte, que esta indiferencia se rompa y los
hombres de la localidad cuyos corazones creo bien puestos cooperen en el
mejoramiento de la escuela donde sus hijos se hacen hombres” (Hugo
Chenone, médico sanitario, Ollagüe 01/04/53).
La
escuela de este período impartía educación de segunda
clase, criterio que se ordenaba según los grados de escolaridad,
refiriéndose segunda clase a entregar enseñanza a los dos primeros
grados, es decir hasta el cuarto año de escolaridad. Además la
escuela impartía cursos especiales, funcionando la Escuela Ambulante
(1952 y 1953) y la Alfabetización de Adultos (1954, en Educación
Vespertina). Esta última tenía como propósitos combatir el
analfabetismo en los pequeños núcleos de población, donde
no sea posible establecer escuelas fijas y llevar la obra de extensión
escolar hasta las poblaciones alejadas del centro de la cultura, con el objeto
de mejorar en ellas el ambiente intelectual, moral, cívico,
económico y social (Decreto del Reglamento General de las Escuelas
Primarias N° 3060).
La
escuela rural chilena por más de un siglo no ha atendido los
requerimientos de las comunidades indígenas, si se considera los
enunciados de la escuela ambulante, se deduce que el sistema educativo nacional
funcionaba en forma muy centralizada, desmereciendo categóricamente el
desarrollo cultural regional o local que se daba en lugares alejados del centro
de la cultura e imponiendo desde su perspectiva el desarrollo intelectual que
como modelo era el aceptable, negando así mismo toda expresión
propia de zonas distantes de la ciudad, es así que “desde sus
inicios el trato con los pueblos indígenas fue una relación
marcada por el interés de imponer la unidad territorial y la
hegemonía racial por sobre la diversidad cultural
existente”
En
términos de currículum sólo se hará referencia a la
asignatura de castellano o lenguaje y comunicación como se denomina
actualmente en donde el sistema nacional consignaba la enseñanza del
Idioma Patrio tanto en su lectura como escritura, es evidente que la
dinámica del poblado de Ollagüe de aquella época
contenía elementos culturales provenientes por un lado del propio
país y por otro, de la población oriunda de poblados bolivianos
cercanos, quienes como vimos constituían la mano de obra mayoritaria de
las minas azufreras. La situación de precariedad de la unidad educativa
además se observa en la cantidad de alumnos, que alcanzaba a 111
educandos entre niños y niñas distribuidos en cuatro cursos
atendidos por un solo profesor.
En
este contexto, la escuela en sus inicios denota la carencia tanto de
infraestructura, materiales y recurso humano, entre otros, lo que además
se complementa con un tipo de educación impartida que sólo
legitimaba, valoraba e imponía lo que el sistema nacional propugnaba sin
considerar la diversidad cultural y étnica, menos aún en lugares
apartados que carecían de una organización administrativa estatal
que en cierta forma pudiera haber articulado de mejor forma las necesidades de
aquella época.
Desde
1958 a 1961, el establecimiento educacional sigue funcionando bajo la misma
modalidad educativa y en las mismas condiciones de pobreza con la salvedad de
que la población escolar atendida ahora va en el quinto grado o
año de enseñanza. El currículo consigna a partir del 1958
la enseñanza del castellano tanto en su lectura, escritura,
redacción, gramática y literatura. El registro escolar de la
época no consigna como antecedentes la realización de cursos
especiales (Alfabetización de Adultos y Escuela Ambulante). “El
sistema educacional, ante la grave situación o crisis del propio sistema
educativo inicia una nueva reforma en el año 1965, la que se orientaba
principalmente a posibilitar el acceso igualitario de todos los niños y
jóvenes al sistema educacional sin dependencia de la situación
económica del alumno e integrar a los estudiantes a la comunidad nacional
y responder a sus necesidades de desarrollo, a través de una
educación que prepara para el trabajo” (La Reforma Curricular NB1,
Conociendo la Reforma, Teleduc., Dirección de Educación a
Distancia).
