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1852 – 1885

Ragkülche: Los Caciques principales de los Ragkülche eran el Cacique Ramón, cuyos toldos se instalaban en Carri – lo, y sus conas se estimaban en 50 hombres; Cacique Mariano, cuyos toldos se emplazaban en Bewfüko (Leubucó), y sus conas se estimaban en 250 hombres; Cacique Baigorrita, cuyos toldos se localizaban en la zona de Nawel Mapu (Nahuel Mapu) y Potaje, siendo sus conas aproximadamente 300 hombres.

Es la época de la decadencia del poder de los Ragkülche. Habían suscrito la paz con los criollos y sus fuerzas militares estaban considerablemente disminuidas producto del sometimiento militar de algunos Ayjarewe y de la evangelización de otros. A modo de ejemplo, citamos el caso de los caciquillos Linconao y Villarreal, pertenecientes a la jurisdicción del Cacique Ramón, quienes sometidos al ejército argentino se alojaban con sus rewes en la zona de la guarnición de Sarmiento. Asimismo, existen antecedentes de que a 1874 varios rewes Ragkülche habian sido reducidos y estaban a cargo de Misioneros. Tal es el caso, de la reducción de Villa Mercedes que se componía de unas 140 personas y estaba cargo de fray D. Marcos Donatti. La reducción de Sarmiento a cargo M. Alvarez. Registrándose también reducciones Ragkülche en Villa Real y Licuen con 130 y 105 personas, respectivamente.

Voroganos: Los Caciques principales eran: Hamuhkura (Namuncura), hijo del logko Kajfükura, quién contaba con 6 caciquillos, 70 capitanejos, 2300 conas y una población de 7.500 personas. Sus toldos estaban a unas 16 leguas al oeste de Salinas Grandes, en los montes aledanos a la laguna de Chiloé, que correspondía precisamente al lugar de residencia de Hamuhkura; Juan José Catriel, hermano del logko Kajfükura, bajo sus órdenes estaban 6 caciquillos, 60 capitanejos, 2200 conas y una población de 6.000 personas. Sus tolderías se instalaban dispersas en los valles de los ríos Negro y Colorado. Pincén, No hay antecedentes sobre las huestes y población bajo su mando, pero si que sus tolderías se encontraban en la zona de la laguna Toya, a 180 kilómetros al N.O. de Guaminí y que era conocido por su bravura y fuerza combativa.

Pewenches: Sus tolderías estaban instaladas al sur de río grande, vivían en los valles en permanente contacto comercial con los Fütalmapus de la vertiente occidental de la Cordillera de los Andes.

Wijiches o Manzaneros. Localizados entre el río Neuquen y Limay, al mando del Cacique Sayhueque.

2. Desplazamiento de fronteras

1810 – 1828: Expedición de Rodríguez en los años 1823 y 1824. La frontera se desplaza por el Este. En efecto, la frontera Este deja de ser el río Salado en las inmediaciones de Buenos Aires y se desplaza algunas leguas al oeste, fundándose los fuertes Federación, 25 de Mayo en Cruz de Guerra y otro en las proximidades del Salar ventana. Esta línea de frontera facilita las comunicaciones y la consolidación de los fuertes de Carmen de Patagones y San Javier, en el río Negro o Cabú Leuvu ( Anexo: Mapa histórico “Avance de la Frontera en el Lapso 1810 – 1828[440])

1833 – 1834: Movimiento de la Frontera por la Campaña de Rosas. Hasta 1833 la frontera seguía siendo la que dejaron instalada las expediciones efectuada en el primer gobierno patrio. Se desplazó la frontera de la provincia de Buenos Aires. Sin embargo, no hay consenso entre los tratadistas hasta donde se desplazó la frontera producto de esta incursión. Según Walter, se extendió la frontera oeste y sudeste de la provincia, en 2.900 leguas cuadradas, la que se estableció por el oeste de Bahía Blanca, Médano Redondo (río Colorado) y Carmen de Patagones (río Negro) (Walter, 1970: 235). Para Florencio Varela, en cambio, “... la línea de guardias que hoy [1845] forma la frontera está reducida a lo que era al empezar el siglo: Fortín de Areco, Guardia de Luján y el Monte; el primera... a menos de 35 leguas de Buenos Aires, y el último no dista 30 ... ésa la seguridad que Rosas ha procurado a las propiedades rurales y esa la extensión que ha dado a las fronteras”. “Todo el resto de la provincia está en poder de los indios.” (Roux, 1984: 114)[441]. (Anexo: Mapa histórico “Mapa indicando las operaciones efectuadas en 1833 y 1834[442])

