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4.1. Desarrollo de recursos humanos

4.2. Becas Indígenas y otros beneficios

5. Cultura


La cultura e identidad aymara ocuparon un lugar importante en las discusiones del III Congreso Nacional Aymara; al respecto el balance fue crítico:

“Existe discriminación interna entre aymaras, tales como aymaras urbanos con aymaras rurales, discriminación entre aymaras de precordillera y altiplano
Paulatinamente se han perdido tradiciones por efecto de la migración y la intromisión de las iglesias evangélicas y otros factores (políticos, educacionales, etc.)
Los padres de familia no enseñan aymara a sus hijos, por lo cual la gran mayoría tienen vergüenza de hablar su propio idioma
La mayoría de participantes en la comisión, ha determinado no conocer bien la historia aymara y la historia andina, por lo cual la identidad se expresa en forma contradictoria. Un ejemplo es la utilización de nombres gringos para bautizo a los hijos, cambiarse apellidos, y tratar de subvalorar su color de piel, etc.
La población andina no tiene cabal conciencia de su identidad, sobre todo los aymaras urbanos, quienes por haber nacido en la ciudad, ya no se identifican con sus raíces ancestrales”

Ante este escenario se propone:

6. Salud


La población del altiplano en el área rural y en los sectores populares urbano-marginales y de escasos recursos económicos practican en un 75% la medicina tradicional para dar solución a los problemas de salud. Esta práctica se basa en la herencia cultural y en la experiencia de milenios para la mantención y recuperación de la salud corporal, espiritual, mental, individual y colectiva de la sociedad aymara. Pero también se presenta como alternativa la medicina científica o moderna por su eficacia y rapidez para dar solución a los múltiples problemas de salud que aquejan a toda nuestra población rural.

El reto, hoy día, es formular una práctica y un sistema de servicios de salud a partir de la experiencia del Pueblo Aymara, con el aporte de la medicina científica. Sin embargo, en él dialogo entre estos dos sistemas la medicina aymara presenta serios cuestionamientos y desafíos para una mejor y nueva práctica de salud. Para nuestros propósitos de análisis estos desafíos podrían ser ubicados en las siguientes áreas:

Ideológico-cultural, económica y política

En lo ideológico-cultural. Existen dos sistemas de salud en nuestro medio ambiente socio-cultural: moderno y el aymara tradicional. Cada sistema corresponde al desarrollo histórico socio-económico y cultural de sus usuarios.

La medicina aymara es de carácter religioso-deísta basado en su cosmovisión y explica el fenómeno salud-enfermedad en términos religiosos. Piensa que la causa de su enfermedad es el resultado del castigo de los seres sobrenaturales. Por tanto, la salud depende de la armonía que debe ser mantenida entre él y los dioses, la naturaleza y el hombre, el enfermo y la familia, la familia y la sociedad. El cese o la ruptura de esa armonía trae como consecuencia la enfermedad como castigo de su mal proceder y comportamiento.

El médico aymara (Yatire, Qulliri, Jamp´ikuq) debe primero ayudar a reestablecer esa armonía perdida mediante los ritos para luego curar al enfermo con la administración de potajes de hierbas medicinales que se encuentran en el medio.

El proceso de curación realizado por él medico nativo es complejo e incluye ritos expiatorios a los espíritus tutelares como también sesiones de examen de toda la vivencia de la familia cuyo miembro se encuentra convaleciente. En esta perspectiva la medicina aymara ofrece una visión de que la salud/enfermedad no puede ser preocupación sólo de los médicos profesionales, sino que es responsabilidad de la sociedad entera. Es la sociedad la que debe preocuparse para que la enfermedad no se propague ni que existan causales o factores para su aparición.

Se podría decir que la medicina aymara es más integral y reintegradora de los miembros de esa sociedad. Pues en la práctica misma de la medicina el médico nativo ayuda restablecer la armonía entre el enfermo y sus dioses mediante los ritos expiatorios o propiciatorios, exige una interrelación armoniosa entre los miembros de la familia.