Además
la educación se extendió hasta la 8 años, esto
significó que niños y niñas permanecieran por más
tiempo en la primera etapa de la educación formal. Para Ollagüe, el
sistema educativo tuvo preocupaciones que se hacen evidentes con la
creación de dos nuevos establecimientos educacionales: la Escuela Rural
Mixta N°23 ubicada en Buenaventura atendiendo a población escolar
residente en el mismo sector, esto debe suponer que la demanda educacional
aumenta por cuanto el sector propiamente tal no dista más allá de
5 kilómetros de Ollagüe y la creación de otra escuela en el
año 1973 en el sector de Amincha que funciona hasta 1982. Esto indica
claramente que la población de Ollagüe siempre ha tenido una fuerte
circulación en términos de entrada y salida de personas, las que
estacionalmente vivieron por necesidades de tipo laboral. Sin duda, la
creación de escuelas evidencia una preocupación por entregar mayor
cobertura y atender a la totalidad de la población escolar existente bajo
las premisas de la reforma del 1965. A continuación se grafica a modo de
síntesis la siguiente tabla realizada en el Estudio de Diagnóstico
Comuna de Ollagüe (Gundermann y González 1993):
Tabla
6. Matrícula en escuelas de Buenaventura,
Amincha
y Ollagüe, según años de funcionamiento.
Año |
Matrícula |
Total |
|
Buenaventura
Buenaventura |
Amincha
Amincha |
Ollagüe
Ollagüe |
|
1952 |
- |
- |
149 |
149 |
1953 |
- |
- |
69 |
69 |
1954 |
- |
- |
71 |
71 |
1958 |
- |
- |
54 |
54 |
1959 |
- |
- |
94 |
94 |
1960 |
- |
- |
60 |
60 |
1961 |
- |
- |
62 |
62 |
1962 |
40 |
- |
61 |
101 |
1963 |
35 |
- |
46 |
81 |
1964 |
41 |
- |
63 |
104 |
1965 |
31 |
- |
S/I |
|
1966 |
29 |
- |
S/I |
|
1967 |
24 |
- |
S/I |
|
1968 |
31 |
- |
97 |
128 |
1969 |
16 |
- |
123 |
139 |
1970 |
- |
- |
94 |
94 |
1971 |
- |
- |
62 |
62 |
1972 |
- |
- |
61 |
61 |
1973 |
- |
92 |
50 |
142 |
1974 |
- |
82 |
59 |
141 |
1975 |
- |
69 |
74 |
143 |
1976 |
- |
98 |
74 |
172 |
1977 |
- |
65 |
68 |
133 |
1978 |
- |
90 |
51 |
141 |
1979 |
- |
95 |
69 |
164 |
1980 |
- |
75 |
81 |
156 |
1981 |
- |
49 |
142 |
191 |
1982 |
- |
75 |
107 |
182 |
1983 |
- |
- |
170 |
170 |
1984 |
- |
- |
189 |
189 |
1985 |
- |
- |
166 |
166 |
1986 |
- |
- |
180 |
180 |
1987 |
- |
- |
191 |
191 |
1988 |
- |
- |
205 |
205 |
1989 |
- |
- |
106 |
106 |
1990 |
- |
- |
77 |
77 |
1991 |
- |
- |
71 |
71 |
1992 |
- |
- |
75 |
75 |
1993 |
- |
- |
39 |
39 |
Fuente:
Libros de Registro Escolar, Escuela de Ollagüe. En Gundermann y
González, 1998.
Aunque,
como se menciona anteriormente, existe una preocupación por atender a la
población escolar en términos de cobertura, se hace necesario
considerar y destacar las vivencias de los pobladores como estudiantes de
aquella época en relación al trato discriminatorio y peyorativo
del cual fueron partícipes y que guarda relación con una
educación normada verticalmente, hegemónica e impositiva sin
considerar los particularismos. Los estudiantes de aquellos tiempos guardan
tristes recuerdos y resentimientos;
“Antes
mis hijos, por ejemplo, ellos llegaron a hablar, por ejemplo mi hijo mayor, el
Braulio sabía hablar quechua. Entonces cuando los niños de
aquí de Ollagüe los trataban de paisanos, entonces por eso a los
niños nunca les gustó hablar en quechua...entonces los
niños tenían vergüenza de hablar” (Ramona Paucar,
08/06/02).
