4.1. Desarrollo
de recursos humanos
- Si
bien en la Universidad Arturo Prat se imparte actualmente la carrera de
Pedagogía en Educación Básica Intercultural Bilingüe,
ella obedece a un programa especial y aún no cuenta con
acreditación ante los organismos pertinentes, lo que no asegura su
continuidad. Buscar los mecanismos para hacer efectivo este proceso es de vital
importancia para las aspiraciones aymaras.
- La
Universidad de Tarapacá, en tanto, cuenta con un post-grado en
Educación Intercultural Bilingüe, que también debe ser
fortalecido.
- Diseñar
e implementar un programa de capacitación continua para los docentes que
ejercen sus labores en establecimientos con presencia de estudiantes aymara que
contemplen contenidos sobre cultura e historia social aymara. Tanto en el
diseño como en la implementación de este programa se deberá
garantizar la participación de representantes de las comunidades y
organizaciones indígenas.
- Las
evaluaciones que realiza el MINEDUC hoy d{ia a través de la prueba SIMCE
y otros instrumentos están basados principalmente en la medición
de habilidades. Sin embargo, consideramos que estos instrumentos debieran medir
también la capacidad intercultural de los alumnos, y por tanto la
enseñanza debiera incorporar contenidos relacionados a este
criterio/concepto.
- Modificar
el reglamento de selección de los yatichiris (profesores) para los
colegios rurales de tal forma que permita priorizar aquellos profesionales
indígenas con pertinencia cultural y capacidad
intercultural.
4.2. Becas
Indígenas y otros beneficios
- Incremento
de los recursos asignados al fondo de becas indígenas.
- Modificación
de los criterios de asignación de las becas indígenas, para
favorecer efectivamente a los estudiantes de escasos recursos. Inclusión
de nuevos criterios: distancia entre el lugar de procedencia del estudiante y el
lugar en que estudia, nivel de escolaridad del núcleo familiar, efectiva
particpación en organizaciones indígenas.
- Asegurar
el acceso de los estudiantes aymaras descendientes de familias bolivianas a las
becas indígenas.
- Ampliar
la capacidad de los internados existentes en las zonas rurales y mejorar su
infraestructura y equipamiento
- Mejorar
el Programa de Becas Indígenas y otros beneficios para el desarrollo de
recursos humanos, y los beneficios obtenidos serán sólo para
familias Aymaras chilenas o hijos chilenos de padres extranjeros de etnia
indígena.
- Habilitar
una casa de acogida para estudiantes aymaras de zonas rurales que realizan sus
estudios en zonas urbanas.
5. Cultura
La
cultura e identidad aymara ocuparon un lugar importante en las discusiones del
III Congreso Nacional Aymara; al respecto el balance fue crítico:
“Existe
discriminación interna entre aymaras, tales como aymaras urbanos con
aymaras rurales, discriminación entre aymaras de precordillera y
altiplano
Paulatinamente
se han perdido tradiciones por efecto de la migración y la
intromisión de las iglesias evangélicas y otros factores
(políticos, educacionales, etc.)
Los
padres de familia no enseñan aymara a sus hijos, por lo cual la gran
mayoría tienen vergüenza de hablar su propio idioma
La mayoría de
participantes en la comisión, ha determinado no conocer bien la historia
aymara y la historia andina, por lo cual la identidad se expresa en forma
contradictoria. Un ejemplo es la utilización de nombres gringos para
bautizo a los hijos, cambiarse apellidos, y tratar de subvalorar su color de
piel, etc.
La
población andina no tiene cabal conciencia de su identidad, sobre todo
los aymaras urbanos, quienes por haber nacido en la ciudad, ya no se identifican
con sus raíces ancestrales”
Ante
este escenario se propone:
- Establecer
una política y un programa cultural a objeto de rescatar y valorar los
nombres en lengua aymara, los recursos arqueológicos y recursos
paisajísticos de las áreas territoriales
indígenas
- “Conformación
de un referente étnico que asuma responsabilidades en el manejo del
patrimonio cultural, de tal forma que puedan formular programas
integrados”
- Promover
y difundir la cultura indígena aymara en establecimientos educacionales,
centros culturales, juntas de vecinos, etc.