Por el contrario, la medicina moderna o científica a pesar de su eficacia reconocida frente a la cultura aymara, no resuelve todos los problemas de salud. Pues existen muchas enfermedades que sólo pueden ser curadas por medios tradicionales, tales como son las enfermedades psicosomáticas que no tiene hasta ahora una explicación científica: el susto, Katja, jallpa, jap’isqa,etc.

Observamos que la medicina moderna o científica se basa en una concepción biologista e individualista del enfermo. Esta concepción es inherente a la cultura occidental predominante. En primer lugar, su enfoque individualiza el fenómeno salud/enfermedad. Pues considera las causas provocadoras como responsables directos de las alteraciones fisiológicas, anatómicas y psicológicas en el individuo. Aunque este modelo explicar en forma más sistemática y dinámica el fenómeno salud/enfermedad, tiene serias limitaciones.

Se aísla al enfermo y se le niega la categoría social de hombre y se lo toma como un ser eminentemente biológico. Se busca dar solución como ser biológico del enfermo y no sobre la base de las causas sociales que han conducido al individuo a sufrir la enfermedad. Por ej: una bacteria presente en el agua es responsable de la tifoidea, pero no se cuestiona por que grupos humanos están obligados a beber agua contaminada.

El enfoque es fundamentalmente individualista. El responsable de haberse enfermado es el individuo y la solución de la enfermedad se encuentra en el tratamiento del individuo.

En el área cultural cuando se trata de ofrecer la medicina a la población aymara surgen muchos problemas, entre ellas la comunicación lingüística, aunque esto es remediable, pero el problema subyacente sigue siendo la ideología conceptual. Por una parte el campesino aymara no podrá comprender lo que son los microbios y los antibióticos, porque no son elementos que corresponden a los de su cultura para explicar el fenómeno salud/enfermedad. Y por la otra, el enfoque biologista e individualista no permite buscar las transformaciones estructurales que atentan contra el equilibrio del sistema o estructura social que asegure la salud de la población.

En lo Económico

En nuestra sociedad de molde capitalista, el grupo que trabaja y produce bienes, carece de servicios y bienes de consumo en cantidad suficiente; mientras que la clase que no trabaja y que no se desgasta tiene exceso de bienes y servicios. Pero ¿por qué se da esta desigualdad entre la misma sociedad? Precisamente, la razón está en el sistema socio-económico que impera en el país, caracterizado por un molde capitalista dependiente de la producción, donde mientras unos se desarrollan con facilidad otros quedan relegados en la miseria, y donde sectores urbanos supera, dominan y marginan a los sectores rurales. En este contexto, también las practicas medicinales se hallan mal distribuidas; pues mientras que la zona urbana goza de lo moderno, dispone de centros de atención médica bien equipada, la zona rural carece de éstos, con excepción de las postas sanitarias para los casos leves y de urgencias. Además, frente al elevado costo de la medicina científica y los servicios profesionales, la población rural muy difícilmente puede tener acceso a estas facilidades. Razón por la cual en el sector rural, donde se ubican los aymara, la medicina tradicional tiene plena vigencia

Frente a esta situación, la medicina farmacéutica es de carácter mercantil. La medicina que se ofrece a la población obedece al afán de ganancias de las compañías transnacionales. La producción de la medicina y los equipos médicos contradicen las necesidades populares. De todo esto resulta que el enfermo es considerado como simple consumidor de una mercancía; y el médico funciona como intermediario entre el consumidor y el productor. Por el contrario, la medicina aymara no cuesta nada, porque las hierbas medicinales, los minerales y sales se encuentran en estado natural y están al alcance de la mayoría; basta que se recojan en condiciones optimas y de acuerdo a las indicaciones del médico. Asimismo, los servicios de los especialistas nativos, sean esta partera, hueseros, o hierberos, se realizan en condiciones domésticas naturales y se retribuyen en la mayoría de los casos en especie y productos locales y basándose en la situación económica del enfermo y de su familia.

La solución del problema económico es fundamental para que cambie la situación precaria de la economía campesina. Además, la situación de pobreza material extrema en que se encuentra la mayor parte de la población aymara rural cuestiona y reta al sistema económico imperante en el país y en el mundo para que dé solución al subdesarrollo del agro en sus diversos aspectos.