Durante
la década de los 80, específicamente “entre los años
1981 y 1986, en el marco de la modernización del Estado, se realiza el
proceso de municipalización de los establecimientos educacionales
estatales que modificó sustancialmente el sistema de financiamiento de la
educación” (La Reforma Curricular NB1, Conociendo la Reforma,
TELEDUC, Dirección de Educación a Distancia). Este período
coincide con la creación de la Comuna de Ollagüe el 15/10/80,
mediante decreto con fuerza de ley N° 1-2868/1980, creación que como
vimos se concibe bajo un rol estrictamente geopolítico. Es precisamente
en este período cuando aún más se fortalece el deterioro
progresivo y deliberado de las etnias que conforman el país bajo las
políticas oficialistas de un régimen militar que para mantener el
orden y seguridad del estado implementa el establecimiento de escuelas rurales
de concentración fronteriza, cuya finalidad es chilenizar intensificando
“los valores e historia patria”. Evidentemente, la concepción
y rol de la educación para este período enfatiza aún
más la discriminación por parte de la sociedad en general en
contra de la población indígena, lo que provocó para
algunos pueblos la pérdida paulatina de su identidad, deterioro de su
autoestima y sentido de pertenencia:
“Estudié en el internado durante los años 1982 al 1988, nos
ordenaban bajo una disciplina de régimen militar, nos trataban con
golpes, muchas veces nos reiteraron nuestra condición de indios y de
bolivianos, creo que lo hacían para mantener la disciplina, para ese
entonces esto era un acto de humillación, quienes se revelaban eran
más golpeados aún, por cualquier cosa nos pegaban y eso
también nos provocaba temor” (Nelson González,
29/06/02)
La
cita anterior ejemplifica aún más la condición en
términos de trato sólo en el plano educativo, sin considerar los
otros elementos de igual relevancia como lo son el tema de las aguas, la
migración forzada, la ausencia de fuentes laborales con la consiguiente
marginalidad y atención asistencialista por parte del
Estado.
Estos
antecedentes, evaluados a la luz de lo que ocurre actualmente en la localidad,
dejan entrever que el abandono sistemático del lenguaje, considerado uno
de los principales transmisores de la cultura, es en gran parte responsabilidad
de la institución escuela que históricamente negó el uso de
su principal forma de comunicación (usada en los espacios comunitarios y
familiares), causando la pérdida progresiva de la lengua por prestigio
social y por desplazamiento lingüístico del castellano en desmedro
del quechua con la consiguiente negación de la identidad local, lo cual
además se traduce en una notoria marginación
socio-económica y cultural. Esta situación actualmente se
encuentra en el límite, con la pérdida casi total de la lengua
originaria producto de la dinámica social ocurrida en el poblado.
No
obstante, a partir de la década de los 90 se generó un contexto
político privilegiado para tratar de revertir esta situación,
siguiendo así el proceso iniciado en otros países
latinoamericanos. Sin duda, “uno de los acontecimientos políticos
más importantes logrados por los pueblos indígenas de la
América del Sur, a fines del siglo XX, es haber sido reconocidos como
sociedades originarias que históricamente generaron formas complejas de
cultura en respuesta a los desafíos de la naturaleza dentro de su propio
territorio” (Enríquez y Ccori 1998). Es así como el contexto
político que vivió el país durante esta década trajo
consigo una serie de acontecimientos para permitir la participación
democrática de la mayor cantidad de actores sociales que durante 17
años habían sido perseguidos, negados y marginados de las
decisiones, entre ellos, los indígenas. A partir de la Firma del Acta de
Nueva Imperial y la promulgación de la Ley Indígena, se aspira a
concretar el rol participativo de las comunidades para ser atendidos en sus
demandas y necesidades, así como el compromiso de legislar a su favor. En
relación a la educación, se establecen líneas
programáticas con distintas acciones que promuevan la Educación
Intercultural Bilingüe (EIB), esto implica “un cambio sustancial a
nivel de la política educativa y lingüística, porque apertura
el derecho de los grupos indígenas a ser educados en sus propias lenguas
y cultura a partir de esta modalidad educativa” (Enríquez y Ccori
1998), las que además se rigen por mandato estableciéndose
que:
“a)
El uso y conservación de los idiomas indígenas, junto al
español, en las áreas de alta densidad poblacional
indígenas;
b)
El establecimiento en el sistema educativo nacional de una unidad
programática que posibilite a los educandos acceder a un conocimiento
adecuado de las culturas e idiomas indígenas y que los capacita para
valorarlas positivamente.