1852 – 1876: La frontera sur de la República se desplaza desde el río IV al río V y desde allí se proyecta una nueva línea de fuertes que baja por el río V hacia el Este hasta el arroyo Sauce Chico, siguiendo la línea que correspondió en 1833 a las incursiones de Pacheco e Ibáñez, que formaban parte de las huestes de Rosas, para terminar en el fuerte Carmen de Patagones. Las fortificaciones que son producto de este nuevo desplazamiento de frontera son: San Rafael y Nuevo (río Diamante); El Salto, Varela, Charlone, Lince, Fraga, Viejo, Constitucional, Prinales, 3 de Febrero, Sarmiento, Necochea, La Ramada, N° 2, N° 8, República, Gainza, Diaz, Martín, La Varela, Nacional, Media Luna, Central, Lavalle, Rivadavia, Belgrano, Triunfo, Vigilancia, Comisario, Canesa, N° 7, Luna, Aliados, Rifles, N° 2, San Carlos, Alerta, San Luis Reunión, Rodríguez, Alsina, Brandsen, Zelaya, Lavalle, Aldecoa, Defensa, Necochea, Libertad, Maipú, San Martín, Fuerte Argentino, Romero, Mercedes, Colorado, Invencible. (Anexo: Mapa histórico “Movimiento de la Frontera Sud en el lapso 1852 - 1876[443])

1876: Como producto de la expedición de Alsina la frontera Este avanzó varias leguas, siendo instalados en la nueva línea fronteriza los fortines Italo, Trenquelauquen, Guamini, Carhue y Puan. Es importante resaltar que todos estos fuertes tuvieron el rango de Comandancias o fuertes principales. ( Anexo: Mapa histórico “Avance de la Frontera por el Dr. Alsina (1876)[444])

1879: Desplazamiento de Frontera por la expedición del General Roca a los ríos Negro y Neuquen en el año 1879. El general Roca se interna en el Pwelmapu y fortifica los río Negro y Neuquen instalando los fuertes Choele Choel, Chimpay, Chelforó, Chichinal, Huaique Melo, Nido de Cóndor, Chosmalal y Malbarco ( Anexo: Expedición del Gral Roca a los ríos Negro y Neuquen en el año 1879[445])

1881 – 1884: Desplazamiento de Frontera por las expediciones al Lago Nahuel Wapi en 1881; Desplazamiento de Frontera por las expediciones a los Andes en 1882 y 1883; Desplazamiento de Frontera por las expediciones al interior de la Patagonia en 1883 y 1884. La frontera se desplaza hasta el río Chubut, donde se instalan los ríos Rawson, Gaiman, Rincón de Santa Cruz o Corral Charmota. ( Anexo: Mapa histórico “Expediciones al Lago Nahuel Wapi (1881); a Los Andes (1882 – 1883) y al interior de la Patagonia (1883 – 1884) [446])

3. Primer gobierno republicano (1810 – 1833)

El primer gobierno republicano se instauró en argentina en mayo de 1810. Se adoptaron diversas medidas de carácter militar, político, social y económico tendientes a consolidar la República. La política gubernamental en los albores de la República Argentina se caracterizó por promover una relación de entendimiento con los indígenas a fin de evitar sus incursiones en los asentamientos criollos, particularmente de aquellos localizados en las inmediaciones de la capital. Sin embargo, en la práctica estas buenas intenciones no prosperaron y, en particular, las medidas legislativas sólo tendrán aplicación para los indígenas de las zonas interiores y no para los indígenas del Pewlmapu, localizados en la Pampa y Patagonia.

Entre las medidas más relevantes adoptadas en la época resaltan:

4. La guerra ofensiva: las campañas del desierto (1833 – 1885)

En los albores de la República Argentina se registran dos campanhas militares de relevancia que culminan al Desierto. Una de Rosas y otra de Rocas. Estas expediciones militares tienen por objeto someter a las Ayjarewe mapuches que acechaban las haciendas de San Luis, Mendoza y Buenos Aires y apropiarse de su territorio. Lo que caracterizó la estrategia militar de las denominadas campanas del desierto fue el exterminio de los mapuches y en general de todos los pueblos indígenas localizados al sur del río IV.

4.1. Expedición de Rosas

En 1832, coincidiendo con el último año de su mandato, Rosas somete a la aprobación del parlamento su proyecto de expedición al Pwel Mapu. Se consigna dentro de los objetivos específicos de la incursión programada por Rosas al territorio Mapuche extender la frontera hasta el río Negro.