- Creación
de un centro cultural indígena aymara que sea dirigido por aymaras y para
los aymaras, para un desarrollo de todas las expresiones artísticas
propias de la cultura y dicho centro requiere de un espacio ubicados en lugares
de alta densidad de población aymara, tales como Arica e
Iquique.
- Comisión
permanente a nivel Provincial y Regional que elabore una agenda participativa de
todos los eventos culturales significativos y que ellos incluyan tanto a las
expresiones rurales como urbanas
- Perfeccionar
el sistema de acreditación de la calidad de
indígena.
6. Salud
La
población del altiplano en el área rural y en los sectores
populares urbano-marginales y de escasos recursos económicos practican
en un 75% la medicina tradicional para dar solución a los problemas de
salud. Esta práctica se basa en la herencia cultural y en la experiencia
de milenios para la mantención y recuperación de la salud
corporal, espiritual, mental, individual y colectiva de la sociedad aymara. Pero
también se presenta como alternativa la medicina científica o
moderna por su eficacia y rapidez para dar solución a los
múltiples problemas de salud que aquejan a toda nuestra población
rural.
El
reto, hoy día, es formular una práctica y un sistema de servicios
de salud a partir de la experiencia del Pueblo Aymara, con el aporte de la
medicina científica. Sin embargo, en él dialogo entre estos dos
sistemas la medicina aymara presenta serios cuestionamientos y desafíos
para una mejor y nueva práctica de salud. Para nuestros propósitos
de análisis estos desafíos podrían ser ubicados en las
siguientes áreas:
Ideológico-cultural,
económica y política
En
lo
ideológico-cultural.
Existen dos sistemas
de salud en nuestro medio ambiente socio-cultural: moderno y el aymara
tradicional. Cada sistema corresponde al desarrollo histórico
socio-económico y cultural de sus usuarios.
La
medicina aymara es de carácter religioso-deísta basado en su
cosmovisión y explica el fenómeno salud-enfermedad en
términos religiosos. Piensa que la causa de su enfermedad es el
resultado del castigo de los seres sobrenaturales. Por tanto, la salud depende
de la armonía que debe ser mantenida entre él y los dioses, la
naturaleza y el hombre, el enfermo y la familia, la familia y la sociedad. El
cese o la ruptura de esa armonía trae como consecuencia la enfermedad
como castigo de su mal proceder y comportamiento.
El
médico aymara
(Yatire,
Qulliri, Jamp´ikuq) debe primero ayudar a reestablecer esa armonía
perdida mediante los
ritos para luego curar al enfermo con la administración de potajes de
hierbas medicinales que se encuentran en el medio.
El
proceso de curación realizado por él medico nativo es complejo e
incluye ritos expiatorios a los espíritus tutelares como también
sesiones de examen de toda la vivencia de la familia cuyo miembro se encuentra
convaleciente. En esta perspectiva la medicina aymara ofrece una visión
de que la salud/enfermedad no puede ser preocupación sólo de los
médicos profesionales, sino que es responsabilidad de la sociedad entera.
Es la sociedad la que debe preocuparse para que la enfermedad no se propague ni
que existan causales o factores para su aparición.
Se
podría decir que la medicina aymara es más integral y
reintegradora de los miembros de esa sociedad. Pues en la práctica misma
de la medicina el médico nativo ayuda restablecer la armonía entre
el enfermo y sus dioses mediante los ritos expiatorios o propiciatorios, exige
una interrelación armoniosa entre los miembros de la
familia.
Por
el contrario, la medicina moderna o científica a pesar de su eficacia
reconocida frente a la cultura aymara, no resuelve todos los problemas de salud.
Pues existen muchas enfermedades que sólo pueden ser curadas por medios
tradicionales, tales como son las enfermedades psicosomáticas que no
tiene hasta ahora una explicación científica: el susto,
Katja,
jallpa, jap’isqa,etc.