c)...en
las áreas de alta densidad indígena y en coordinación con
los servicios y organismos del estado que correspondan, desarrollará un
sistema de educación intercultural bilingüe a fin de preparar a los
indígenas para desenvolverse en forma adecuada tanto en su sociedad de
origen como en la sociedad global...” (Ley Indígena
19.253)
Esto
implica incorporar en la currícula la EIB como modalidad educativa en
aquellas escuelas que están insertas dentro de comunidades
indígenas, fortaleciendo el uso de la lengua vernácula en los
escolares cuya población la mantenga en uso, así como la
preservación de costumbres y rituales ancestrales. En el contexto de
Ollagüe, la EIB se asume como proceso a partir de los establecido en el
Plan de Desarrollo Comunal elaborado en 1996 y aprobado el año
siguiente, el que dentro del área de educación contempla a la EIB
y que se fortalece dado el contexto sociocultural de la localidad,
apoyándose en la organización institucional de la Comunidad
Quechua creada el año 1995. Además, en 1996 el Ministerio de
Educación asume el tema bajo la creación del Programa. Desde esa
fecha hasta hoy día se han ejecutado diversas acciones para implementar
esta modalidad educativa que aspira a legitimar los conocimientos, saberes y
valores existentes como formas de vida de los quechuas. Concretamente la unidad
educativa San Antonio de Padua ha sistematizado el trabajo en diferentes
acciones desde 1997 hasta la fecha, correspondiendo éstas a la
contextualización de instituciones o escuelas, asesorías externas
a docentes y comunidad quechua, publicación de textos interculturales
bilingües, elaboración y publicación de software educativos,
elaboración de material didáctico y elaboración y puesta en
marcha de planes y programas de EIB para NB1 y NB2.
Se
debe reconocer que existe la voluntad política para llevar a cabo la
educación intercultural bilingüe, la que se visualiza a
través de la asignación de recursos para ejecutar diversos
proyectos, sin embargo, se deben hacer los siguientes alcances como
consideraciones para mejorar la propuesta educativa. Por un lado, se debe
fortalecer la capacitación docente ya que los profesores de esta unidad
educativa no son hablantes, integrar más aún a la comunidad y a
los asesores culturales en la elaboración de los Proyectos Educativos
Institucionales que realizan las escuelas así como en las actividades de
aulas, la elaboración de materiales, etc., evaluar el proceso educativo,
complementar la aplicación de planes y programas de estudios con
más material de apoyo (textos, juegos didácticos), intercambiar
experiencias con otras realidades.
Es
evidente que la educación intercultural bilingüe se circunscribe o
se limita sólo a aquellas comunidades de alta población
indígena, es así como este tipo de educación es sólo
territorial, a excepción de la Región Metropolitana, pero a nivel
de la zona norte y específicamente en Ollagüe, los educandos ven
finalizada la enseñanza de la EIB al egresar de octavo año sin
continuar con esta modalidad educativa en los niveles siguientes de
enseñanza, lo que constituye una gran limitante, pues más
allá de fortalecer la autoestima de los educando indígenas y de
los pobladores en general, lo que se requiere actualmente es la
validación en la sociedad a la cual se incorporan, entendiéndose
que “la educación intercultural bilingüe es una
educación para la democracia...la democracia implica la modestia de
reconocer la pluralidad de pensamientos, opiniones, convicciones y visiones del
mundo”(Zuleta 1995, en Enríquez y Ccori 1998), lo cual implica el
respeto a la diversidad cultural que los individuos poseen. En este sentido,
cobra vital importancia la incorporación del la EIB en las ciudades con
los emigrantes procedentes de distintas etnias por cuanto hoy “el mundo y
sus gobernantes están plenamente convencidos, que el camino de la
integración, la asimilación y el no respeto a la identidad
cultural, es un camino violento y forzado” (Enríquez y Ccori 1998),
esto supone incorporar la EIB en el nivel de enseñanza media para brindar
atención a la población escolar que egresa de la unidades
educativas provenientes de las comunidades rurales con una línea
educativa que tenga continuidad. Por otro lado, como se ha visto a lo largo de
este informe Ollagüe, continua con una situación preocupante en
cuanto a su despoblamiento, carencia de fuentes laborales, etc., lo que se
traduce en una deficitaria matrícula a pesar de la infraestructura que
posee la unidad educativa, la siguiente tabla muestra la matrícula del
establecimiento desde el año 1994 a la fecha:
Tabla
7. Situación de matrícula del año 1994 hasta la
fecha.