Juan Carlos Walter, aludiendo al plan de Rosas, escribe: “El mismo consistía en una amplia ofensiva a llevar en un frente de 400 leguas desde la cordillera hasta el Atlántico. El primer objetivo sería alcanzar el país de las manzanas[447] (Neuquen) y allí esperar a que el ejército chileno arrojase a los indios al este de la cordillera, para entonces batirlos y librar a ambos países de su enemigo común” (Walter, 1970: 191)

Las palabras pronunciadas por el autor antes citado no pueden ilustrar de mejor manera el espíritu de la época y las intenciones de Rosas. La estrategia permitiría avanzar en tres frentes: por el frente este, desde la cordillera, atacarían las huestes chilenas al mando del General de Fronteras Manuel Bulnes. Tropas de las provincias de Cuyo y del interior, al mando del General Juan Facundo Quiroga, se desplazarían desde la Pampa Central hacia el Sur, hasta alcanzar el río Colorado. En tanto que, el General Rosas se desplazaría desde Buenos Aires para reunirse con las demás huestes en el río Colorado, desde donde asolarían los Ayjarewe mapuches que habitaban los valles de los ríos Colorado y Negro.(Walther, 1970: 191 – 192)

Para coordinar la acción del ejército chileno el Ministro de Relaciones Exteriores de la República Argentina, Vicente Maza envió a su homólogo chileno una nota, fechada el 6 de abril de 1833, que expresaba lo siguiente:

Sería convientísimo al más favorable y breve éxito, que Chile anticipase al mes de diciembre su cooperación lo más rápido posible que el tiempo diese, internando su fuerza hasta los ríos Neuquen y Negro, pues por este tiempo deben obrar por ellos las de esta República.” (Walter, 1970: 192)[448]

Un primer intento de llevar adelante el plan fracasa. Chile se encuentra impedido de colaborar pues la guerra con los mapuches en la vertiente occidental de la cordillera de la costa, territorio de los Fütalmapus mapuches wenteches, naüqche, lafkenche y Pewenche, entre los ríos Bío Bío y Toltén, no ha sido dominado por el ejército chileno. Facundo Quiroga, no secunda la campana. Cooperan con Rosas José Félix Aldao, al mando de las fuerzas militares provenientes de Mendoza, y José Ruiz Huidobro, al mando de las filas de San Luis, estos últimos desisten de sus intentos y fracasan en su intento de alcanzar el río Colorado.(Roux, 1984: 112: Walter, 1970: 192 - 209)

El plan se llevó a cabo con posterioridad a que Rosas abandonara el gobierno. Lo acompañaron en su misión los Oficiales Ángel Pacheco, Manuel Delgado, Martiniano Rodríguez, Juan Miranda, Pedro Ramos y Leandro Ibáñez. (Roux, 1984: 112). Concurrieron como auxiliares de la expedición los caciques amigos Catriel, Cachul, Llanquellen, Fracaman, Reilet, Cayapan y otros con 600 lanzas (Walter, 1970: 215). Su intención expulsión y destrucción de los ayllarewe de los caciques Chocori y Quinigual, localizados entre el río Colorado y Choele – Choel (Walter, 1970: 193).

La Misión de Rosas fue autorizada por Decreto del 28 de enero de 1833. El avance de Rosas hacia el Pwel Mapu se inició el 22 de marzo de 1833. (Walter, 1970: 214)

Los resultados de la expedición fueron los siguientes:

Se establecieron acuerdos con los ayllarewe Voroganos, en particular con los caciques Rondeau y Canuiquir, haciéndolos romper sus alianzas con los hermanos Pincheira[449] que asolaban la zona de Cuyo.

A su paso Rosas y sus hombres sembraron el terror y la destrucción. Toda la fuerza de esta expedición militar cayó sobre los caciques Chocorí, Cayupan, Yanquemán y Paynen, cuyos Ayjarewe fueron terriblemente diezmados. Los Ragkülche fueron dispersados y sus principales Caciques liderados por Yanquetruz lograron escapar del enemigo y refugiarse en el territorio Mapuche de los Fütalmapus Naüqche, Wenteche y Pewenche, por donde transitó.

En estas condiciones de amedrentamiento, se pactó la paz en el Pwel Mapu. Concurrieron al tratado de paz, los indios Vorogas, Pampas y Tewelche.

En virtud de dicho tratado los indios se comprometían a mantenerse dentro de sus propios territorios sin cruzar nunca la frontera, ni entrar sin permiso en la provincia de Buenos Aires. Obligabánse a prestar contingentes militares cuando se les pidieran y a mostrarse pacíficos y fieles. (Roux, 1984: 113)