Observamos
que la medicina moderna o científica se basa en una concepción
biologista e individualista del enfermo. Esta concepción es inherente a
la cultura occidental predominante. En primer lugar, su enfoque individualiza el
fenómeno salud/enfermedad. Pues considera las causas provocadoras como
responsables directos de las alteraciones fisiológicas, anatómicas
y psicológicas en el individuo. Aunque este modelo explicar en forma
más sistemática y dinámica el fenómeno
salud/enfermedad, tiene serias limitaciones.
Se
aísla al enfermo y se le niega la categoría social de hombre y se
lo toma como un ser eminentemente biológico. Se busca dar solución
como ser biológico del enfermo y no sobre la base de las causas sociales
que han conducido al individuo a sufrir la enfermedad. Por ej: una bacteria
presente en el agua es responsable de la tifoidea, pero no se cuestiona por que
grupos humanos están obligados a beber agua contaminada.
El
enfoque es fundamentalmente individualista. El responsable de haberse enfermado
es el individuo y la solución de la enfermedad se encuentra en el
tratamiento del individuo.
En
el área cultural cuando se trata de ofrecer la medicina a la
población aymara surgen muchos problemas, entre ellas la
comunicación lingüística, aunque esto es remediable, pero el
problema subyacente sigue siendo la ideología conceptual. Por una parte
el campesino aymara no podrá comprender lo que son los microbios y los
antibióticos, porque no son elementos que corresponden a los de su
cultura para explicar el fenómeno salud/enfermedad. Y por la otra, el
enfoque biologista e individualista no permite buscar las transformaciones
estructurales que atentan contra el equilibrio del sistema o estructura social
que asegure la salud de la población.
En
lo Económico
En
nuestra sociedad de molde capitalista, el grupo que trabaja y produce bienes,
carece de servicios y bienes de consumo en cantidad suficiente; mientras que la
clase que no trabaja y que no se desgasta tiene exceso de bienes y servicios.
Pero ¿por qué se da esta desigualdad entre la misma sociedad?
Precisamente, la razón está en el sistema socio-económico
que impera en el país, caracterizado por un molde capitalista dependiente
de la producción, donde mientras unos se desarrollan con facilidad otros
quedan relegados en la miseria, y donde sectores urbanos supera, dominan y
marginan a los sectores rurales. En este contexto, también las practicas
medicinales se hallan mal distribuidas; pues mientras que la zona urbana goza de
lo moderno, dispone de centros de atención médica bien equipada,
la zona rural carece de éstos, con excepción de las postas
sanitarias para los casos leves y de urgencias. Además, frente al
elevado costo de la medicina científica y los servicios profesionales, la
población rural muy difícilmente puede tener acceso a estas
facilidades. Razón por la cual en el sector rural, donde se ubican los
aymara,
la medicina tradicional tiene plena vigencia
Frente
a esta situación, la medicina farmacéutica es de carácter
mercantil. La medicina que se ofrece a la población obedece al
afán de ganancias de las compañías transnacionales. La
producción de la medicina y los equipos médicos contradicen las
necesidades populares. De todo esto resulta que el enfermo es considerado como
simple consumidor de una mercancía; y el médico funciona como
intermediario entre el consumidor y el productor. Por el contrario, la medicina
aymara no cuesta nada, porque las hierbas medicinales, los minerales y sales se
encuentran en estado natural y están al alcance de la mayoría;
basta que se recojan en condiciones optimas y de acuerdo a las indicaciones del
médico. Asimismo, los servicios de los especialistas nativos, sean esta
partera, hueseros, o hierberos, se realizan en condiciones domésticas
naturales y se retribuyen en la mayoría de los casos en especie y
productos locales y basándose en la situación económica del
enfermo y de su familia.
La
solución del problema económico es fundamental para que cambie la
situación precaria de la economía campesina. Además, la
situación de pobreza material extrema en que se encuentra la mayor parte
de la población aymara rural cuestiona y reta al sistema económico
imperante en el país y en el mundo para que dé solución al
subdesarrollo del agro en sus diversos aspectos.
