Los
Achachilas y la Veta de Plata
(Leyenda
de los cerros sagrados)
Una
noche que transitaba un arriero por el camino que sube al Cancharani, oyó
un estruendoso tropel de animales de carga, vino a su encuentro un indio que le
intimó a que se regresase, porque no podía seguir adelante, el
paso estaba obstruido y si insistía su muerte era segura, el arriero
retrocedió alguna distancia y acampó en un lugar cercano al
Cancharani; pero a cierta hora dominada por la oscuridad quiso cerciorarse de lo
que había ocurrido, se dirigió al sitio donde había
recibido la notificación y colocándose al costado del camino vio
desfilar una enorme cantidad de mulas cargadas de grandes bloques de plata que
transportaban hacia delante. Una de las bestias se embarrancó rendida por
el exceso peso de su carga, el arriero fue en su auxilio, y notó que el
animal se encontraba con una canilla rota, le descargó la plata que
llevaba, la que pesaba mucho, y señalando bien el lugar volvió
asombrado a su alojamiento; al día siguiente vino a buscar la carga y no
la encontró; la mula había desaparecido y sólo en el sitio
donde cayó estaba un saltamontes con una pata fracturada, que andaba
cojeando penosamente. El genio del cerro con el inmenso poder que posee
había transformado a todos los saltamontes de este lugar en mulas, con el
objeto de arrancar las riquezas que encerraba en su seno y trasladarlas al fondo
del Lago Titicaca.
Desde esa noche
asombrosa comenzaron a desaparecer las vetas que se encontraban en todo el
sector de Cancharani.