Año |
Matrícula |
Total |
|
Escuela
San Antonio de Padua |
|
1994 |
44 |
44 |
1995 |
46 |
46 |
1996 |
41 |
41 |
1997 |
54 |
54 |
1998 |
47 |
47 |
1999 |
44 |
44 |
2000 |
54 |
54 |
2001 |
56 |
56 |
2002 |
60 |
60 |
Si
efectivamente, la EIB es una gran apuesta que legitima a las comunidades
indígenas y sus formas de vida en el sistema formal, entonces es
necesaria la reflexión permanente frente al tema y articular su
proyección no sólo en el plano educativo sino también
considerar su impacto en lo político, económico, cultural y
social, puesto que el trabajo en esta línea en nuestro país es
incipiente. Respecto a estos dos últimos puntos es importante resaltar la
necesidad de generar un trabajo interdisciplinario entre pedagogos de EIB y
profesionales de otros ámbitos que aporten a una educación de este
tipo, razón por la cual, la implementación de estos programas
debiera contar con la asesoría de antropólogos,
arqueólogos, etnohistoriadores, etc, tal cual se ha hecho desde el 2001
en la Escuela San Antonio de Padua. Esto se relaciona no sólo con los
contenidos entregados en el aula sino también con los textos pertinentes
para EIB, ya que es notoria la escasa información entregada en los textos
escolares respecto a la prehistoria e historia local, en circunstancias que
dicho conocimiento no sólo permitiría al alumno valorar su pasado
inmediato sino también fortalecer su identidad étnica y aumentar
su autoestima, cumpliendo así con los objetivos de la educación
chilena. Más aún, teniendo en cuenta que ya desde principios de la
década de los 90 se tienen textos de difusión, hechos por
arqueólogos y antropólogos, en los cuales se entrega
información general acerca de los proceso prehispánicos más
importantes a nivel americano y chileno, así como otros que caracterizan
a las poblaciones indígenas actuales, pudiendo éstos ser
aprovechados por los profesores que desarrollan la EIB (entre otros,
Los
Primeros Americanos y sus descendientes; América. Antiguo Nuevo Mundo I;
Prehistoria. Culturas de Chile desde sus orígenes hasta los albores de la
conquista; Etnografía: Sociedades indígenas contemporáneas
y su
ideología).
Junto
con esto, tiene especial relevancia la articulación de este proceso
educativo con la información entregada en los museos locales, ya que
estos espacios de educación informal pueden ser objeto de actividades
destinadas a incrementar el conocimiento de los alumnos de EIB sobre su pasado
prehispánico e histórico, haciendo así que valoren los
sistemas de vida tradicionales de los cazadores recolectores, pastores y/o
agricultores, caravaneros, arrieros y mineros, entre otros, en favor de la
aceptación de la diversidad cultural al interior del propio país.
Sin duda, esto requiere del apoyo de ambas partes ya que así como los
profesores deben acercarse a los museos, los arqueólogos,
museólogos o encargados de la información entregada en los mismos,
deberán consideran los requerimientos de las escuelas rurales o urbanas
localizadas en territorios ocupados por comunidades indígenas, herederas
directas de este pasado.