En
lo Político
El
problema político que afecta a la salud de las poblaciones aymaras radica
en que el servicio de salud en el país está estructurado de
acuerdo a la estratificación social existente. Esta a su vez se basa en
el carácter hegemónico de la imposición de un molde de
sociedad que sanciona el Estado sin tener en cuenta la diversidad de culturas
existentes en el país y el derecho que tienen para acceder a la
distribución de recursos para desarrollarse y beneficiarse. Por esta
razón, el sistema de salud vigente funciona dentro de una
situación jerarquizada de la sociedad.
En
este contexto es importante señalar que la política de salud del
Estado, en la regulación jurídica de la práctica
médica, es discriminante hacia ciertos sectores de la sociedad nacional.
El Estado decide en forma vertical y autoritaria desde los lineamientos de la
política de salud hasta los tratamientos médicos.
Frente
a la hegemonía de la sociedad dominante, en cuyo nombre el Estado ejerce
el poder de decisiones, las propuestas del Pueblo Aymara han incidido muy poco
en las políticas de salud nacionales. Pues han sido negados al derecho de
participación en los destinos nacionales al haber sido negados en la
validez de sus sistemas socio-económicos.
En
conclusión, el fenómeno salud/enfermedad es un proceso
histórico social, manifestado en individuos y en grupos sociales
concretos determinados por el lugar que ocupa en el proceso productivo y en
instancias subordinadas por las condiciones generales de existencia y por las
relaciones políticas e ideológicas.
Hacia
Una Nueva Práctica de Salud
En
la tarea de formular una perspectiva ideológica que dé
solución al problema de salud/enfermedad, rechazar lo tradicional aymara
significaría la marginación del patrimonio cultural de un pueblo;
por otro lado se estaría desaprovechando muchos elementos medicinales
positivos autóctonos, que aparte de ser eficaces se ajustan a los
hábitos del organismo. Además, el pueblo aymara siente confianza
y seguridad por lo propio que por lo ajeno o desconocido. La resistencia
cultural o el choque se debe a la incompatibilidad ideológica entre dos
culturas y, por ende, entre dos sistemas de salud. La solución por
supuesto, está en la educación bicultural en la que los
profesionales de salud entrenados en el sistema occidental aprendan de los
médicos nativos no solamente los métodos medicinales, sino
más que todo el respeto a la cultura y a los integrantes de dicha
sociedad. Asimismo, los médicos nativos necesitan una educación
acerca de la medicina científica para que ellos a su vez puedan orientar
al pueblo en el cuidado de la salud y el uso de los medios más eficaces
de la medicina.
Por
otro lado necesita el establecimiento de una educación popular acerca de
la medicina científica al pueblo en general para que pueda comprender la
importancia de la complementación de métodos de sanamiento y
recursos científicos para el cuidado más eficaz de la
salud.
En
lo económico, como hemos indicado ya, la solución del problema
económico es fundamental. Ciertamente que el desarrollo del agro acorde a
la ideología y estructura social del pueblo aymara darán
solución a las necesidades primordiales de: alimentación,
vivienda, educación, trabajo, tecnificación, etc. cuyas
deficiencias y ausencias acarrean enfermedades que atentan contra la salud y la
vida misma del pueblo.
En
el ámbito político, una práctica democrática en la
planificación de los servicios resolverá el problema de la
atención a la salud, dispersa y poco sistemática entre los
sectores populares, razón por la cual la medicina tradicional sufre una
serie de deficiencias teóricas y conceptuales. Sin embargo, su eficacia
ideológica sigue manifestándose y la gran mayoría del
campesinado y de otros sectores populares acude a la medicina andina de una
manera preferente.
Desde
1995 se comenzó a constituir una demanda explícita de
incorporación del enfoque intercultural a las acciones de salud, de
valoración y recuperación de la medicina indígena y de
protección de los recursos terapéuticos
aymaras.
6.1.