Se desplazó la frontera de la provincia de Buenos Aires. Sin embargo, no hay consenso entre lo tratadista hasta donde se desplazó la frontera producto de esta incursión. Según Walter, se extendió la frontera oeste y sudeste de la provincia, en 2.900 leguas cuadradas, la que se estableció por el oeste de Bahía Blanca, Médano Redondo y Carmen de Patagones (Walter, 1970: 235). Para Florencio Varela, en cambio, “... la línea de guardias que hoy [1845] forma la frontera está reducida a lo que era al empezar el siglo: Fortín de Areco, Guardia de Luján y el Monte; el primera ... a menos de 35 leguas de Buenos Aires, y el último no dista 30 ... ésa la seguridad que Rosas ha procurado a las propiedades rurales y esa la extensión que ha dado a las fronteras”. “Todo el resto de la provincia está en poder de los indios.” (Roux, 1984: 114)[450]

Tras la expedición de Rosas se convino un período de paz que duró hasta 1852. La paz impuesta por Rosas tuvo permanentes sobresaltos. Ya en abril de 1834 el gobierno de Chile comunicaba a su par en Buenos Aires que unos dos mil indios del sur del Bío Bío habían resuelto trasladarse en los meses de marzo y abril a las pampas de Buenos Aires, para hacer sus acostumbradas correrías e informaba que el General Bulnes “... pensaba hacer destinar al otro lado de la cordillera un destacamento para que en unión de los Indios aliados los ataquen y destruyan a su regreso.” (Walter, 1970: 259)[451]

El temor que despertó en las autoridades Bonaerenses el comunicado chileno dio lugar a un período de múltiples tratado con la autoridades tradicionales Voroganas, Pampas y Ragkülche, otorgando todo tipo de dádivas a los caciques para mantener la feble paz. Esta situación se mantuvo hasta 1852.

4.2. Expedición de Roca

Tras la caída de Rosas, 1852, la resistencia Mapuche en el Pwelmapu continuaba. Mantenía condiciones de belicosidad los siguientes Ayjarewe:

Los Ayjarewe al sur del río Neuquen mantenían la integridad de sus territorios por lo que conservaban su neutralidad ante las autoridades republicanas.

Se sucedieron diversas incursiones al Pwelmapu pero ninguna logró someter definitivamente a los Ayjarewe Mapuches, a pesar de que poco a poco fueron debilitando la fuerza de la resistencia.

En 1875 el general Julio Roca manifiesta su pensamiento aludiendo precisamente a la campaña de Rosas: “ A mi juicio, el mejor sistema para concluir con los indios, ya sea extinguiéndolos o arrojándolos al otro lado del río Negro, es el de la guerra ofensiva que fue seguida por Rosas que casi concluyó con ellos...” (Walther, 1970: 239)

Crece el interés por la tierra y se hace indispensable desarticular el intercambio comercial que desde tiempos inmemoriales se viene dando entre el Pwel Mapu y el Gulu Mapu. En 1876 el General Roca exponía en el diario La República fundamentando su estrategia:

No solamente ofrecerá esta operación grandes beneficios para el país por los riquísimos campos regados por los numeroso ríos y arroyos que se desprenden de la cordillera, y que se ganaría paran para la provincia de Mendoza o para la Nación, sino por las ventajas que reportaría para la seguridad de nuestras fronteras actuales, el hecho de interceptar y cortar para siempre el comercio ilícito, que desde tiempo inmemorial hacen, con las haciendas robadas por los indios, las provincias del sur de Chile, Talca, Maule, Linares, Nuble, Concepción, Arauco y Valdivia.

En épocas normales, en que no se tienen en cuenta las grandes invasiones como las realizadas últimamente, que aumentan considerablemente la exportación de ganados a Chile, se calcula la cifra del ganado de nuestras provincias en cuarenta mil cabezas al año, cuya mayor parte las venden los Pewenches, que viven en perfecta paz y armonía con la República chilena, recibiendo en cambio, en especies, un valor de dos o tres pesos fuertes por cabezas.

Algunas personas que han vivido en las fronteras chilenas me han asegurado que algunos de los prohombres de aquel país que tienen o han tenido establecimientos de campo en aquellas provincias, no han sido extraños a este comercio y debe a él sus pingues fortunas o el considerable aumento de ellas.
Abrigo la convicción de que, suprimido este mercado que hace subir o bajar la hacienda en Chile, en proporción a la importancia de los malones a Buenos Aires y otras provincias argentinas, se quitaría a los indios el más poderoso de los incentivos que les impulsaba a vivir constantemente al acecho de nuestra riqueza, al mismo tiempo que se impediría a Namuncura y a Catriel recibir de sus aliados de la cordillera refuerzos tan considerables como el que les ha traído el cacique Renque, que ha venido con dos mil de los suyos y ha tomado parte en las invasiones de los tres arroyos, Juárez, siendo él, según noticias que he tenido, por conducto de Mariano Rosas, el que prestó combate a Maldonado. Casi todos los caciques de estas tribus acuden al llamado de las autoridades chilenas, y el principal de ellos, Feliciano Purran, que tiene su residencia en Campanario, doce leguas al Sur del Neuquen , que se titula gobernador y general y, además, muy rico, recibe sueldo del gobierno chileno, para hacer respetar los intereses y las vidas de sus ciudadanos. Otras veces arriendan sus tierras, y los ganados chilenos suelen vivir largas temporadas entre ellas, sin que sufran sus intereses. Se calcula que solo en esta parte se invernan en los potreros naturales que forman la Cordillera, de 20 a 30.000 cabezas anualmente...” (Walter, 1970: 429)