Estaremos
de acuerdo en que sólo a partir del conocimiento acabado que tengan los
alumnos y toda la comunidad sobre su pasado inmediato, éstos
podrán proteger su patrimonio cultural tangible e intangible, evitando
situaciones lamentables como la pérdida de un contexto
arqueológico incaico encontrado en la quebrada de Cohasa, hace más
de 20 años, del cual hasta la fecha no se tiene información. Al
respecto, cabe mencionar que por iniciativa de la propia Comunidad Quechua de
Ollagüe, se envió una carta de denuncia al Consejo de Monumentos
Nacionales, así como se entregó un cassette en el cual Don Jorge
Condori, protagonista del hallazgo y partícipe de su rescate, relata todo
lo sucedido con el fin de lograr su pronta recuperación. La
protección del patrimonio arqueológico e histórico de
Ollagüe debe considerar también la concientización de sus
autoridades locales y estatales, en relación a la necesidad de informar a
los profesionales que trabajan en la zona sobre la realización de obras
(caminos, construcciones, etc.), que conlleven remoción del terreno, ya
que los estudios realizados por Leandro Bravo en este territorio así como
los que comienzan a ponerse en marcha, evidencian su indudable riqueza
patrimonial.
3.8.
Leyes y políticas del Estado en la zona de Ollagüe. El Nuevo
Código de Aguas y su impacto en el ecosistema y la forma de vida
local
En
1981 se dicta el Nuevo Código de Aguas (D.F.L. N° 1.222 de 1981), el
cual reformuló la antigua legislación vigente sobre la materia, el
Código de Aguas de 1969. En conformidad a la nueva normativa, las aguas,
no obstante por ser bienes nacionales de uso público, se otorgan a los
particulares mediante un derecho de aprovechamiento de ellas, derecho real que
pasa a ser de propiedad del titular, quien puede usar, gozar y disponer de su
derecho en conformidad con la ley. Este derecho es transferible, transmisible y
prescriptible y se constituye por un acto de autoridad, independiente de si el
solicitante es dueño o no de la tierra donde está ubicada el agua.
(La legislación Indígena en Chile desde la Independencia,
Hervé y Urrejola, 2002. Comisión Verdad Histórica y Nuevo
Trato). De esta manera, al separar el derecho del agua del derecho a la tierra,
la nueva ley permite que particulares ajenos a las comunidades puedan pedir
derechos de aprovechamiento, no reconociéndose así el derecho
histórico de las comunidades a la propiedad de estos acuíferos por
intermedio del uso que han hecho ancestralmente de este recurso, como tampoco se
respecta la relación intrínseca que existe entre la tierra y el
agua.
Sin
duda, existen muchos casos en el norte de Chile – área
atacameña, aymara y quechua – donde esta liberalización al
mercado de las aguas durante los años 80 produjo un irreparable
daño a los ecosistemas, el desecamiento de vegas y bofedales (por
ejemplo, las vegas de Turi) y un desmedro en la capacidad agrícola de las
familias campesinas indígenas de la Primera y Segunda Región
Chile. Este panorama devastador y dramático, en algunos casos, desalienta
a los dirigentes por lo intrincado del proceso de otorgamiento de derechos
y las presiones que en muchas ocasiones ejercen las empresas mineras para
que uno por uno los comuneros cedan a las presiones y ofertas monetarias.
También vemos como efectivamente la Corporación Nacional de
Desarrollo Indígena, en conjunto con las comunidades, ha actuado logrando
proteger ciertas áreas bajo diferentes modalidades, ya sea vinculando el
tema del agua de las comunidades con la declaración de Areas Silvestres
Protegidas en coordinación con el Servicio Agrícola y Ganadero o
con la inscripción de la propiedad comunitaria de tierras y aguas, cuando
esto es posible.
La
articulación de las demandas indígenas de la zona norte de nuestro
país (Aymaras, Atacameños y Quechuas) se ha realizado a partir de
la defensa principalmente de las aguas. Esto ha permitido que desde las bases
comunitarias se levanten las voces que reclaman por el justo derecho a hacer uso
de este preciado recurso, fundamental para la realización de sus
actividades silvoagropecuarias. Es indudable el valor que tiene el agua para las
comunidades, no sólo en el plano de las actividades productivas, sino
también en el ámbito de lo sagrado. Para la comunidad
indígena de Ollagüe el agua constituye un valor en sí misma,
pues ésta, dentro de la cosmovisión de sus habitantes, tiene vida
propia, es generadora de vida y está en relación permanente con
los otros elementos de la naturaleza. Para la población que aún
mantiene dentro de su forma de vida el pastoreo, el agua constituye el sustento
de su economía y uno de los fundamentos de su cosmovisión andina.