Valoración, recuperación y fortalecimiento de la medicina
tradicional
- Promover
con ideología cultural económica y política la
valorización, recuperación y fortalecimiento de la medicina
tradicional del pueblo Aymara
- Desarrollo
de un pensamiento distinto del fenómeno salud/enfermedad, a partir de la
perspectiva ideológica y situación socio-económica del
pueblo aymara
- Formulación
de un programa y servicio de salud acorde a la realidad socioeconómica
del pueblo aymara y de los sectores populares urbano-marginales
- Definición
de un marco regulador que favorezca estrategias de complementariedad entre los
sistemas médicos indígenas y la medicina oficial, ya que en la
actualidad el Código Sanitario limita el libre ejercicio de especialistas
tradicionales. De acuerdo a la propuesta del CNA de 1997 es necesario que
“el gobierno,
a través de sus ministerios y parlamentarios, legalice la medicina
natural, por ser pionera en restablecer el equilibrio armónico entre el
hombre y la naturaleza, por ser practicada desde milenios de años, y en
la actualidad hay países que ha reconocido como una opción
válida para el restablecimiento, siendo una opción válida
para la vida”
- Constitución
de un fondo específico dentro del presupuesto CONADI para el desarrollo
de una línea programática de salud y pueblos indígenas.
- Creación
de un centro de investigación indígena que se dedique al estudio
de la medicina ancestral
- “Constitución
de una organización de médicos naturistas y parteras, como una
forma de recuperar vivencias y una cultura de vida equilibrada con la
naturaleza” (CNA,
1997)
6.2. Mejoramiento
en la calidad y accesibilidad a atención en salud
- Extender
las Oficinas de Facilitadores Interculturales a toda la red asistencial en salud
y fortalecer el rol de dichos Facilitadores Interculturales para que puedan
mejorar la relación medico-paciente. Con coordinadores profesionales
aymaras.
- Los
Servicios Municipales de salud deberán buscar mecanismos para
complementar la red asistencial con los especialistas médicos
tradicionales de cada comunidad.
- Asegurar
la incorporación efectiva de la población aymara al Sistema
Nacional de Salud en todos sus niveles, a través de la
implementación de un sistema de acreditación especial en
FONASA.
- Agregar
a los programas existentes indicadores con la población aymara, de manera
de poder diagnosticar y enfocar los recursos de manera mas directa.
- Crear
o habilitar una casa de reposo para los pacientes aymaras ya sea urbano o del
altiplano.
6.3. Cobertura
y resolutividad
- Tener
una clínica aymara, con profesionales aymaras, que sea más
intercultural.
- Habilitación
de postas en localidades rurales para fortalecer la calidad de la
atención y la dignidad de nuestra gente y nuestros abuelos.
- Ampliación
de la infraestructura y equipamiento disponible en los establecimientos de salud
rurales.
- Aumento
de cobertura de especialidades en áreas rurales (odontología,
oftalmología).
7. Social
- Subsidios
habitacionales con asesoramiento del SERVIU para la gente Andina, con o sin
terreno. La fuerte migración de la zona rural a la urbana ha aumentado la
necesidad de vivienda para la población aymara, es por ello que el
gobierno debe implementar a través de SERVIU un programa especial para
familias migrantes aymaras de modo de respetar la idiosincracia del aymara.
Además debiera procurarse la construcción de casas pertinentes,
con diseños acordes a la cultura aymara, en donde los espacios
comunitarios en torno a la casa son relevantes.
- Instalación
de la luz eléctrica, televisión, radio y
teléfono.
- Promover
el estudio y catastro de del déficit de vialidad y acceso a localidades
rurales (III
Congreso).
- El
deporte y la actividad física en la comunidad aymara esta
intrínseca en la labor agrícola en el pastoreo, en las fiestas
tradicionales y juegos tradicionales, con la migración del campo a la
ciudad se han integrado con fuerza deporte de carácter popular y poco a
poco se comienza a recrear la tradición andina en la zona urbana, en este
aspecto se solicita al gobierno la implementación de una política
de acción a en esta línea a través de DIGEDER que potencie
las actuales infraestructuras (ASADER Iquique, ASAF Arica) y promueva la
creación de otras, de modo que sean en complejos deportivos
multidiciplinario, con centros de investigación y recuperación
efectiva de juegos tradicionales y costumbres propias del pueblo
aymara.