Portada Anterior Siguiente Índice | 5. La sociedad mapuche al finalizar la colonia

5. La sociedad mapuche al finalizar la colonia


Como ya fuera señalado, entre el siglo XVII y la primera mitad del XIX, la sociedad mapuche sufrió transformaciones importantes respecto al periodo prehispánico. El contacto, primero a través de la guerra y después a través del comercio, transformó a la sociedad indígena, y también a la colonial criolla. Muchos mapuches, huyendo de la expansión hispana, comenzaron a refugiarse en la cordillera de Los Andes. Por otra parte, la incorporación de diversos elementos externos a ellos mismos fue modificando esta sociedad, convirtiéndola en ganadera, lo que también contribuyó a la expansión de sus fronteras allende los Andes. Se produce un proceso que ha sido denominado de “araucanización de las pampas”, que permitió controlar los pasos cordilleranos para así arrear el ganado desde el sector actualmente argentino. Esto provocó que el territorio ocupado por los mapuches tuviera una extensión trasandina[51].

Efectivamente, durante el siglo XVIII y sobre todo la primera parte del siglo XIX, hasta la década del setenta, los mapuches dominaron y ocuparon para sus actividades pastoriles, ganaderas, cazadoras, un territorio enorme, quizá el de mayor tamaño que un grupo étnico o pueblo indígena haya controlado en toda América. (Ver mapa Nº 22).

El ganado equino, vacuno y ovejuno se multiplicó rápidamente en la Araucanía. No mucho tiempo después del triunfo de Curalaba, los mapuches tenían más caballos que todo el conjunto del ejército español. En el proceso de cuidado y reproducción del ganado, los mapuches, en busca de pastos y animales para comerciar, se fueron internando en la cordillera de los Andes, intensificando las relaciones con la población pehuenche, y siguieron incursionando en las montañas hasta llegar a las pampas trasandinas, ocupándolas plenamente a fines del siglo XVIII. El viaje hacia y desde las pampas tenía una motivación principalmente económica: la búsqueda del ganado para su venta en la frontera con Chile central y también de sal.[52]
Estos viajes a las pampas han quedado en el recuerdo del Pueblo Mapuche. Eran tiempos de abundancia, se trataba de viajes preparados con anticipación. Se cambia la ruca por el toldo, en fin, hubo una serie de trasformaciones que han quedado en la memoria de los mapuches. En un estudio reciente, se sostiene que esta relación de los mapuches de la Araucanía con las pampas argentinas, pasó a formar parte constitutiva de la identidad étnica mapuche lo que es posible de comprobar por los significados que llegó a adquirir el viaje de los hombres hacia el Este. “Tal situación se puede percibir hasta los tiempos actuales en relatos orales de personas mayores. El recuerdo de los viajes a las pampas está adherido a la memoria mapuche y se expresa en la elaboración y uso de un corpus lingüístico específico para referirse a él[53].

El desplazamiento hacia las pampas fue un imperativo que se generó a partir de las presiones producidas por la guerra con los españoles, pues hasta antes del siglo XVII los contactos mapuches con dichas áreas habrían sido mínimos, sin embargo, una vez que se produce la consolidación de los viajes pampeanos, a través de numerosas rutas llamadas rastrilladas, la población mapuche de la Araucanía como de las pampas, consolida un espacio en el cual logra una armonía con la naturaleza, dependiendo sólo de los productos que logran producir y reproducir en esos entornos ecológicos. Se trata sin lugar a dudas de un territorio amplio y abundante en recursos naturales, ideal para la cría de ganado. De esta manera la sociedad mapuche experimenta cambios profundos en su estructura social. El cambio más radical, como fuera dicho, afectó la esfera económica, donde puede observarse la apertura del proceso productivo a nuevas áreas, a saber: la ganadería, la maloca -empresa de pillaje en busca de ganados ajenos, fundamentalmente hispano-criollo-, y el comercio. Estas nuevas actividades modificaron la división sexual del trabajo, pues el hombre mapuche centró sus actividades hacia el exterior, dejando las domésticas para el desempeño femenino. El mapuche durante el siglo XVIII es un maloquero y conchavador; es decir, se dedica a las malocas en distintas estancias fronterizas, ya sea del lado chileno como argentino, y después las comercia en los puestos fronterizos.[54] Las mujeres se dedican a las actividades domésticas, y son además las encargadas de tejer los ponchos que después se venden en las fronteras.