En lo Político

El problema político que afecta a la salud de las poblaciones aymaras radica en que el servicio de salud en el país está estructurado de acuerdo a la estratificación social existente. Esta a su vez se basa en el carácter hegemónico de la imposición de un molde de sociedad que sanciona el Estado sin tener en cuenta la diversidad de culturas existentes en el país y el derecho que tienen para acceder a la distribución de recursos para desarrollarse y beneficiarse. Por esta razón, el sistema de salud vigente funciona dentro de una situación jerarquizada de la sociedad.

En este contexto es importante señalar que la política de salud del Estado, en la regulación jurídica de la práctica médica, es discriminante hacia ciertos sectores de la sociedad nacional. El Estado decide en forma vertical y autoritaria desde los lineamientos de la política de salud hasta los tratamientos médicos.

Frente a la hegemonía de la sociedad dominante, en cuyo nombre el Estado ejerce el poder de decisiones, las propuestas del Pueblo Aymara han incidido muy poco en las políticas de salud nacionales. Pues han sido negados al derecho de participación en los destinos nacionales al haber sido negados en la validez de sus sistemas socio-económicos.

En conclusión, el fenómeno salud/enfermedad es un proceso histórico social, manifestado en individuos y en grupos sociales concretos determinados por el lugar que ocupa en el proceso productivo y en instancias subordinadas por las condiciones generales de existencia y por las relaciones políticas e ideológicas.

Hacia Una Nueva Práctica de Salud

En la tarea de formular una perspectiva ideológica que dé solución al problema de salud/enfermedad, rechazar lo tradicional aymara significaría la marginación del patrimonio cultural de un pueblo; por otro lado se estaría desaprovechando muchos elementos medicinales positivos autóctonos, que aparte de ser eficaces se ajustan a los hábitos del organismo. Además, el pueblo aymara siente confianza y seguridad por lo propio que por lo ajeno o desconocido. La resistencia cultural o el choque se debe a la incompatibilidad ideológica entre dos culturas y, por ende, entre dos sistemas de salud. La solución por supuesto, está en la educación bicultural en la que los profesionales de salud entrenados en el sistema occidental aprendan de los médicos nativos no solamente los métodos medicinales, sino más que todo el respeto a la cultura y a los integrantes de dicha sociedad. Asimismo, los médicos nativos necesitan una educación acerca de la medicina científica para que ellos a su vez puedan orientar al pueblo en el cuidado de la salud y el uso de los medios más eficaces de la medicina.
Por otro lado necesita el establecimiento de una educación popular acerca de la medicina científica al pueblo en general para que pueda comprender la importancia de la complementación de métodos de sanamiento y recursos científicos para el cuidado más eficaz de la salud.

En lo económico, como hemos indicado ya, la solución del problema económico es fundamental. Ciertamente que el desarrollo del agro acorde a la ideología y estructura social del pueblo aymara darán solución a las necesidades primordiales de: alimentación, vivienda, educación, trabajo, tecnificación, etc. cuyas deficiencias y ausencias acarrean enfermedades que atentan contra la salud y la vida misma del pueblo.

En el ámbito político, una práctica democrática en la planificación de los servicios resolverá el problema de la atención a la salud, dispersa y poco sistemática entre los sectores populares, razón por la cual la medicina tradicional sufre una serie de deficiencias teóricas y conceptuales. Sin embargo, su eficacia ideológica sigue manifestándose y la gran mayoría del campesinado y de otros sectores populares acude a la medicina andina de una manera preferente.

Desde 1995 se comenzó a constituir una demanda explícita de incorporación del enfoque intercultural a las acciones de salud, de valoración y recuperación de la medicina indígena y de protección de los recursos terapéuticos aymaras.[49]

6.1. Valoración, recuperación y fortalecimiento de la medicina tradicional

6.2. Mejoramiento en la calidad y accesibilidad a atención en salud

6.3. Cobertura y resolutividad

7. Social



[49] Las propuestas y demandas en salud aquí presentadas, surgen de los tres seminarios de Medicina Intercultural realizados entre 1995-1997 y de la “Primera Propuesta con respecto a la Salud del Consejo Nacional Aymara” de 1997.