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Introducción

“Soi de opinión que tales descripciones de costumbres i ceremonias comunicadas por inteligentes indígenas, merecen mas fé i atención que las observaciones de viajeros que generalmente no conocen el idioma lo suficiente para llegar a resultados seguros... Así se gana a la vez material etnolójico i lingüísticos”. Rodolfo Lenz, “Estudios Araucanos”, páj. 420.
Este humilde trabajo, al mismo tiempo de dar a conocer la faz de la vida social araucana, muestra a1 fi1ó1ogo el léxico completo que, mediante un supremo esfuerzo propio, se formó el heroico i lejendario pueblo Araucano.
Las tribus indíjenas chilenas, como se sabe, fueron muchas, siendo la mas brillante, mas rica i mas vivaz, la primera que se afirmó reclamando con su heroismo sin igual en la historia, su patria i libertad: la indómita Araucanía.
Por otra parte, «es de suma importancia que existan documentos escritos en el idioma que puedan considerarse como lejítimo araucano» (1); porque solamente así se demuestra que la lengua araucana es, de pronunciar, sobria en aspiraciones, despojada de detalles de pronunciacion que parecen natural a los indijenas.
La lengua araucana es, ante todo, sonora, clara a1 oído, fácil de pronunciar, sobria en aspiraciones, despojada de detalles de pronunciacion que parecen natural a los indíjenas.
Por lo que se refiere a su sonoridad, claridad i a la facilidad de sus articulaciones, el idioma araucano es casi perfecto.
Cualidad preciosa del idioma es, tambien, la sencillez de su estructura i la de su mecanismo.
Para pintar la faz social de la vida araucana, ha sido de suma utilidad la descripcion de la rnanera de construir las casas, de los rodeos, de los corrales, en jeneral, de los usos i costumbres; porque descripciones narrativas son uno de los medios de mostrarnos el desarrollo intelectual de un pueblo, pues nos pintan su poder de asimilacion, propio de la intelijencia i la razon.
Al anotar tambien, en este humilde trabajo, los cantos que corren entre ellos de boca en boca, no se ha perseguido otro objeto que el de mostrar el raciocinio de la raza: su fantasia imajinativa i creadora, demostrando su característica de pueblo sentimental.
Al poner como proemio de la faz social araucana, la descripcion del adorno tanto de la mujer como del hombre, no se ha buscado otro objeto que el de mostrar su amor i su gusto por las joyas, significándose con esto su fuerza de voluntad para fabricar i adquirir 1os elementos que constituyen la admiracion de la raza.
De lo dicho se deduce que los araucanos son tambien hombres provistos de un alma con conocimientos, sentimientos i pensamientos análogos a los de las razas que han creado las naciones mas cultas i poderosas de la tierra.
De esto, pues, deducimos la importancia tan capital que se atribuye a las indagaciones sobre la raza araucana i la necesidad que hai de recopilar esos datos antes que los sentimientos de raza aborigen se presenten alterados por ideas exóticas que pueda proporcionarle la ilustración.
Al escribir este modesto trabajo, la faz social del araucano, no nos guia un vano interes de curiosidad, que probablemente se tuvo a1 dictarlo, sino la importancia que esta clase de estudios tiene ante la ciencia social.
En particular, ese pensamiento tan filosófico que trata de averiguar el camino que siguieron las agrupaciones para alcanzar su mas alto desarrollo intelectual i moral, es lo que nos ha inducido a escribir el estudio de la faz social de la raza araucana.
Pueda ser que este estudio, en el cual se comprueba la observacion de las costumbres i de las preocupaciones del pueblo araucano, sea de alguna utilidad para el etnólogo i el filóIogo i contribuya de esta manera a aclarar en parte el camino de la civilizacion i de las ideas morales.
Este trabajo debia terminar con una síntesis, señalando los puntos principales de la vida social; pero como ella se puede facilmente deducir, leyendo con atencion cada costumbre, no la hacemos.
Por fin, el que estas humildes líneas firma, cree que este cuadro de la vida social, aunque sumario, tal vez incompleto, debe ser mirado como noticia auténtica i, a la vez, como lejitimo araucano, i puede ser de alguna utilidad para los que seriamente estudian las costumbres i las lenguas indijenas.
Si logramos llamar su atención, al mismo tiempo que esperimentar alegria i la satisfacion de nuestro espíritu, creemos no haber malgastado el tiempo, el papel, la tinta i el trabajo que nos ha impuesto el estudio de la faz social de la raza araucana.
MANUEL MANQUILEF.
Temuco, de 20 Agosto de 1910.