El plan de Roca era eliminar primero los Ayjarewe localizados entre los ríos Negro y Neuquen y avanzar la frontera hasta dichos ríos dominando en territorio. Para llevar adelante el plan de Roca el Ejecutivo, con fecha 14 de agosto de 1878, elevó un mensaje al Congreso Nacional y un proyecto estratégico que proponía el traslado de la frontera Sur de la Republica hasta los ríos Negro y Neuquen en cumplimiento de la Ley 215 de 13 de agosto de 1867.

Mientras se discutía este plan, Roca ordenó a los jefes de frontera tomar la ofensiva contra los asentamientos indígenas cercanos a sus fortificaciones. Se adentraron en el Pwelmapu Racedo, Levalle y Villegas, quienes atacaron en repetidas oportunidades a los Ayjarewe Ragkülche, Voroganos y otro con completo éxito. Más de 4.000 indígenas cayeron prisioneros y se rindieron los caciques Pineda, Epumer y Catriel. (Roux, 1984: 118)

Avanzado el plan de Roca, éste firma un Tratado de Paz con los caciques Rosas y Baigorría.

En 1879, el Gral Roca emprendió la conquista. En 1880 hasta 1886, Roca asume la presidencia de la República. De 1879 a 1885 se produce una masiva matanza en el Neuquen. Los principales caciques son sometidos, el ultimo cacique en entregarse es Sayhueque quién dominaba los Andes y la Patagonia al Sur del río Limay.

Currihuinca – Roux, citando a Porcel de Peralta, escribe al respecto: En 1885 la resistencia y la guerra ha concluido. “ Se ha librado ya la última y desigual contienda. La definitiva sobre el vasto escenario de la pampa, en los valles del Neuquen... sólo quedan los sometidos. Los capaces, los rebeldes, los valientes han quedado tendidos en los campos. Testigos de su coraje las osamentas insepultas.” (Roux, 1984: 198)

El Inapiremapu o cordillera de Los Andes se constituyó en frontera de los Estados Nacionales de Chile y Argentina lo que segregó el territorio mapuche y rompió definitivamente la articulación entre el gulumapu y el pwelmapu.

VII. Conclusiones


El Estado chileno en sus orígenes se enfrenta a la existencia de territorios mapuche autonomos y sometidos.

El territorio mapuche autónomo, en el sector del Gulumapu, esto es al poniente de la Cordillera de los Andes, comprende 5,2 millones de hectáreas y se extiende desde el río Bio Bio entre Santa Bárbara y su desembocadura en el océano pacífco, y en la cordillera de los andes desde el norte de Antuco hasta la zona de Mariquina y Panguipulli. En este territorio independiente el Estado chileno no tiene jurisdicción territorial y su autonomía es reconocida en el Parlamento de Tapihue realizado en el año 1825, lo que otorga un estatus que aunque parcialmente, será reconocido hasta mediados del siglo XIX por medio de la ley de 1852 que crea la provincia de Arauco, y que señala como “territorios de indígenas”, al comprendido entre el río Bio Bio y el Tolten.

El territorio sometido durante el periodo hispano, es heredado por la naciente republica chilena y abarca la zona central o Pikinmapu, la región de Valdivia hasta el Seno de Reloncaví y el archipiélago de Chiloé, conocido también como Wijimapu.

En el caso del pikunmapu, los pueblos de indios del Norte Chico y Zona central de Chile creados bajo el imperio del dominio español entre las postrimerías del siglo XVI y fines del siglo XVIII. Este tipo de propiedad indígena subsistío hasta inicios de la república y la población mapuche que lo habitaba mantuvo el carácter de indígena debido al régimen social de castas y al sistema de protección de naturales que impero bajo el periodo español. También la resistencia de las comunidades contribuyó a la perviviencia de las tierras de estos pueblos de indios. El Estado chileno decreto por las leyes de 10 de Junio de 1823 y de 28 de Junio de 1830, que las tierras de los pueblos de indios debían ser mensuradas y regularizadas su propiedad, disponiendo que las “tierras sobrantes”, no ocupadas directamente o arrendadas, sean expropiadas y rematadas a nombre del Fisco, constituyendo la aplicación de estas normas un acto de expropiación a los indígenas. La aplicación de las mensuras, dio como resultado la reducción del patrimonio territorial de una centena de pueblos de indios y las dejó desprotegidas, al declarar la igualdad de derechos ciudadanos y favorecer la venta y libre enajenación de estas.