Podemos ver la importancia del agua para la gente de Ollagüe, a partir de
las palabras de una comunera:
“Que
no toquen el agua, sin agua no somos nada, claro. La juventud que va hacer. De
qué vamos a tomar, con qué vamos a sembrar, todo se va a secar, ya
se ha visto en parte”. (Brígida Huanca, Reunión 8 de Junio
2002, Ollagüe).
Las
peticiones de aprovechamiento de agua por parte de las empresas mineras en
Ollagüe no es un tema nuevo, ya el año 1993 Gundermann y
González sostienen: “Cabe mencionar una situación emergente
que puede llegar a tener gran importancia. Desde el Salar de Ascotán y
Carcote, pero en especial del primero, Codelco espera extraer y trasladar agua
para surtir sus nuevos proyectos mineros en las inmediaciones de Calama (Mansa
Mina, Radomiro Tomic y, sobre todo, El Abra). Por tratarse de ecosistemas
frágiles, hay probabilidades de que ello impacte en las disponibilidades
de aguas superficiales de estos salares, afectando fuertemente la flora y fauna
locales. Cabe recordar que en lugar existen poblaciones interesantes de aves
acuáticas y alguna fauna mayor como vicuñas. El proceso que se
está abriendo, si no se administran las medidas adecuadas, puede conducir
entonces al deterioro de los sistemas ecológicos locales, restando
ciertas posibilidades de desarrollo a la comuna, particularmente en el plano del
turismo basado en belleza escénica.” Es importante hacer
hincapié sobre la necesidad de protección del recurso agua en
Ollagüe, de hecho es una de las preocupaciones centrales de la Comunidad
Indígena y también del municipio hoy en día, ya que como se
señaló anteriormente, al extraer el agua de los acuíferos
presentes en la zona, no sólo se afectan las actividades
agropecuarias, sino también los frágiles ecosistemas (como la
particular flora y fauna asociada a los salares) que
serían
la base para
desarrollar la actividad turística vinculada con lo elementos del paisaje
y de esa manera generar actividades productivas para ayudar a la alicaída
economía de la comuna.
Existen
diversos agentes estatales que se han comprometido con la Comunidad
Indígena en el tema de la defensa de las aguas. Podemos nombrar a la
Ilustre Municipalidad de Ollagüe y el Servicio Agrícola y Ganadero
(SAG). Este último organismo ha realizado oposiciones de agua a solicitud
de la Municipalidad de Ollagüe durante los últimos años, la
Tabla 8 da cuenta de la presión que ha existido hacia la obtención
de los derechos de aprovechamiento por parte de las empresas mineras
–principalmente Chuquicamata-- lo que alteraría irremediablemente
los ecosistemas de salares como el de Carcote (1 requerimiento) que se encuentra
casi inalterado. Actualmente también podemos observar solicitudes sobre
el salar de Ollagüe (5 requerimiento) lugar en que se encuentra emplazado
el poblado de Ollagüe y el salar de Ascotán (4 solicitudes). Las
oposiciones de agua realizadas por el SAG se fundamentan en resguardos
ambientales, lo que si bien es una medida de protección efectiva, inhibe
a la comunidad como poseedora ancestral de los derechos de agua.
Tabla
8.- Peticiones de exploración y aprovechamiento de aguas
en
sector Ollagüe revisadas por SAG II Región a mayo del
2002.
Peticionario |
Tipo
de solicitud |
Fecha |
Q
(caudal) |
Lugar |
Medidas
de
Resguardo
ambiental
- SAG |
SQM
Químicos S.A. |
Exploración |
02-04-02 |
100
l/s |
Salar
de Carcote (Ollagüe) |
Sí |
Codelco
Chile Div.
Chuquicamata |
Aprovechamiento |
08-03-02 |
50
l/s |
Salar
Ascotán |
Sí |
Codelco
Chile Div.
