Portada Anterior Siguiente Índice | 8. Arriendo a la Compañía Explotadora de Isla de Pascua

8. Arriendo a la Compañía Explotadora de Isla de Pascua


El 29 de agosto de 1895 por el Decreto 1.130 se arrendó la Isla a Enrique Merlet, de triste memoria, el cual estableció una compañía explotadora. Cometió toda clase de tropelías, como confiesa su primer administrador en la Isla, Sr. Sánchez Manterola en su memorial histórico: desde fraudes a las compañías de seguros, pasando por quemar personal e intencionadamente las plantaciones de los isleños, sus cosechas de camotes, gallinas que tenían en el campo, provocando un incendio de grandes proporciones, hasta culminar su maldad con la muerte del rey Riroroko. Estando éste en Valparaíso, ara exponer luego ante el Presidente de la República la situación en la Isla, por encargo de Merlet, se le embriagó, llevándole a lugares sospechosos hasta que cayó enfermo siendo envenenado por un alemán llamado Jefferies.

En Noviembre de 1900 el Sr. Sánchez Manterola fue sustituido como administrador de la firma Merlet por el Sr. Horacio Cooper, personaje éste que tenía en común, la aplicación coercitiva de la administración.

Llegaron a tal punto los desafueros de Enrique Merlet y su hermano Numa que toda esta actuación llegó a conocimiento de la Santa Sede. El Cardenal Ledochowski, Prefecto de la Propaganda Fide, envió un mensaje al Arzobispo de Santiago, Monseñor Casanova para que informara al gobierno de Chile al respecto diciendo, entre otras cosas: “Se dice que una sociedad comercial... sigue tiranizando a sus habitantes, despojándolos de sus propiedades y de su libertad, obligándoles a hacer penosísimos trabajos con pésima remuneración reduciendo el tiempo que han de dedicar a los oficios religiosos y perpetrado otros abusos de parecida naturaleza”. Este documento se considera como pionero en la defensa de los derechos humanos, emanados del Vaticano, como no podía ser menos en el pontificado del Papa León XIII, autor de la famosa Encíclica “Rerum Novarum”, de corte moderno social por primera vez en la Iglesia.

El Cardenal Mariano Rampolla, Secretario de Estado de León XIII, desde Roma, escribe también oficialmente al Arzobispo Casanova enviándole un oficio sobre la firma Merlet y sus abusos contra los pascuenses para que la haga llegar al Supremo Gobierno de Chile. Así pues, el 26 de septiembre de dicho año 1900 el Arzobispo Metropolitano hizo entrega de una copia autorizada al Ministro de Relaciones Exteriores de Chile, para que se cortaran tales abusos y al mes siguiente don Manuel Salinas, Ministro de Relaciones Exteriores respondía oficialmente al prelado santiaguino diciendo que el Gobierno de la República sentían una gran preocupación por la situación moral y religiosa de la Isla y por los malos tratos de Merlet y que daría oportunas instrucciones para subsanar los hechos llevando un informe al comandante del buque escuela “General Baquedano”.

Las presiones hechas por la Santa Sede, por un lado, y la situación económica, por otro, influyeron en que la empresa Merlet firmara en 1903 la escritura de compraventa a favor de la compañía “Williamson & Balfour”, que pasó a denominarse CEIP (Compañía Explotadora de Isla de Pascua). Esta compañía inglesa con intereses en América Latina, ejerció su influencia en la Isla durante medio siglo. Así en 1905 llegó como administrador el inglés Mr. Henry Percival Edmunds, a quien los pascuenses apodaron como “reherré”.

Durante el dominio de la compañía inglesa, los rapanui estuvieron, por así decirlo, presos en su propia tierra no pudiendo traspasar los límites del núcleo habitado, ni siquiera pescar sin la autorización de las autoridades, cercados por alambradas puestas por todas partes.

Entre tanto se sucedieron varios hechos en tan largo período de explotación. Así en 1911 Monseñor Edwards asumió la tuición espiritual de la Isla, que intervino en los asuntos más perentorios de la misma. En 1913, María Angata Veri Tahi a Pengo, que reemplazaba al rey asignado Simeón Riroroko, tomó la decisión de exigir a la Compañía la devolución de los animales traídos por ella desde Tahiti.

Segunda Parte