La acción del Estado chileno sobre los territorios mapuche automonos se caracterizó por los constantes intentos de ocupación a partir de la 1830, pero es la acción de los particulares la que inicia la infiltración del territorio mapuche, hasta el río Malleco en el valle central, Fütalmapu wenteche y naüqche y el río Lebu en el Fütalmapu bafkehche, sin que ellos implique que dichos territorios formen parte efectiva del territorio chileno.

El Estado chileno en los territorios mapuches sometidos busco constituir la propiedad indígena con el fin de deslindar la propiedad fiscal y particular. Aplicó las leyes de 10 de Junio de 1823 y de 28 de Junio de 1830 para mensurar de las tierras de los llamados “pueblos de indios”, que significaron la reducción y constitución de la propiedad mapuche en la zona central, y en el archipiélago de Chiloé. De estas mensuras solo se tiene conocimiento de los resultados obtenidos en Chiloé donde se mensuraron 27.545,6 cuadras, de las que se reconocieron 21.655,3 cuadras a los mapuche-wijiche y 5.890,3 cuadras se remataron por cuenta del Fisco. Además, el Estado, en Osorno efectuo una de las pocas acciones de reconocimiento sin restricciones a la territorialidad mapuche, entregando por la acción del Gobernador Político de Osorno en compañia del Comisario de Naciones, numerosos títulos de propiedad que reconocieron sin cuestionamiento las tierras jurisdiccionales de los Logkos, guilmenes y familias mapuche wijiche. Estos títulos conocidos como “Títulos de Comisarios” abarcaron una superficie aproximada de medio millón de hectáreas, incluyéndose los territorios de la Costa de Osron, Río Bueno-Pilmaiquen y Lago Ranco entre los años 1824 y 1832, además estas superficies incorporan los reconcimientos de títulos de comisarios otorgados en Valdivia entre 1834 y 1850. Con posterioridad a estas acciones de radicación, el Estado en las provincias de Valdivia y Osorno, no reconocio nuevas propiedades mapuches hasta iniciado el siglo XX, cuando la Comisión Radicadora de Indígenas extendio sus trabajos al sur del Tolten, primero a la provincia de Valdivia en el año 1900 y luego, en el año 1906, a la provincia de Llanquihue que incluía Osorno, y entrego los títulos de merced, los que a diferencia de los Títulos de Comisarios, sólo reconocieron pequeñas porciones de tierras ya que su función era la de reducir las tierras mapuche a la mínima expresión.

La acción del Estado chileno, durante la segunda mitad del siglo XIX en los Fütalmapus de la Araucanía, se orientó a ocupar militarmente el territorio mapuche autónomo, complementando de esta manera la acción de los chilenos que habían emprendido la infiltración de la frontera mapuche al sur del río Bio Bio.

La ocupación militar sobre los Fütalmapus de la Araucanía fue una desición tomada por el Estado chileno, y el Congreso Nacional dictó leyes especiales para el reparto de las tierras a ser ocupadas entre el río Malleco y el río Tolten, aprobo el financiamiento de las operaciones, el uso de medios y fuerzas militares, la fundación de ciudades y pueblos, y la confiscación del territorio mapuche, obteniendo el Estado chileno cuantiosos ingresos con la subasta de más de un millón de hectáreas que formaban parte del patrimonio mapuche.

La ocupación militar chilena, tuvo como efecto, el desplazamiento de población mapuche desde los territorios bajo operaciones militares. Zonas de despeje de población mapuche se ubican principalmente en el territorio wenteche o arribano, entre los ríos Malleco y Cautín, Fütalmapu en el que los Ayjarewes quedaron reducidos a muy pocas comunidades.

A su vez en los territorios bajo infiltración, entre el río Bio Bio y el río Malleco y entre el río Bio Bio y el río Lebu primero y después hasta el río Tirua, el Estado favoreció la constitución de la propiedad particular y, en la práctica, dejo en el desamparo a los mapuche, favoreciendo igualmente el despoblamiento indígena de estos territorios. En la sección territorial comprendida entre el río Tolten y Mariquina-Panguipulli, que formaba parte de la provincia de Valdivia, el Estado dejo en manos de los usurpadores de tierras, la constitución de la propiedad particular, empresa en los que los chilenos y colonos alemanes ocuparon diversas formas de violencia anti-indígena para apropiarse de las tierras, provocando el despoblamiento de importantes áreas territoriales y la migración obligada de familias mapuche a zona alejadas de la cordillera para colocarse a salvo de la acción de los usurpadores, concentrándose los desplazados en la zona de Villarrica, Pucón, Curarrehue y Panguipulli.