Chuquicamata |
Aprovechamiento |
08-03-02 |
200
l/s |
Comunidad
Indígena Ollagüe |
Sí |
Codelco
Chile Div.
Chuquicamata |
Aprovechamiento |
08-03-02 |
200
l/s |
Salar
Ascotán |
Sí |
Codelco
Chile Div.
Chuquicamata |
Aprovechamiento |
08-03-02 |
80
l/s |
Pampa
Perdiz |
Sí |
Codelco
Chile Div.
Chuquicamata |
Aprovechamiento |
08-03-02 |
160
l/s |
Salar
Ascotán |
Sí |
Codelco
Chile Div.
Chuquicamata |
Aprovechamiento |
25-02-99 |
60
l/s |
Salar
Ollagüe |
Sí |
Codelco
Chile Div.
Chuquicamata |
Aprovechamiento |
25-02-99 |
50
l/s |
Salar
Ollagüe |
Sí |
Codelco
Chile Div.
Chuquicamata |
Aprovechamiento |
25-02-99 |
50
l/s |
Salar
Ollagüe |
Sí |
Codelco
Chile Div.
Chuquicamata |
Aprovechamiento |
10-08-01 |
300
l/s |
Salar
Ascotán |
Sí |
Codelco
Chile Div.
Chuquicamata |
Aprovechamiento |
10-08-01 |
400
l/s |
Ollagüe |
Sí |
También
la CONADI en conjunto con la Dirección General de Aguas realizaron un
trabajo de “Actualización y delimitación de Acuíferos
que alimentan Vegas y Bofedales Región de Antofagasta”, dentro del
cual se establecen las vegas y bofedales que están presentes dentro del
territorio de cada comunidad indígena con el fin de resguardarlas de
futuras peticiones (Ver Anexo 3 de lista de vegas y bofedales elaborada por el
organismo). En efecto, a raíz de este documento se firmó un
compromiso durante este año entre el Ministro de Agricultura, el Alcalde
de la comuna y la Comunidad indígena, con la finalidad de apurar el
trámite de declaración de un sector de Ollagüe como Area
Silvestre Protegida.
La
declaración de Área Silvestre Protegida, sin duda es una
acción concreta en torno a la protección de los ecosistemas
amenazados en el sector de Ollagüe, sin embargo, la comunidad
indígena reiteradas veces ha manifestado sus aprehensiones sobre la
propiedad de los derechos de agua involucrados, ya que ellos piensan que si se
declaran esos lugares bajo protección, ello necesariamente implica que la
propiedad de los acuíferos es fiscal, o en otro caso al organismo
solicitante del derecho, como la Municipalidad de Ollagüe.
A
través de esta pequeña síntesis sobre el efecto de la
legalidad del actual Código de Aguas, es que podemos ver que la
presión de las empresas mineras de la zona es cada vez más patente
en este sector del altiplano chileno e indudablemente tendría
consecuencias negativas sobre los ecosistemas de salares, ya que su equilibrio
es muy frágil. También tendría efectos para el desarrollo
de actividades de tipo turístico en que las comunidades tuvieran una real
participación a través de un etnodesarrollo.
Por
último, otro hecho preocupante es que la Comunidad Indígena y
también las Asociaciones Indígenas Urbanas no están en
antecedentes de las gestiones, legalidad involucrada y mecanismos de resguardo
de sus derechos como grupo indígena reconocido en la institucionalidad
actual, en relación con el recurso agua. Este hecho es preocupante sobre
todo porque aún estamos a tiempo de proteger una gran parte de los
acuíferos presentes dentro de la zona de Ollagüe, pero estos no
puede realizarse sin la participación informada de la comunidad, quien al
fin y al cabo es la que debe decidir sobre el destino de los recursos de su
entorno. La información que poseen los organismos involucrados en las
oposiciones realizadas hasta el momento debe ser socializada hacia los miembros
de las comunidades y de esta manera evitar la pérdida de los derechos por
presiones indebidas efectuadas por las empresas como Codelco
–Chuquicamata-- quien durante el mes de mayo del presente año
ofreció a la comunidad una cantidad de dinero por los derechos de agua de
un acuífero del sector.