Otra consecuencia de esta expansión territorial de los mapuches y de su producción ganadera fue que, a partir de las nuevas relaciones económicas, se produce una transformación en su estructura social y política, lo que condujo a una creciente jerarquización social y centralización del poder político. Comenzó a generarse una marcada división social entre caciques -lonkos-, y guerreros -lanzas, conas-. Empezó a producirse una alta concentración de los ganados y conas, luchando por el control de los pastos -territorios amplios de talaje-. Unos pocos caciques fueron adquiriendo mayor influencia y mayor riqueza acumulada, y empezaron a formarse alianzas entre distintos lonkos, provocándose verdaderas formas germinales de centralismo político. Respecto a ello, “... la alianza entre los arribanos, pehuenches y pampas de Calfucura, dominaban las tres cuartas partes del territorio. Se había unificado el mando y el “Ñidol Lonco” era cacique tanto en tiempos de paz como de guerra... ”[55]. Se da una transformación de los caciques mapuches, de “Gran Hombre” a “Jefe”, puesto que ya no es en la guerra donde se basa el liderazgo político mapuche, sino en el área económica, especialmente por medio de la acumulación de un capital económico; en el área política, en los parlamentos con los españoles, y, a partir de un capital de información determinado por la posición central de los caciques en un campo de poder desde ahora bastante integrado, como por la constitución de amplias redes de alianzas políticas, matrimoniales y económicas con otros grupos indígenas. El “gran hombre” cuya distinción se realizaba sobre la base de sus habilidades guerreras es reemplazado por un ulmen que se lanza en una nueva competición económica y en hábiles negociaciones políticas[56].

En suma, durante el siglo XIX la sociedad mapuche es muy distinta a la que se observaba a la llegada de los españoles. La guerra, el comercio, transforman su economía, su estructura social y política y, en definitiva, modifican sustancialmente lo que había sido la sociedad antigua.[57] Sin embargo, y a pesar de los cambios que la afectaron, puede decirse que dicha sociedad al finalizar este periodo era abundante, rica en recursos, sin problemas de escasez. La prueba palpable respecto a la riqueza del Pueblo Mapuche queda reflejada en la adquisición de monedas de plata que se efectúa en el intercambio fronterizo. Dichas monedas fueron ocupadas para la confección de la platería mapuche; cuestión que, en términos económicos, no les reportaba ningún beneficio directo como alimentación o vestuario, por ejemplo.


[51] Tanto la profesora Teresa Durán de la Universidad Católica de Temuco, como el Profesor Rosamel Millamán de la misma Universidad insistieron mucho en la necesidad de que el informe señalara el carácter trasandino del territorio mapuche, la Dra. Durán incluso habló de "Nación trasandina".
[52] Zapater presenta documentación del siglo XVIII, donde soldados del ejército español del lado argentino se refieren a esta araucanización de las pampas argentinas: El capitán don José Bazán de Pedraza observaba y comentaba con respecto a los indios pampas de Argentina: “...que de poco tiempo a aquella parte se habían hecho de armas, que no han sido del uso de su nación, porque sus armas fueron bolas de piedra; usan lanzas y adargas, y tienen armas defensivas, como son petos de cuero y coletos y algunas espadas anchas: lo cual les ha procedido de la comunicación que tienen con los indios infieles guerreros (aucáes) de Chile, los cuales alentaban a los dichos pampas para que hicieran daño a los españoles”. Ahora bien el hecho de que los mapuches contaran con armas españolas da cuenta del estrecho contacto e intercambio que se dio en la frontera entre españoles y mapuches. Zapater nos dice que “... en los primeros decenios del siglo XVII el hambre empezó a cundir en las huestes hispanas. Los mapuches lanzaban sus caballos por la noche para que con sus cascos destruyeran los sembrados de trigo, maíz y cebada. La desmoralización en el campamento español llevó a los soldados a proporcionar secretamente armas a los indios a cambio de comida”. Zapater, Horacio. “La expansión araucana en los siglos XVIII y XIX”. En: Sergio Villalobos, Carlos Aldunate, Horacio Zapater, L. Méndez y C. Bascuñan. Relaciones Fronterizas en la Araucanía. Ediciones Universidad Católica de Chile. Santiago. 1982. pp. 90-93.
[53] Bello, Álvaro. “Nampülkafe: El viaje mapuche a las Pampas Argentinas o Puelmapu (siglos XIX y XX)”. En: Espacio de Convergencia. Primer y segundo encuentro de investigadores jóvenes. Museo Nacional Benjamín Vicuña Mackenna. Ediciones LOM. Santiago. 2001.
[54] León, Leonardo. Maloqueros y conchavadores en Araucanía y las pampas, 1700-1800. Ediciones de la Universidad de la Frontera. Temuco. 1991.
[55] Bengoa, José. Historia del Pueblo Mapuche... Op. cit.: 45.
[56] Boccara, Guillaume. “Etnogénesis mapuche...” Op. cit.: 449.
[57] Boccara sostiene que estos cambios observados a fines del siglo XVIII modificaron la percepción que los indígenas tenían de sí mismos y también de los otros. “... si en el tiempo inmediato a la conquista los reche (mapuches antiguos) definían su identidad en relación al rehue, ya para finales del siglo XVIII lo hacían en función de su pertenencia a una unidad macroregional y en oposición al huinca...” Todo esto, entonces, según el autor habría llevado a una identificación como conjunto más unificado, y no tanto como un conjunto de grupos dispersos y autónomos esto, a su vez, habría permitido que apareciera el etnónimo mapuche alrededor del año 1790, justamente “...en el momento que hemos registrado cambios notables en la organización sociopolítica y económica indígena... ”. Ibíd.: 457.