La constitución de la propiedad particular en las zonas de infiltración del territorio mapuche autónomo y en los territorios sometidos al sur de Mariquina, Valdivia y Osorno, se caracterizo por el engaño, la violencia y la usurpación. Los testimonios de autoridades del Estado chileno, -Intendentes, Gobernadores, Protectores de Indígenas, Misioneros y los propios considerandos de algunas leyes aplicadas a indígenas- constituyen confesión de parte, que permiten caracterizar la constitución de esta propiedad particular como ilegitima y fraudulenta, pero que después de un tiempo, el propio Estado a través de dictamines judiciales, de la Ley de Propiedad Austral y de otras disposiciones ayudo a sanear, consolidando los actos de usurpación de las tierras mapuche.
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El reparto territorial del ex territorio mapuche autónomo contempló la entrega de grandes concesiones a empresas de colonización, el remate de gran parte de las tierras que dio origen a la propiedad latifundiaria de la araucanía, la entrega gratuita de parte de las tierras mapuche confiscada a colonos chilenos y extranjeros, repatriados del neuquen y militares que sirvieron en la Guerra del Pacífico. Finalmente a los mapuche se les radicó en pequeñas porciones de tierras y se les redujo a una decima parte del territorio original, mediante la entrega de títulos de merced con una muy baja disponibilidad de tierras por persona, que con el pasar de los años se transformaron en propiedad mapuche minifundiaria.

La radicación de los mapuche con títulos de merced fue un acto que estado dispuso con el fin de reducirlo a porciones de pequeñas extensiones de tierras, en total en todo el territorio comprendido entre el río Bio Bio hasta el seno de Reloncaví, la superficie total fue de medio millón de hectáreas, que repsenta un bajo porcentage del territorio total.

Concluída la radicación en el año 1929, alrededor de una 30 mil mapuche quedaron sin tierras, razón por la cual, el Estado siguió radicando en tierras fiscales disponibles entregando títulos gratuitos hasta el año 1972, la mayoría de estos del tipo individual y que alcanzaron a una superficie de 46 mil hectáreas.

El Estado chileno con posterioridad a 1930, favoreció la división de los títulos de merced y la usurpación de tierras dentro de estos, al autorizar la venta de cientos de hijuelas y derogar 59 radicaciones con títulos de merced. Fueron los Juzgados de Indios los que ayudaron eficazmente a la perdida de las tierras indígenas, y se transformaron en organismos inoperantes para defender los intereses mapuches, constituyendose en herramienta que utilizaron los particulares para sanear las usurpaciones de tierras en los títulos de merced. A principios de la década de 1970, los abogados del Instituto de Desarrollo Indígena calculaban en cien mil a 150 mil hectáreas las tierras faltantes en los títulos de merced, las que se encontraban usurpadas por particulares bajo la modalidad de ocupaciones de facto que se hacían los dueños de fundos colindantes, por la enajenación forzada de hijuelas a nombre de particulares y la usurpación directa de parte o la totalidad del título de merced.

La reforma agraria, si bien fue una ley pensada para favorecer a los inquilinos de los fundos expropiados, constitituyo en el territorio mapcuhe una herramienta que ayudo a restituir tierras usurpoadas a las comunidades mapuche y a la vez ampliar las que hasta esos años tenían como disponibles, siendo estas aproximadamente unas 250 mil hectáreas recuperadas entre el río Bio Bio y el sur de Chiloé. Sin embargo, el Golpe de Estado de 1973, vino a reducir las tierras que serían transferidas a los mapuches por la vía de la aplicación de la reforma agraría, ya que solo una porción de estas fueron parceladas para favorecer a los mapuche y el resto fue devuelta a sus antiguos dueños.

Tampoco, los mapuche pudieron gozar de la versión original de la Ley 17.729 de 1972, que establecía mecanismos expeditos para restituir tierras usurpadas a las comunidades mapcuhe con títulos de merced. El golpe de estado la hizo inoperante para restituir las tierras faltantes a los títulos de merced, ya que fue modificada en el año 1979 por el régimen militar, reduciéndola a casi exclusiva función de división de las comunidades mapuche, para lo que se le cambio el quórum de la mayoría absoluta de la comunidad por la petición de un solo miembro.

La división de las comunidades bajo el régimen militar fue un acto compulsivo, se dividio la mayoría de las comunidades sin que hubiese existido petición de miembro de la comunidad. Las campañas del INDAP-Dasin fueron exitosas bajo un clima de dictadura, donde la comunidades debían obedecer a los mensuradores como representantes de la “autoridad” -el Estado- que había impuesto un clima de terror en los campos, avalado en la represión y persecución de dirigentes y organizaciones, la restricciones de las libertades publicas, y en el control militar y de carabineros de los territorios. Es por ello que muchos de las divisiones de las comunidades mapuche no contaron ni siquiera con los establecido por la ley, fueron divisiones ilegales y sirvieron para consolidar las usurpaciones de particulares sobre los titulos de merced, pues las diferencias entre las superficies originales y las remensuradas desfavorecieron a los mapuches en las regiones VIII, IX y X, ya que a los a las tierras originales de los títulos de merced le faltaban más de treinta mil hectáreas.

La división de las comunidades también significó que miles de mapuche quedaran sin derecho a las tierras, al mensurarse hijuelas solo a quienes se encontraban presentes al momento de efectuarse la división y al resto solo se acordo el pago de sus derechos a las tierras tasados de acuerdo al avaluo fiscal de las tierras y para la proporción de tierras que les podría haber correpondido, lo que represento una compensaciones monetria ridícula, la que solo fue pagada cuando el interesado la reclamó.

En la actualidad los mapuche buscan la recuperación de todas las tierras usurpadas en los títulos de merced, la de los titulos de comisarios, las recuperadas durante la reforma agraria y también las tierras ancestrales fuera de los títulos de merced y que les permiten exigir la recuperación de fundos completos para reconstruir su antigua teritorialidad y resolver los problemas de pequeñas porciones de tierras disponibles que no permiten el “küme Mogen” o el vivir bien.

También como parte de las demandas territoriales, los mapuches reivindican el derecho a decidir que se hace en el territorio que les pertenence y oponerse a los proyectos que afectan su patrimonio, como ha ocurrido con los proyectos impulsados por el Estado para favoracer a los particulares, referidos a la construcción de la Central Hidroeléctrica Ralco, el By Pass de Temuco, y la Carretera Costera que atraviesa la VII, X y X regiones por tierras mapuche.

En el Pwelmapu, actual Republica Argentina, que corresponde al territorio comprendido originariamente entre el río IV y Diamante por el Norte, el río Salado por el Este, el río Colluncura por el Sur conocido como río Negro y Neuquen y la Cordillera de los Andes por el Oeste, se constituyó un espacio fronterizo de dominación Mapuche, donde la cordillera de Los Andes actuaba de eje articulador entre el Gulumapu y el pwelmapu. En este espacio territorial se consolidaron los ayllrewes Pewenches (serranos), Rankülches, Voroganos y Wijiche (manzaneros) que vivían en permanente contacto con los ayllarrewes localizado en la vertiente occidental de la Cordillera de los Andes que hoy corresponde a la República de Chile. A través de los pasos cordilleranos los Ayjarewe mapuches de uno y otro lado de la cordillera desarrollaban un promisorio comercio de ganado, tejidos y sal y entablaban alianzas bélicas estrategiacas destinadas a defender la integridad del territorio mapuches.

A partir de 1885, se produce el sometimiento definitivo del Pwelmapu a la República Argentina producto de la matanza realizada por las huestes militares de dicha República que concluye con la rendición del Cacique (wijiche – serrano) Sayhueque, quién es desplazado al sur del río negro, hacia lo que actualmente es la provincia de Chubut.

El sometimiento mapuche por las incipientes Repúblicas de Chile y Argentina, en 1883 y 1885 respectivamente y, posteriormente, la consolidación de fronteras a través de los tratados de límites entre ambas Repúblicas, segregaron artificialmente el territorio mapuche y rompieron las redes de intercambio y el flujo comercial entre los Fütalmapus mapuche allende y aquiende Los Andes.


[440] Walter, 1970
[441] Valera, Florencio: Rosas y las Fronteras de Buenos Aires. 1845”, en Id.: “Rosas y su gobierno”, 1 v. 271 p., Buenos Aires 1927. V. p. 36 – 40.
[442] Walter, 1970
[443] Walter, 1970
[444] Walter, 1970
[445] Walter, 1970
[446] Walter, 1970
[447] Territorio wijiche, donde se extendían los dominios del cacique Yanquetruz y, posteriormente, del Cacique Sayhueque
[448] Archivo General de la Nación – Sala 5 – Cuerpo 26 – Anaquel 5 – No 4.
[449] Montoneros de orígen chileno dedicados al pillaje que habiéndo sido declarados fuera de la Ley en Chile buscaron refugio entre los Ayjarewe voroga.
[450] Valera, Florencio: Rosas y las Fronteras de Buenos Aires. 1845”, en Id.: “Rosas y su gobierno”, 1 v. 271 p., Buenos Aires 1927. V. p. 36 – 40.
[451] Documento No 298, archivado en la División Historia del Estado Mayor General del Ejército.